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martes, 26 de enero de 2010

Lo que quería Lydia Bosch


Lydia Bosch presentó una demanda de divorcio y pidió que su marido le pagara 15.000 euros fijos al mes más otras cantidades. Éste se negó. Una semana después, ella lo denunció por abusos sexuales a su hija mayor y dijo que ella misma había sido maltratada.
El arquitecto Alberto Martín Caballero paga a su aún hoy esposa, Lydia Bosch, 7.500 euros mensuales, tal y como acordó un juzgado de Pozuelo de Alarcón (Madrid) el pasado mes de junio. La pensión está muy alejada de las pretensiones de la actriz, que pidió en su solicitud de medidas provisionales previas a la demanda de divorcio –a la que ha tenido acceso interviú– 15.000 euros al mes “en concepto de contribución al levantamiento de las cargas familiares y alimentos”. Para justificar esta suma, Lydia Bosch dio en el juzgado toda clase de detalles acerca de la relación con su marido, del trato de éste con sus hijos, de la situación laboral de uno y otro y del elevado tren de vida que llevaban el matrimonio y los niños mellizos fruto de su unión, plasmado en el desglose de gastos anuales que hemos reproducido a lo largo del reportaje.

Lydia Bosch presentó el escrito de medidas provisionales el 20 de abril, sólo una semana antes de acusar a su marido de haber abusado de la hija que la actriz tuvo con Micky Molina. Esta denuncia fue archivada el 8 de julio de 2009 por el Juzgado de Instrucción número 1 de Pozuelo de Alarcón –posteriormente la Audiencia de Madrid ha confirmado esa decisión– y Alberto Martín Caballero ha quedado eximido de cualquier responsabilidad. Antes, en el mes de junio, el juez encargado del procedimiento del divorcio calificó la denuncia de los presuntos abusos de “sospechosa”. El magistrado señaló en su auto “lo extraño que resulta que, conociendo la madre los presuntos abusos, cuando interpone la demanda de divorcio no sólo no se hiciera referencia, sino que se pidiera entonces el máximo de régimen de visitas para el padre”. Y la Audiencia Provincial de Madrid se refiere a “posibles móviles espurios en las declaraciones de la menor, dada la situación de conflicto matrimonial”.

En la primera parte del escrito en el que se plasmaban las exigencias económicas de Lydia Bosch se exponen las razones por las que la actriz quiere divorciarse. Para ello, se hace un recorrido de su relación con Alberto Martín Caballero casi desde el primer día: “Conoció al sr. Martín en 1998 con motivo de la visita a uno de los inmuebles que el demandado estaba construyendo. El sr. Martín estaba casado, (…) negándose mi patrocinada [Lydia Bosch] a mantener una relación con él hasta que no obtuvo la separación conyugal”. Fuentes cercanas a Alberto Martín aseguran, sin embargo, que el arquitecto estaba separado de su primera esposa desde 1997, un año antes de conocer a Lydia.
Cambios de carácter

En el escrito se habla del noviazgo de la pareja: “[Lydia Bosch] pudo comprobar los cambios de carácter del sr. Martín que no admitía ningún contratiempo, ni ninguna opinión distinta de la suya reaccionando en tales circunstancias con agresividad, habiendo llegado a golpear el parabrisas y el capó del coche en una ocasión en que doña Lydia le manifestó que no deseaba salir con él. Por ello mi mandante quiso romper la relación con el sr. Martín, si bien se reanudó ya que el demandado conseguía siempre doblegar la voluntad de mi patrocinada, a la que posteriormente pedía perdón. Lamentablemente [ella] se equivocó y contrajo matrimonio con él por amor”. En efecto, Lydia Bosch y Alberto Martín se casaron por lo civil el 11 de abril de 2001, y más de tres años después, el 24 de septiembre de 2004, repitieron por la iglesia.

El 23 de marzo de 2003, tras “un rígido tratamiento de fertilidad”, según el escrito, nacieron los hijos mellizos del matrimonio, un hecho que “no sirvió para cambiar el talante y el temperamento del sr. Martín, que con el transcurso de los años se ha hecho más distante, difícil y frío y con constantes faltas de respeto y consideración, lo que ha hecho imposible la convivencia familiar”.

El escrito de la abogada de la actriz catalana no ahorra detalles a la hora de hablar de la supuesta conducta de su esposo –“personalidad fuerte y autoritaria”, “extremadamente rígido y ordenado”– e incluso lo acusa de maltratarla psicológicamente a ella y a su hija mayor, “a la que humillaba y ridiculizaba al no obtener buenas notas en los estudios”.

Lydia Bosch asegura, a través del escrito de su abogada, que la relación entre los dos cónyuges es “prácticamente inexistente” desde el verano de 2007, pese a que ella, según dice, “ha intentado desesperadamente salvar su matrimonio, pidiendo a su marido cariño y comprensión”.

La exposición de razones por las que Lydia Bosch se quiere divorciar de su marido acaba relatando las supuestas amenazas e insultos que Alberto Martín vertió contra ella si tomaba la decisión de deshacer el matrimonio: “ha amenazado con quitarle los hijos” y “voy a pedir que te hagan un examen psicológico, estás enferma”. La actriz solicitó la guardia y custodia de los dos niños del matrimonio, aunque en el mismo escrito pidió “un régimen de visitas amplio a favor del padre, a fin de que los niños no pierdan la referencia de la figura paterna”.

Para solicitar la custodia de los pequeños –que el juez le ha concedido de manera provisional–, Lydia Bosch asegura que “dejó prácticamente todo para cuidar a los bebés desde que estos nacieron”. La actriz sostiene que desde el nacimiento de sus hijos sus apariciones profesionales han sido “prácticamente nulas”, aunque fuentes de la familia señalaron a interviú que, por ejemplo, Lydia Bosch rodó la serie Motivos personales, emitida con éxito en Tele 5, cuando sus hijos apenas tenían un año.

La demanda contrapone la figura de la mujer como madre abnegada y dedicada en cuerpo y alma a su familia a la de Alberto Martín, de quien dice que es un “prestigiosísimo arquitecto superior y empresario, por lo que su actividad es frenética”, si bien fuentes conocedoras del matrimonio señalaron que Martín solo trabaja por las mañanas. Pese a pedir para él un amplio régimen de visitas, su esposa dice de él: “Su agresividad, sus malos modos y en definitiva sus problemas psicológicos en modo alguno se compaginan con la tarea de educar, cuidar, amar y dar una formación integral a los niños”.

Tras pedir para ella y sus hijos el uso del domicilio conyugal –“un lujosísimo chalé dividido en varias plantas con una superficie de 688 metros cuadrados con dos piscinas, una exterior y otra interior”–, la abogada de Lydia Bosch hace una pormenorizada descripción de la situación económica y laboral de los dos cónyuges y del elevado tren de vida que mantienen ellos y sus hijos. De esta manera, la representante de la mujer trata de justificar la cifra que pide como pensión mensual –15.000 euros–.



Trabajo absorbente



Según la demanda, Alberto Martín “ha incrementado sus ingresos de forma espectacular en los últimos años, habiendo podido trabajar de forma absorbente”. El escrito afirma hasta en dos ocasiones que los ingresos del arquitecto “son incalculables, al igual que su patrimonio y sus negocios empresariales” y para ello argumenta que ha construido edificios emblemáticos y ha recibido diferentes premios por ellos.

El documento describe también el excelente estado de cuentas de la sociedad de la que Alberto Martín es administrador único, Estudio Martín Caballero, de la que se dice que factura entre dos y tres millones de euros al año, según el Registro Mercantil de Madrid. La demanda de divorcio de Bosch deja entrever que las cuentas presentadas por la compañía no son del todo claras e incluso apunta la posibilidad de la comisión de algún delito: “Ni que decir tiene que los rendimientos de dicha sociedad son mucho mayores de los declarados ya que, como es sabido, la economía de opción consiste en revelar tan solo el mínimo de las operaciones realizadas con el objeto de tener un menor gravamen fiscal”.

En cualquier caso, la abogada de Lydia Bosch reconoce ante el juzgado que “no se ha podido obtener ninguna información relativa a los ingresos reales del demandado, puesto que toda su contabilidad se encuentra en su estudio y mi mandante nunca ha podido saber los ingresos reales que obtenía y obtiene su marido, habiendo sido él quien ha dirigido la economía familiar”.

Al margen de la empresa que dirige Alberto Martín, el escrito hace referencia a la sociedad Maboq 2001 SL, constituida en 2001 por el matrimonio y de la que cada uno posee la mitad, si bien la administradora única es Lydia Bosch. A través de esta empresa se sufragaban algunos de los múltiples gastos de la familia, entre ellos los sueldos de su servicio doméstico, y que sirven de base a la abogada de la actriz para mantener una petición de pensión tan elevada.

La vivienda en la que hoy sigue residiendo Lydia Bosch genera unos gastos estratosféricos: 747 euros mensuales de comunidad, el sueldo y la Seguridad Social de dos empleados fijos, los gastos por consumos de gas y agua…

En el escrito aportado en el juzgado figura un cuadro en el que aparece el montante anual de hasta treinta conceptos tan dispares como Canal Satélite Digital –1.622,36 euros–, el mantenimiento de la caldera –948,35– o un ambiguo “Otros”, al que se le atribuyen 19.194,58 euros al año. Estos son los “gastos mínimos de la familia, que de forma constante se repiten”.

La abogada de la actriz detalla mes a mes los gastos de la familia entre febrero y diciembre de 2008, que van desde los 15.109 euros de marzo hasta los 33.516 de agosto: “Es decir –señala–, los gastos anuales mínimos de la familia rondan los 230.000 euros, que prorrateados entre doce meses supone un coste de 19.000 mensuales”. Además, habría que sumar la amortización del préstamo de la vivienda familiar, del que quedaban por pagar, en la fecha de la presentación de la demanda, algo más de 78.000 euros y que según el marido de Lydia Bosch se pagó al cincuenta por ciento.



Privilegios



Pese a lo abultado de estas cifras, con ellas no acaban los gastos de la familia: “Hay que añadir –se lee en la demanda– los gastos de los que no existe justificación de su pago y que consisten en gastos de viaje, pagos en efectivo correspondientes a alimentación, vestido, droguería, ocio… debiendo ser considerada la excepcional situación económica de la familia que ha permitido a los hijos disfrutar de numerosos privilegios e incurrir en gastos habituales de ocio, formación y educación que, sin constituir la base de sus necesidades, forman parte de su vida desde su nacimiento. Dichos gastos son los ordinarios de esta familia que los consideran desembolsos ordinarios al ser acordes con las costumbres y nivel de vida en la que se ha desarrollado el grupo familiar”.

Tras señalar que “todos los intentos realizados por solucionar de manera amistosa el asunto han resultado infructuosos” y que Alberto Martín ha “insultado con los epítetos más soeces” y “amenazado con quitarle a los niños” a la actriz, el escrito expone las pretensiones económicas de Lydia Bosch: 15.000 euros mensuales; además de la mitad de los “gastos extraordinarios”, en los que se incluyen “gastos médicos no cubiertos por la Seguridad Social, uniforme, chándal del colegio, libros pagados al inicio del curso, actividades lúdicas o académicas que programe el centro escolar, así como actividades extraescolares”; y la mitad de los gastos de IBI, seguro del hogar, préstamo y gastos extraordinarios de la vivienda familiar. Eso sí, Lydia Bosch acepta correr con los gastos de consumo de la casa.
http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idioma=CAS&idnoticia_PK=59908&idseccio_PK=547&h

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