En los 21 años que Serrano lleva ejerciendo como juez, admite que se puede haber equivocado «alguna vez», pero no se arrepiente de «nada» en el caso que lo ha sentado en el banquillo y le ha supuesto una condena por prevaricación
SILVIA MORENO / Sevilla
Francisco Serrano, el titular del Juzgado de Familia número 7 de Sevilla, todavía no ha podido digerir la condena de dos años de inhabilitación impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) tras ampliar en un día y medio la estancia de un menor con su padre para que saliera en una cofradía de Semana Santa, alterando así lo acordado por otro juzgado.
Lo que la hace más llevadera es el apoyo que ha recibido de algunos jueces, que incluso se han ofrecido a abrir una cuenta para ayudarlo económicamente. Serrano cumple hoy 53 días suspendido de empleo y sueldo de forma cautelar. Desde que se inició el proceso, ha perdido diez kilos de peso y algo de salud, aunque sus ganas de regresar a la Judicatura siguen intactas.
Su abogado, Miguel García Diéguez, pone como condición para la entrevista que no se entre en los motivos del recurso que van a presentar ante el Supremo, ya que hoy los explicarán en una rueda de prensa.
Pregunta.– ¿Piensa que ha sido sometido a un juicio justo?
Respuesta.– Todos los juicios, en un Estado de Derecho, se tienen que entender como justos. Un procedimiento ha de contar con todas las garantías de audiencia, defensa y contradicción, y ni para la acusación particular ni para la defensa se puede decir que eso no haya ocurrido. El juicio ha sido justo, aunque la resolución final es injusta.
P.– ¿Ha sido entonces un juicio político, como algunos sostienen?
R.– No puedo entrar en esas consideraciones aunque tenga mi opinión. Es un terreno resbaladizo.
P.– La acusación particular planteó la recusación de los dos magistrados que finalmente le han condenado.
R.– La acusación particular planteó la teoría de la conspiración, en la que hay una conspiración del Consejo de Cofradías, la Hermandad del Silencio, mi juzgado, la secretaria, los funcionarios, el Decanato, la Audiencia Provincial y también Lorenzo del Río [presidente del TSJA y ponente de la sentencia que ha condenado al juez Serrano] porque ha participado en un instituto donde doy clases para conseguir el objetivo de perjudicar a una mujer y que esté separada de su hijo durante un día y
medio. Eso no deja de ser una teoría subjetiva de la conspiración que tendrá que analizar el Supremo.
P.– También habló de la amistad entre usted y un letrado que intervino en el procedimiento.
R.– Plantear así la amistad nos llevaría a que los jueces estudiaran en unas facultades especiales, exclusivas para jueces, y vivir en celdas de aislamiento para no tener contacto con el resto de la humanidad. En una plaza como Sevilla, el juez no podría ejercer pasados ciertos años porque conocería a los profesionales. Es una paranoia que parte de una presunción de mala fe.
P.– La sentencia sostiene que usted actuó al margen de las normas de todo procedimiento, con ligereza, de forma precipitada y con desprecio de la verdad.
R.– No lo comparto. La formalidad procesal queda totalmente supeditada a defender el interés del menor para evitarle un perjuicio. Eso es lo que dice la ley y como no hay un cauce establecido, es el juez quien valora en cada caso.
Espero que el Tribunal Supremome absuelva.
Con la ley en lamano, no puedo ser culpable
P.– Sabiendo lo que sabe ahora, ¿habría citado a la madre, al padre y a la Fiscalía antes de decidir?R.– No se puede decir, a toro pasado, cuando se tiene que decidir en cuestión de horas, lo que podrías o no haber hecho. Intenté garantizar que se cumpliera el interés del niño. Si me lo hubieran pedido meses antes, me habría dado tiempo a hacer encaje de bolillos, pero no fue así.
P.– Varias asociaciones feministas han cuestionado que no es razonable asociar el concepto de urgente
necesidad» con la asistencia de un niño a una procesión.
R.– Ese es su criterio. Afortunadamente, ellas no son magistradas. ¿Qué prevalece la libertad religiosa
del niño o el derecho de la madre a estar un día más con su hijo? Eso lo valoraré yo. Lo que no pueden hacer las feministas radicales es decirle a los jueces lo que tienen que hacer a través del Observatorio [del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)]. Si las dejaran, ellas ponían las sentencias. Entonces, la independencia judicial, a hacer puñetas y que nos digan qué tenemos que hacer los jueces en cada supuesto.
P.– Peligra entonces la independencia judicial.
R.– Es que está ocurriendo con el lobby del feminismo radical. La presión es horrorosa. No deje de poner una medida de alejamiento porque, como pase algo, te han hundido tu carrera profesional. El peor enemigo de la independencia judicial es el miedo y ellas juegan con el miedo para hacer presiones en el ejercicio de la jurisdicción de jueces y tribunales. Eso es intolerable.
P.– ¿Con la condena por prevaricación intentan acallarle?
R.– Por lo menos esos grupos radicales, seguro, es que lo han dicho. Las asociaciones de feministas han dicho que me tienen que condenar por lo que voy diciendo [sobre los efectos negativos de la Ley de Violencia de Género] y por mi ideología perversa, que es la de defender mi independencia.
P.– La sentencia subraya que lo condenan por el asunto del menor que salió en la cofradía, no por sus
opiniones. Derecho Penal de hechos, no de autor, afirma el fallo.
R.– No es normal que se diga eso en una sentencia. Es superfluo. Se presupone que se están juzgando los hechos.No es necesario decirlo.
P.– ¿Y por qué lo han hecho?
R.– No lo sé. A lo mejor han tenido la necesidad de decirlo a la vista de las presiones que también ha podido sufrir el tribunal.
P.– ¿Hay presiones al tribunal?
R.– Es normal. Los tribunales no vivimos en una burbuja. Yo he pretendido aislarme y, hasta que no saliera la sentencia, no hacer ningún tipo de declaración, precisamente para no participar en esas presiones al tribunal, por respeto y prudencia.
El TSJA ha podido sufrir presiones. Es normal, no vivimos en una burbuja
P.– Puede ser un precedente muy peligroso para toda la carrera judicial porque si el listón de la prevaricación se pone a la altura que han puesto conmigo, prácticamente todos los jueces de España habrían prevaricado. Si hay razones de amiguismo, todos los jueces tienen amistad con abogados y profesionales que intervienen en sus tribunales, y si es por razón de no estar de acuerdo por matices con una resolución, que incluso está confirmada por el órgano superior, pues eso crea un peligro enorme a la hora de que el delito de prevaricación pudiera abarcar situaciones que hoy en día son
impensables.
P.– ¿Qué espera del Supremo?
R.– Una absolución. Pero no es sólo queme crea inocente, es que, con la ley en lamano, no puedo ser culpable. No me pueden condenar por tráfico de drogas si el análisis de laboratorio dice que es polvo de talco. Y en mi caso, la Audiencia de Sevilla ha respaldado mi decisión.
P.– ¿Ha habido un excesivo rigor a la hora de sentarle en el banquillo?
R.– Si por cuestiones de matices, lo llevamos a la prevaricación, cada vez que tenga que dictar una resolución me va a temblar el pulso. Una justicia politizada no es justicia. Con la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985 sobre los nombramientos del Consejo, el ex magistrado Adolfo de Miguel publicó una obra titulada Jaque a la Justicia. Si no cambiamos, ahora estamos ante un jaque mate a la justicia, y quizá no soy el más indicado para decirlo, pero es el sentimiento que me han transmitido estos días mis compañeros jueces y magistrados.
P.– ¿Ha sentido la tentación de arrojar la toalla?
R.– Es duro. Me han abierto un expediente disciplinario, seis diligencias informativas... Pero seguiréhttp://www.juntadeandalucia.es/observatoriodelainfancia/oia/esp/descargar.aspx?id=277806&tipo=noticia
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