Según un importante estudio danés, los niños se desarrollan mejor en los hogares monoparentales masculinos que en los femeninos.
Un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales de Dinamarca Christoffersen, M.N (1998): Growing Up With Dad: A Comparision of Children Aged 3-5 Years Old Living with their Mothers or their Fathers (Childhood, 1998, vol. 5, nº 1, pp. 41-54)
En este estudio se comparó un grupo de hogares monoparentales encabezado por el padre con otro grupo de hogares monoparentales encabezado por la madre. En concreto, se entrevistó a 478 padres y 532 madres que convivían en hogares monoparentales con hijos de edades comprendidas entre 3 y 5 años.
A esos padres y madres se les hicieron diversas preguntas para evaluar la situación física y emocional propia y de los niños. En general, las respuestas permitieron constatar niveles más altos de bienestar y adaptación general en los hogares paternos. El nivel de problemas personales era más bajo en los padres que en las madres; el grado de bienestar de los hijos era mayor con los padres que con las madres; y las reacciones del entorno social eran más positivas hacia la paternidad que hacia la maternidad en solitario. En cifras, estos fueron los principales resultados:
Problemas personales:
Bienestar de los hijos:
- falta de autoestima (9% de los padres; 17% de las madres)
- problemas psíquicos que han requerido atención médica, psiquiátrica u
- hospitalaria (40% de los padres; 52% de las madres)
- síntomas de estrés psicosomático (37% de los padres; 54% de las madres)
Reacciones del entorno (personas encontradas por primera vez):
- castigos físicos (golpes con los nudillos, azotes, bofetadas o tirones de
- orejas), al menos en una ocasión (61% de los padres; 73% de las madres)
- castigos semanales (castigo físico, reclusión en su habitación o zarandeo,
- una o varias veces por semana) (17% de los padres; 24% de las madres)
- accesos de rabia frecuentes (24% de los padres; 34% de las madres)
También es digno de mención el hecho de que los padres (varones) favorecían más
- reacciones negativas del entorno (8% de los padres; 20% de las madres)
- reacciones positivas del entorno (71% de los padres; 33% de las madres)
el contacto del niño con el otro progenitor, como se pone de manifiesto en los
siguientes porcentajes:
- en el caso de los hogares primarios paternos, el porcentaje de niños en
- situación de custodia compartida ascendía al 58%;
- en el caso de los hogares primarios maternos, esa cifra se reducía al 38%;
- asimismo, la distribución equitativa del tiempo de conviviencia o “visita conjunta” (14 a 16 noches al mes) era notablemente más frecuente en el caso de los niños en hogares primarios paternos (16% frente a 4%)
- el balance favorable para los padres (varones) que ofrecen esas cifras se refuerza si se tienen cuenta que la tercera parte de los hogares paternos eran monoparentales por fallecimiento (14%) o incapacidad o ausencia de la madre (20%).
Entre las posibles razones que permiten explicar estos resultados, el autor comienza por mencionar el interés de los padres (varones) que tratan activamente de responsabilizarse en la crianza de sus hijos, ya que este tipo de padres parecen tener mejores condiciones para hacer frente a esas tareas de crianza. Por eso, el autor se pregunta hasta qué punto los padres que viven solos con sus hijos son representativos de los padres divorciados.
Sin embargo, lo que el estudio demuestra incontestablemente es que los niños tienen mayores niveles de bienestar cuando viven con un progenitor masculino que ha tratado activamente de responsabilizarse de ellos, hecho que por sí solo habla elocuentemente a favor de la custodia compartida, por lo menos en los casos en que el padre la solicite.
Otro factor que, según el autor, puede explicar la situación favorable a los hogares paternos es el mayor promedio de ingresos económicos de esos hogares, relacionado con la mayor especialización profesional de los varones entrevistados en comparación con las mujeres. Sin embargo, ambos grupos padecen altos niveles de desempleo: 30% las madres y 20% los padres.
Otra conclusión de gran importancia es que los hogares paternos, aparte de favorecer una mayor cantidad de los tiempos de convivencia del niño con cada progenitor (custodia y visitas), propician una mejor calidad de las relaciones: las madres tenían una relación mucho mejor con los niños cuando éstos vivían con el padre que en el caso contrario, según indican los siguientes porcentajes:
En el estudio también se ponen de manifiesto los prejuicios sociales existentes contra la capacidad de los varones para ocuparse de sus hijos. El 71% de los padres (varones) manifestó haber sido objeto de reacciones positivas por parte de las personas a quienes encontraba por primera vez, en comparación con el 33% de las madres, lo que refleja las expectativas sociales hacia las funciones de uno u otro sexo para con los hijos. Sin embargo, los resultados del estudio desmienten firmemente esa percepción negativa de la capacidad de los varones para ocuparse de sus hijos.
- el 14% de los niños que vivían con la madre habían perdido todo contacto con el padre;
- esa cifra se reducía al 6% en el caso de los niños que vivían con el padre.
Fuente:
http://www.cronicas.org/tgen_resumen.htm
Un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales de Dinamarca
http://www.cronicas.org/estudio_danes.pdf
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