Es el sentimiento de un leonés tras el caso de la madre pillada por denuncia falsa en una localidad de León:
"La palabra de un leones vale mas que su firma"
Eso me lo han transmitido mi familia toda de León menos me generación que ya nacemos en Madrid. Hasta el Tribunal Supremo reconoce este hecho en una sentencia histórica a cuenta de la compra/venta de ganado. Maldita sea esta mujer que denosta a quienes respetamos nuestros orígenes. A los cientos de miles de personas, a los que creo poder cifrar en millones de leoneses que hemos conseguido con nuestro hacer, con nuestro vivir que se supiera que un leones hace gala que su palabra valga mas que su firma ante notario. Maldita seas nos dañas como ni alcanzaras a entender nunca. Tan incuantificable daño, tan maña fabulación no tiene condena suficiente posible. Espero que los leoneses apliquen a esa familia el vacío social, les hagan transparentes y ni un humilde saludo reciban. Han mancillado el honor de todos nosotros y por ello sean peor que apestados y les haga insufrible convivir entre nosotros.
Miguel Rodríguez.
La verdadera víctima de este caso es Iván Rico González, un hombre de 35 y padre de un menor, sobre el cual se pretendía que no viese más a su hijo. Si no es por la gran labor de los agentes de la Guardia Civil encargados de investigar el caso, este hombre estaría aún en prisión.
La falsa denunciante es de Fabero (León), y denunció que la falsa violación sucedió en Bembibre.
Vanesa Gesto García urdió su farsa contra Iván con este relato: "Me raptaron. Me llevaron a la bodega de mi exnovio. Allí, él me desnudó. Sentí algo caliente abajo. Pensé que era semen. Después me di cuenta de que escocía. Me había echado pegamento en la vagina. Luego me dejaron abandonada. Busqué ayuda"
Dispuso del favor de los medios de comunicación para generar el miedo hacia el juez que en la primera denuncia que interpuso no consideró que la mujer corría riesgo alguno. Tan mal debió representar su papel que el juez no adoptó medidas, pues lo general es que los jueces dicten orden de alejamiento.
- "Me había echado pegamento en la vagina"
- "El día que le denuncié firmé mi sentencia de muerte"
- "Lo primero que me dijo cuando me vio fue: "¿Ves, reina? Ninguna pulsera te va a proteger a ti o a tu hijo"".
- Gracias al pegamento un hombre sale de prisión
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Los dos vídeos y el siguiente enlace son del caso de José Antonio Santos Barragán. Este hombre sí pasó por prisión. 11 meses encerrado en prisión provisional para luego ser declarado inocente. Otra mujer, otra madre que además ha anulado la relación del hijo con el padre, que obtuvo el favor de los medios de comunicación para verter sus mentiras y acusaciones contra un hombre inocente.
Vuelve a denunciar de nuevo la mujer condenada 2 veces por denuncia falsa
Fuente:
La mentirosa del pegamento
http://www.elmundo.es/cronica/2016/10/30/58146def22601d763a8b4580.html
La mentirosa del pegamento
http://www.elmundo.es/cronica/2016/10/30/58146def22601d763a8b4580.html
Fue a un 'chino' compró todo para simular un secuestro y violación. "Me echó pegamento en la vagina", gritó a los cuatro vientos.
Ahora están bajo sospecha otras siete denuncias que le puso, por las que Iván ha pasado 8 meses en prisión
"El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad" (Aristóteles)
Vanesa Gesto García urdió su farsa contra Iván con este relato: "Me raptaron. Me llevaron a la bodega de mi exnovio. Allí, él me desnudó. Sentí algo caliente abajo. Pensé que era semen. Después me di cuenta de que escocía. Me había echado pegamento en la vagina. Luego me dejaron abandonada. Busqué ayuda". Ese fue su relato de lo sucedido en las primeras horas del martes 18 de octubre. Con pequeñas variantes que fue relatando a la Policía, a distintos medios de comunicación, a la Justicia. Ya en su pueblo leonés, Iván era un apestado. Un maltratador. Desde que se habían dejado, hace un año, cargaba con siete denuncias por violencia de género. Por ellas, Iván, discapacitado visual, ha pasado ocho meses en prisión preventiva. Cuando salía de la cárcel, le volvía a acusar. El lunes 17, pocas horas antes, lo habían liberado. Horas después, ocurrió.
"Me había echado pegamento en la vagina". La versión de Vanesa, 36 años, natural de Fabero (León), se repitió en cada telediario. E Iván se convirtió en un indeseable pero en toda España. Otra vez al penal. La Guardia Civil puso a los mejores para resolver un caso que conmovía por la extrema violencia. Por la manera tan cruda de contarlo todo. "El día que le denuncié firmé mi sentencia de muerte", dijo en horario de máxima audiencia en Telecinco. Amoratada, con documentos en la mano. "Lo primero que me dijo cuando me vio fue: "¿Ves, reina? Ninguna pulsera te va a proteger a ti o a tu hijo"".
Tras la denuncia de la mujer, la Guardia Civil, en una labor minuciosa, exploró el territorio. Los agentes se dieron cuenta de que había cámaras en los principales escenarios descritos por Vanesa.
El jueves 20 de octubre, Iván Rico González (35) es enviado de nuevo a la cárcel de modo preventivo. Nadie le escuchaba. Su madre lloraba en casa. Su hermano argumentaba que, durante las horas en que todo pasó -según Vanesa-, Iván estaba durmiendo. De nueve a nueve. Que él daba fe. Por redes sociales los insultos se hacían cada vez más graves. "Me dijeron que mi hermano estaba muerto", cuenta Rafael Rico a Crónica. "Mi madre pasaba días y noches entre lágrimas. Y yo, que duermo al lado, no podía más. Iván nos decía que eso no lo había hecho él".
El hermano de Iván enseña al periodista el lugar "oscuro y sin luz" donde Vanesa decía que ocurrió la agresión. Es un trastero con salida a la calle, en las afueras de Bembibre. Dentro, se amontonan carritos de juguetes de cuando los Rico eran niños. Una Play Station, un televisor rojo, varios pósteres de Bruce Lee. Una escena del crimen muy naíf.
Los agentes, para verificar la denuncia, pidieron las grabaciones del Grupo Campolar, una empresa que está al lado, dedicada a las residencias de ancianos. Indagaron también en los posibles lugares donde el agresor debía de haber comprado los productos.
Y, de pronto, la farsa se derrumbó al contemplar las imágenes grabadas -en alta resolución- en un comercio chino. A las siete de la tarde del lunes 17 de octubre, aparece Vanesa comprando lo necesario para su propio secuestro: medias negras (para taparse los ojos), cinta adhesiva (para inmovilizarse), cuchillas (para lesionarse a sí misma). Y el pegamento. No había coartada posible. Obtuvieron hasta el ticket de la compra.
Más pruebas. Las cámaras que apuntaban al trastero de los Rico demuestran que nada pasó. Que el único coche que circuló entre la medianoche y las 4:30 horas en las inmediaciones era un camión de basura. Vanesa había denunciado que la habían llevado a ese lugar en "un coche negro de tres puertas". Que después del secuestro, que habían realizado dos cómplices de Iván, había aparecido él para torturarla. Nunca estuvo a esas horas en ese lugar.
Los investigadores también se sorprendieron por otro detalle. Vanesa contaba con un dispositivo GPS. Iván tiene una pulsera de localización que permite conocer si se acerca a ella a menos de 200 metros. Si se vulnera ese límite, emite una señal directa a la Policía. "No lo bajé porque durante el secuestro sólo había ido a pasear al perro", argumentó ella. Descubrieron que estuvo apagado, por propia voluntad, desde las 15:30 horas del lunes. El rapto, siempre según su versión, ocurrió a medianoche.
Para terminar de destrozar el relato de Vanesa, los investigadores acudieron a revisar una cámara de la estación de Adif de Bembibre. Cerca de donde ella aseguró que fue abandonada casi desnuda, vejada y herida, apareció el tipo de vehículo que la mentirosa describió. Pero no era de "los cómplices" de Iván. No. Era de Fernando Voces Abella, amigo de Vanesa, quien terminaría confesando que todo fue un montaje. Aseguró que fue ella quien organizó todo para que Iván pasara un buen tiempo en prisión. "La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad", reflexionaba Epicteto.
Todas las denuncias
Y fue Vanesa quien terminó en la cárcel sin fianza. "Por riesgo de destrucción de pruebas", a decir de Ignacio Santiago Candal Jarrín, magistrado del juzgado de instrucción número 5 de Violencia sobre la Mujer de Ponferrada. Puede ser condenada a entre seis y 24 meses. O más. Hay más denuncias de la mujer contra Iván Rico que aún esperan ser juzgadas. Las repasamos con Emilia Esteban, abogada de Vanesa hasta que se descubrió su embuste.
"La primera denuncia, en octubre de 2015, fue por una agresión en la calle, fue un testigo que denunció. Ocurrió en Fabero, localidad natal de Vanesa".
"La segunda se produjo por mensajes a través de WhatsApp. Todo tipo de textos agresivos y amenazantes". Es aquí donde comienza la labor de la letrada que la acompañaría hasta hace unos días.
"La siguiente se presenta porque la golpea después de salir de prisión. La lanza desde un murete de la iglesia. Por poco no muere. Había pruebas, entre ellas la ropa de ella, que nunca se analizó".
"La cuarta fue por mensajes a través de Badoo (la red social de búsqueda de pareja)".
"La quinta se presentó por una carta que le remitió Iván desde el centro penitenciario. Pero el centro explicó que de allí no salió. Sin embargo, en ella se habla de datos que ella no podía conocer". Esta carta fue publicada por distintos medios también. "Como que me llamo Iván que nunca vas a vivir tranquila", tituló El Norte de Castilla. "Cuando aparezcas muerta o loca en un psiquiátrico... tenías que haber muerto". Así en líneas y líneas cruentas y repletas de insultos.
La abogada continúa describiendo las acusaciones contra Iván Rico González: "La sexta denuncia fue porque amenazó con que le había dejado 'un regalito'. Se coló en su domicilio. Dejaría entre su ropa interior una nota con forma de pene y muy pegajosa. Vanesa intentó suicidarse tras ello. Todo supuestamente ahora".
"La penúltima se presentó cuando abandonó la prisión el viernes. Vanesa señaló que le habían ocupado su Hotmail. Le usurparon todas sus cuentas. El sábado a través de Facebook la amenazó de nuevo. Iván soltó esta frase: "This is the end". Amenazó a todos, incluso a mí y a su niño de 11 años de una relación anterior. Le detuvieron y le metieron en prisión". Otra vez.
Sale el lunes y el martes le denuncian por la monstruosa agresión, por secuestro, por el pegamento en la vagina y demás vejaciones.
"Yo siempre creí a Vanesa, por eso la defendí así. El miércoles pasado (26 de octubre), había convocada incluso una manifestación en su apoyo. Me siento humillada y engañada".
-Usted fue su abogada en todas las denuncias. Dijo que la defendería en las otras acusaciones, pero ahora se retracta...
-He tenido un tiempo de reflexión y ahora he cambiado de opinión. No puedo seguir. He perdido la confianza.
-¿Qué pasaría si las otras siete denuncias fueran falsas?
-Ese chico, Iván, habría pasado ocho meses en la cárcel injustamente. Le pediría perdón. Desde el fondo de mi alma. Con lo que ha pasado me siento traicionada.Se ha hecho un daño enorme a las víctimas de violencia de género -responde la letrada, resignada, hundida.
El prontuario de Iván se completa con dos denuncias más: la de una expareja, así como otra de un familiar. Ambas fueron retiradas pero han marcado su caso. "No es un ángel. No lo es", repiten desde el entorno de Vanesa.
Iván está parapetado con su abogado, Dionisio Terrón Vázquez. Prepara su defensa. "Esto no ha acabado. Va a sacar todo a la luz. Está reuniendo las pruebas para demostrar que no sólo la última denuncia es falsa, que todas lo han sido", dice su hermano Rafael, quien de vez en cuando busca con la mirada la tercera planta de su edificio. Allí está Esther, su madre, quien más ha sufrido con todo. La anciana rompe su silencio para decirnos, ojos enrojecidos, mas voz firme: "Cuando se sepa la verdad muchos van a pasar vergüenza.Hablará la Justicia. Han atacado a mi hijo sin pruebas". Cierra la puerta.
Hay una escena de su hijo Iván con ella. Él defendiendo su inocencia. La madre, viuda desde hace más de una década, escuchándole. Buscando creerle a pesar de las tantas veces que se lo llevaron esposado.
Distintas versiones
Iván, quien tiene una discapacidad visual de más del 70%, heredada de su difunto padre, cobra una pensión por incapacidad. "Ese dinero lo quería ella", dice el hermano. "Él la dejó porque la pilló comprando con su dinero cosas por internet".
La versión de ella es completamente diferente. Argumenta que cuando vivieron juntos, entre junio y octubre de 2015, se multiplicaron los ataques, de los que sería testigo incluso el hijo de Vanesa. "Siempre temí por mi vida", reitera ella. Gesto García, con estudios de técnica administrativa, está en el paro. Cobra una ayuda del Estado de 426 euros. Ha trabajado en limpieza de edificios y hoteles. También en geriátricos. Cuando fue descubierta en la farsa, al principio, lo negó todo. Después, pasó a una confesión parcial. Ahora se excusa en que lo hizo por miedo. Para evitar que Iván le siga haciendo daño.
Hay más aristas en esta historia. Iván tiene dos hijas de otra relación. "De nueve y 12 años y su exmujer no le deja acercarse", afirma Rafael Rico. "Le han arruinado la vida", concluye.
Otra víctima colateral es el hijo de Vanesa, de 11 años. A ella también se le imputa "abandono de familia". Ella lo dejó solo la noche que fingió el rapto y puede perder la custodia.
El reencuentro. Cuando Iván Rico regresó a casa, fue a por su madre y sus hermanos. "Por fin la han pillado", les soltó. "¡Por fin!". Ahora le queda probar que las otras denuncias son falsas. Y no es sencillo. "Hay seis tomos con su nombre en los juzgados", puntualiza la exabogada de Vanesa.
Ésta es la gran incógnita de este nauseabundo caso. "La simulación del delito está demostrada sin lugar a dudas. Fehacientemente", ha declarado el fiscal jefe de Ponferrada, Jacinto Villalvilla.
Ya lo único cierto es que quien fuera una nueva efigie contra la violencia de género, la que casi advertía de que iba a ser la muerta 35 del año, se ha derrumbado. Pase lo que pase, ya es la mentirosa del pegamento.
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