El infierno que sufrí durante 6 años de acoso por mi ex pareja y su familia.
El acoso procesal que sufrí por sus abogadas feministas, el silencio y la incomprensión de quien debía velar por mis derechos, el abandono a mi suerte y la de mi hijo por quien debía velar por él. Me sentí solo, toque fondo y aprendí a vivir con el dolor diario de la perdida de un hijo, robado por jueces y el propio sistema.
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