Ven muchas dificultades en ser autosuficientes
- La mitad aceptaría cualquier empleo y en cualquier lugar, aunque tenga un sueldo bajo
- El mismo porcentaje ve muy difícil comprar o alquilar una casa o formar un hogar propio
- La mayoría ve probable tener que trabajar en donde sea o marcharse al extranjero
- Frente a la crisis, están retomando los estudios que abandonaron la década pasada
Para los jóvenes poder estudiar ya es un privilegioLa generación que tomará las riendas del país en las próximas décadas es tremendamente pesimista ante el futuro de España. La crisis se ha cargado sus expectativas y les hace desconfiar y dudar de todo. ¿Brotes verdes? El 80% de los adolescentes y jóvenes de este país se muestra convencido de que tendrá que depender económicamente de su familia.
Así lo pone de manifiesto una investigación elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un think tank promovido por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) con la colaboración del Banco Santander y Telefónica.
El estudio, realizado tras entrevistar a 1.000 chicos y chicas de entre 18 y 24 años, saca conclusiones demoledoras sobre la que ya se denomina la generación perdida, jóvenes que se prepararon y formaron pensando que lo mejor de sus vidas estaba por llegar y que por la crisis se han visto condenados a una larga situación de precariedad sin que puedan hacer nada por remediarlo.
Según Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro, seis de cada 10 consideran muy improbable encontrar o mantener un trabajo que les guste en los próximos dos o tres años. La mitad de ellos ve "mucha dificultad" en ser autosuficiente económicamente hablando, conseguir comprar o alquilar una casa o incluso formar un hogar o una familia.
Así que se encogen de hombros y asumen que, cuando sean adultos, van a tener que vivir de sus padres. Y que tendrán que renunciar a una vida independiente. Y que tendrán incluso que renunciar a tener hijos.
'Sentimiento de autosacrificio'
"Existe en esta generación un sentimiento de autosacrificio. Hay una quiebra de confianza en el sistema que les hace sentir que las cosas nunca volverán a ser las mismas. Tienen una visión del futuro claramente desesperanzada", ha señalado esta mañana el sociólogo Eusebio Megías, director técnico de la FAD, durante la presentación de la investigación.
"Saben que la preparación es fundamental para tener un mejor trabajo, pero al mismo tiempo han experimentado que esta preparación no es ninguna garantía. Sufren frustración porque no les sirve de nada el esfuerzo que han hecho y eso les coloca en una situación de no saber qué hacer. No confían en nada, salvo en lo que les viene de su familia".
'Los jóvenes de esta generación sienten que sus hijos, si los tienen, vivirán peor que ellos'Así que se ha producido una fractura social, ese "mundo líquido" del que habla Zygmunt Bauman en el que nadie entiende nada. En el que han cambiado tanto las reglas del juego que las preguntas no tienen respuesta. No hay fórmulas, como antes, para que las cosas salgan bien. "Hace 15 años, la respuesta al contrato social era: 'Tú, joven, fórmate, que verás que mejora tu situación y tus hijos vivirán mejor que tú'. Ahora todo esto se ha roto. Esta generación siente que sus hijos, si los tienen, vivirán peor que ellos. Estamos en un cambio de época, hay un modelo que está en cuestión", ha proseguido Megías.
Al pesimismo -el 82% de los entrevistados cree que, en un año, España estará igual o peor que ahora- se suma el conformismo. El 48% de estos chicos está dispuesto a aceptar cualquier empleo, en cualquier lugar y con salario bajo, según los datos de la investigación.
De hecho, el 84% considera muy o bastante probable tener que trabajar en lo que sea; el 61% considera igual de probable tener que marcharse a buscar suerte en el extranjero y el 79% tener que estudiar más.
Vuelven a formarse
No en vano, si algo bueno ha tenido la crisis es que muchos jóvenes están retomando los estudios que abandonaron en la década pasada, tiempos de dinero fácil procedente del ladrillo. El 70% de los entrevistados tiene intención de volver a coger los libros y la mayoría cita como motivo "conseguir o mejorar el trabajo".
Son conscientes de que estudiar no les va a sacar del agujero en el que se encuentran, pero esto es intrepretado por Megías como un buen síntoma: al menos se están moviendo.
Así, el 53% piensa que, precisamente por la crisis, debemos prepararnos más para el futuro y casi la mitad apoya movimientos que propongan cambios profundos en el actual sistema económico, social, político e institucional. La mayoría responsabiliza de esta situación al Gobierno, a los partidos políticos, a los empresarios y a los banqueros.
¿Cómo serán estos jóvenes cuando se conviertan en adultos? ¿Dóciles y sumisos o impulsores de una gran transformación social? Eusebio Megías contesta que ésa es la pregunta del millón -el Centro Reina Sofía publicará en febrero otro trabajo que intentará responderla-, y apunta que, al menos, la implicación en política entre los más jóvenes ha subido 10 puntos en los últimos años.
"Hasta ahora, la juventud decía: 'A ver qué me va a dar a mí la sociedad'. Veían la sociedad como un gran bazar al que se le pueden pedir cosas. Ahora la gente debe empezar a pensar qué puede hacer para la construcción de esa nueva sociedad. Se produce una anticipación de la participación", ha reflexionado Ignacio Calderón, presidente de la FAD.
Quizá la crisis nos traiga otra cosa buena, además del mayor interés por la formación: una generación menos pasota, menos hedonista y más luchadora y consciente de lo mal que van las cosas.
Reunión de los lunes
jueves, 9 de enero de 2014
El 80% de los jóvenes asume que tendrá que depender de su familia
Jueves, 9 de Enero, 2014
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