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domingo, 16 de agosto de 2009

«Divorciarse bien significa pasar página y abrir otra etapa»


La experta considera necesaria una mayor educación para el divorcio. «Ya que la gente se separa, es mejor hacerlo de forma constructiva»
16.08.09 - ANE URDANGARIN
Ya que mucha gente se divorcia, por lo menos hagámoslo de la mejor forma posible. Es el mensaje que lanza la psicóloga clínica Sagrario Yárnoz, pensando sobre todo en los hijos de las parejas que se rompen. La profesora de la UPV dirige en la Facultad de Psicología del campus guipuzcoano el grupo Harremanak, cuyo último trabajo sobre el perdón ha sido publicado por la revista especializada Journal of Divorce and Remarriage.
- Algunas estadísticas hablan de que, más o menos, la mitad de las parejas se separan a lo largo de su vida. ¿Es posible sentirse bien después de un divorcio?
- Es posible y es necesario. Hay varias lecturas que se pueden hacer del tema. Algunas son algo alarmistas cuando, por ejemplo, se habla del número de divorcios, pero más que las cifras lo cierto es que hace unos años aquí había una manera de organizar las relaciones de pareja, que consistía en que alguien se casaba para toda la vida; aunque fuera bien, mal o regular, era para siempre. La idea actual es que uno puede tener varias parejas a lo largo de su vida. Creo que los americanos lo llaman monogamias sucesivas. Y eso puede tener importantes repercusiones.
- ¿En qué sentido?
- Podemos hablar del bienestar de la persona: es mejor que uno se sienta bien y enfrentarse de una forma constructiva al divorcio. Y por otra parte están los hijos, que suelen ser los convidados pasivos de la situación. Por las repercusiones que tiene para uno mismo y también para los hijos, es mejor divorciarse bien.
- El divorcio se suele vivir como un fracaso.
- Evidentemente, a uno no le toca la lotería cuando se divorcia. Pero llegados a un momento en el que se asume la necesidad de divorciarse, es mejor hacerlo de una forma positiva, que no condicione el resto de la vida de uno... La impresión que tengo es que hay personas que por su forma de ser, por su estilo relacional, por la rabia que les ha dado, del hecho del dolor del divorcio y del 'voy a fastidiar al otro' hacen un poco su motivo de vida. Y el problema más evidente es que los hijos entran en el lote. Hay personas que envían, mandan o dejan al hijo con el otro el fin de semana casualmente con la peor ropa, o se les olvida el cepillo de dientes para que se lo compre el otro... Estos detalles también amargan la vida de esos hijos.
- ¿Hay que prepararse antes de dar este paso?
- En países con mayor cultura del divorcio se preparan las cosas, se procura que los hijos no echen en falta una casa... Desgraciadamente, aquí todavía estamos lejos de esto. Y creo que es importante una educación en el campo del divorcio. Que las personas que estén pasando por ese proceso tengan información sobre esa situación, porque es una etapa de emociones contrapuestas y uno puede sentir rabia, decepción, enfado contra el otro, pero también echarle de menos... Es importante que uno mismo lo sepa y que los profesionales (psicólogos, abogados, asistentes sociales, profesionales de la educación que están con los hijos...) que tratan con personas en esa fase también lo sepan.
- ¿Cuáles son las claves de un buen divorcio?
- Últimamente en psicología se trabaja bastante el tema del perdón, entendido como algo beneficioso, no sólo para personas que han sufrido todo tipo de afrentas y ofensas, sino en el sentido de que significa pasar página. Hay personas que hacen del estar divorciado el leit motiv de su vida: han pasado cuatro o cinco años y en vez de gastar su energía en reorganizar su vida, se centran aún en cómo voy a fastidiar a la otra persona... Lo que hemos visto en la investigación es que lo contrario a 'cómo voy a fastidiar' es pasar página. Y en mi interior no tengo por qué pensar nada positivo de esa persona, pero no voy a estar enganchada a esa dinámica negativa. Paso página y abro otra etapa de mi vida. Una de las características de un buen divorcio es no estar enrocado en lo que ha pasado, sino abrirse a otras experiencias y pasar página. Tampoco colabora nada la actitud de 'esto no me importa y no me afecta', porque realmente es un trago que hay que pasar, un mal momento, pero hay que reconocer ese dolor, esa rabia... y ser capaz de pasar por ahí por ti y por tus hijos.
- ¿Qué más factores influyen en superar el trance?
- Hemos visto que influye el nivel sociocultural, y también el tener hijos: hemos comprobado que se adaptaban mejor al divorcio las personas con más hijos que con menos, probablemente porque los hijos suponen un apoyo para el padre o la madre divorciada. También influye un estilo de apego seguro, una forma de relacionarse con los demás en la que no eres muy dependiente de ellos...
- Hay que asimilar el divorcio...
- Hemos visto a personas, incluso a los dos miembros de la pareja, que tienen intención de separarse y vienen a buscar consejo acerca de cómo hacerlo, cómo decírselo a los hijos... Me consta que esas personas reaccionan mejor, lo superan mejor y para sus hijos es más fácil.
- ¿Cómo se le dice a un hijo que sus padres se van a divorciar?
- Depende de las edades. Hay que decirles la verdad, que sus padres se van a separar porque la relación no funciona, pero dejar claro al niño que va a seguir contando con una madre y un padre. Tampoco es cuestión de decirles que no va a pasar nada, porque sí va a pasar. A veces se les explican las cosas tan positivamente que casi parece que va a ser mejor, y tampoco es eso. Es cuestión de no mentirles ni de darles demasiada información, porque hay cosas que ni les interesa a ellos ni les afecta. De todas formas, lo que es malo para los niños, negativo, es el nivel de conflictividad que puede haber en casa entre los progenitores. Eso es lo malo, lo que tiene un coste psicológico tanto para los adultos como para los propios niños. Muchas veces nos encontramos con parejas que precisamente para no hacer daño a los chicos no se divorcian, cuando la conflictividad en casa es muy alta y realmente sí están haciendo daño.
- ¿Cómo valora el divorcio exprés?
- Ni soy jurista ni pretendo hablar de lo que no sé. Pero tengo la intuición de que facilitar este tipo de cuestiones casi es mejor. ¿Cómo vas a obligar a alguien a que siga un proceso que le va alargar la separación con alguien cuando puede que se esté tensionando más el conflicto? Pertenezco a la Asociación Española Interdisciplinar para el Estudio de las Interferencias Parentales. Los componemos jueces, abogados, mediadores, psicólogos... y estamos centrados en eso que se llaman las interferencias parentales, como el síndrome de alineación parental. A mí el nombre que se le dé me da igual, pero lo que es evidente es que hay progenitores que interfieren en la labor parental del otro, y nuestro objetivo es que esas interferencias se reduzcan al máximo. Hay jueces que colaboran con sus sentencias y su labor didáctica, y aunque habrá algunos que alarguen los procesos, los abogados que yo conozco son pro mediación; ellos mismos hacen muchas veces mediación extrajudicial y me atrevería a decir que hasta extraoficial. El objetivo es facilitar la coparentalidad: uno estará divorciado, separado o como sea, tendrá los sentimientos que sea hacia la otra persona, pero los dos son padres. Y cada vez se trabaja más ese enfoque.
- Algunas asociaciones reclaman que se generalice la custodia compartida.
- Es un tema muy conflictivo. Me doy cuenta de que en este momento la ley, de alguna forma con un cierto a priori da la custodia a las mujeres más que a los hombres, y esa coparentalidad no está aún a la orden del día como a mí y a muchos padres nos gustaría. Por supuesto, habría que analizar cada caso, pero creo que se da una injusticia respecto a los hombres. Hace años que venimos repitiendo que tienen que implicarse en la crianza de los hijos, y luego nos encontramos con la paradoja de que cuando ocurre un divorcio la relación de esos hombres con sus hijos se ve cortada. Eso me parece tremendamente injusto. Tanto que hablamos de la igualdad, nos olvidamos de ella en estos casos. Si el divorcio es un duelo, en el caso de algunos hombres es un duelo añadido, porque además de la pareja pierden a un hijo. Se pueden ver convertidos en algo accesorio, en alguien que cada quince días les lleva al McDonald's. Hablo de padre porque habitualmente es el padre quien está en esta situación, pero diría lo mismo si fuera la madre. Los niños tienen un capital social, y es que tienen un padre y una madre: cada cual cumple roles distintos, pero equivalentes, y los dos son necesarios.
- Dice que el divorcio es un proceso de duelo, de reorganización. ¿Hace falta acudir al psicólogo?
- Falta no hace, aunque hay personas a las que le puede venir bien. Hay que recordar que el divorcio es un momento vital fuerte, pero no una patología en sí. Muchas veces la adaptación al divorcio se mide analizando el nivel de ansiedad, de depresión... De alguna forma lo estamos patologizando. Por eso hemos creado un cuestionario donde se evalúan criterios relacionales, y se pregunta por ejemplo a un progenitor sobre cuántas veces pueden contactar sus hijos con el otro padre, si piensa mucho en su ex pareja... Hay parejas que solas se organizan muy bien, pero otras quizás necesiten ser acompañadas, lo cual no significa que sean más torpes que los demás, pero en un momento puede ayudarles ir al psicólogo. También hay quien precisa un lugar neutral donde 'soltar' todo lo que lleva dentro, la rabia, decir que su pareja es un tal por irse con otra persona... No te puedes guardar esas emociones y es mejor que se las cuentes a un amigo o a un psicólogo antes que a tus hijos. Esas emociones hay que expresarlas, hay que desahogarse, y uno tiene todo el derecho de despotricar contra el otro, pero no delante de los hijos. Y la consulta de un psicólogo puede ser un terreno neutral donde hacerlo
http://www.diariovasco.com/20090816/al-dia-local/divorciarse-bien-significa-pasar-20090816.html

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