18 de junio de 2011
La figura paterna ha cambiado.Ya no es simplemente el generador de los ingresos familiares, sino que además, comparte las labores del hogar con su esposa e incluso asume todo el rol cuando queda viudo o se separa.
Es común ver a padres jugando con sus hijos, divirtiéndose con ellos y disfrutando de los días festivos; dando teteros, bañando y cuidándolos, lavando platos, tendiendo camas, cocinando e incluso decorando su hogar.
Hay padres para todos los gustos y de todas las condiciones: amorosos, responsables. Padres que día tras día construyen laboriosamente la estructura de una familia moderna, con principios y con miras a aportar al país ciudadanos honestos y eficientes que logren dar el paso hacia una sociedad más justa para todos.
Este tipo de padre mantiene su figura de autoridad en frente de sus hijos dentro de un ambiente afectuoso y estimulante. Inyectan altas dosis de amor, pero también imponen reglas. Los enseñan a ser responsables en el ámbito familiar, con sus amigos y en la sociedad en general. Permiten que los niños crezcan con plena confianza en ellos mismos, y que sean independientes, creativos, adaptados socialmente, productivos y maduros.
Los casos en que el padre asume los dos roles: de papá y de mamá no son frecuentes y merecen un lugar especial de reconocimiento de la familia y de la sociedad.
Luchar y vivir
Jairo Fandiño Prada, ingeniero cucuteño, es padre de tres hijos: Marcela, Jairo Andrés y Manuela.
Hace 20 años quedó viudo. Su esposa Iliana Cárdenas murió en un accidente. Desde entonces le tocó asumir. Su hija menor quedó de sólo siete meses. Hoy ya es abuelo. Sebastián Figueroa Fandiño nació en Toronto, Canadá, donde sus padres, están especializándose en otorrinolaringología y urología pediátricas respectivamente.
“Marcelita, tenía 11 años cuando murió su mamá Iliana. Siempre ha sido muy responsable, seria y magnífica estudiante. Recuerdo con dolor que estábamos almorzando y me dijo: papá, hoy me desarrollé; yo me angustié y me entristecí, pero ella me tranquilizó y me contó que estaba preparada por su mamá y que todo estaba bien”.
“A pesar de las dificultades, siempre traté de que no desapareciera el núcleo de la familia: en la mañana ayudarlos a bañarse y vestirse, dar desayunos y dejar la bebé con su niñera donde mi mamá, quien ha sido mi apoyo en todo momento. Los recogía de su casa para almorzar y por la tarde, me dedicaba a sus tareas, comida, teteros, bañarlos y pasar un ratico con ellos antes de llevarlos a sus camas...”
Los años han pasado. En un segundo matrimonio con Carolina Mondragón llegó Simón, hoy de 13 años, con quien siempre ha sido cercano y amoroso, tratando de que no sienta la ausencia de su padre después de su separación.
“Carolina fue un apoyo muy grande, no es fácil atender tres niños que no son propios; he pasado mi vida dedicado a mis hijos y a mi familia; hoy que podría estar pensando en retirarme, por el contrario estoy comenzando nuevos proyectos: estoy solo, saqué a mis hijos adelante, y ahora Dios me da la oportunidad de tener otro espacio y disfrutar de una nueva etapa”.
Salimos adelante
Gerardo Lozano, bumangués, ingeniero de sistemas, quien asumió la crianza de sus dos hijos tras la separación de su esposa. “Yo trato de ser chévere con ellos; siempre les tomo en cuenta y les pregunto cómo se sienten, pero en el fondo sé que les hace falta la mamá; no les hablo mal de ella, por el contrario, les digo que deben acercarse y arreglar las cosas, pero ella los dejó y les ha dado mal ejemplo; además no les da explicaciones pues considera que no debe darlas, pero yo creo que es un mecanismo de defensa de su parte.
Además de su abandono nos quitó la casa; le firmé poder sobre la mitad que me pertenecía, para ayudarla en una dificultad. Yo trabajaba en Maracaibo y cuando venía a visitar la familia aparentemente todo estaba bien, pero las cosas no eran así. Fuera de la casa todo el día, no estaba pendiente de sus hijos y los dejaba hasta tarde en manos de familiares...”
Gerardo se esfuerza por atender sus necesidades y darles gusto dentro de sus posibilidades.
“En la casa se respira afecto y paz. Hacemos programas, cocinamos juntos, vamos al cine, compartimos los ratos libres con alegría y he dedicado mi vida a quererlos y a protegerlos; traen sus amigos y compañeros pues siempre son bienvenidos, y hay buen ambiente. Ellos están bien, y van saliendo adelante...”
Asumió desde temprano
Víctor Julio Villamizar, de 62 años, maestro de construcción, se casó con María Encarnación Galvis, quien enfermó de diabetes a los pocos años de casados.
Se levanta a las tres de la mañana para hacer el desayuno de todos y su almuerzo para irse a trabajar. Lleva a su esposa a la clínica, y a medio día la recoge la nieta menor en un taxi. “Tenemos una hija que vive con su esposo en un ranchito que le construí. Me dejó cuatro nietas que viven conmigo: ella las paría y yo las criaba”.
Vivimos todos juntos: María Encarnación, las dos nietas mayores, de 20 y 19 años respectivamente, ya casadas, sus esposos y sus tres hijos, el menor de una semana de nacido; las dos nietas menores de 15 y 13, que están estudiando, y yo.
Bienestar Familiar tiene la palabra
“No existe una estadística como tal de abandono de madres a sus hijos, ni del número de padres que reciben legalmente la custodia de sus hijos por este motivo, dice Yesenia Leal, jefa de comunicaciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, (ICBF). No es muy común.
Cuando se recibe una denuncia instaurada por el papá o por los vecinos de que no hay garantías de derechos para los menores, (casos de maltrato por parte de la madre o por su compañero, desatención, o falta de estudios), se comprueba la veracidad de la denuncia y de las condiciones reales en que vive el niño; luego se adelanta un proceso de mediante el cual el padre recibe legalmente la patria potestad sobre sus hijos. En el caso de que la madre quiera dejarlos con el padre, o si el niño toma esa decisión por no querer vivir con el compañero de la madre,
Bienestar hace sus investigaciones y comprueba si el padre es apto para tenerlo; de no ser así, recurre a la familia extensa, (abuelos, y tíos), tratando de no alejar al niño de su entorno familiar.
Es de resaltar que cuando se le quita a la madre la custodia sobre sus hijos, ésta debe responder por cuota alimentaria y acordar con el papá sus visitas y tiempo compartido con ellos.
No es frecuente, por lo que no está diferenciado en las estadísticas cuando el abandono es materno, pero algunas veces sucede. Existen padres que se dedican a querer y ayudar a sus hijos, y que son ejemplo para la sociedad.”
http://www.laopinion.com.co/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=375519&Itemid=91
No hay comentarios:
Publicar un comentario