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miércoles, 5 de marzo de 2014

Matrimonios de usar y tirar

Miércoles, 5 de Marzo, 2014
De verdad, estaba muy enamorada de él. Y le sigo queriendo, pero hay cosas que te superan... Es mentira eso de que el amor lo puede todo». A Marta, periodista de 39 años, aún le duele hablar de su matrimonio. Se percibe en su rostro cuando recuerda aquella charla en la que Jorge comenzó a revelarle su verdad. «Llevábamos juntos dos años. Tres meses antes de la boda me habló de su amistad con un chico que había vuelto a Madrid después de trabajar en el extranjero y que ya formaba parte de nuestro círculo. Como temía que me enterara por terceros, fue él quien reconoció que habían mantenido una relación en el pasado, pero que era solo eso, pasado. Nunca nada me había hecho pensar que le podían atraer los hombres». La boda se celebró y Marta vivió las primeras semanas de casada tan feliz como había imaginado. «Hasta que me enteré de que Jorge y su amigo se habían vuelto a ver varias veces. Eso me destruyó. Me aseguró que fue solo sexo, que no pudo controlar esa parte de su personalidad y que jamás volvería a suceder. Aquel chico desapareció de nuestras vidas. Quise ser fuerte, luchar por nuestro amor. Jorge se mostraba incluso más encantador y cariñoso de lo que solía, pero aquello me iba carcomiendo. A los ocho meses nos separamos».
Cualquier relación resulta impredecible. Demasiados factores, internos y externos, entran en juego como para formular pronósticos a largo plazo que solo se basan en buenos deseos. Sin embargo, lo efímero de algunas parejas que formalizaron su compromiso para que fuera duradero provoca desconcierto y curiosidad. La gran mayoría de los divorcios es el resultado del desgaste de la convivencia. No es así en casos como el de Marta. Ni lo ha sido en muchos matrimonios mediáticos: Sinead O'Connor y su cuarto esposo (duró 16 días), Kim Kardashian y Kris Humphries (72 días), Drew Barrymore y Jeremy Thomas (tres meses), Nicolas Cage y Lisa Marie Presley (tres meses), Reneé Zellweger y Kenny Chesney (cuatro meses), Jennifer Lopez y Cris Judd (nueve meses)... La actriz Vanessa Romero y el productor Alberto Caballero son un ejemplo reciente de estas uniones breves (nueve meses), así como Patricia Conde y el empresario Carlos Seguí, cuya ruptura ha sorprendido a todo el mundo año y medio después de la boda.

Pasar página rápidamente puede ser más beneficioso que el desamor o empecinarse en cambiar lo que no funciona.

¿Qué sucede para que en tan poco tiempo una decisión tan importante y con tantas implicaciones personales se transforme en un grave error? El desconocimiento del otro, como le sucedió a Marta, parece la razón más habitual. Así lo cree la doctora Ángela Magaz, psicóloga experta en relaciones de pareja y directora del Equipo de Psicología Grupo Albor Cohs: «Por lo general, cuando el amor desaparece de un día para otro es porque sucede algún hecho inesperado o se conoce una situación: infidelidades, delitos, un comportamiento agresivo... Pero no es la única causa. También suele ocurrir que al principio predominan los elogios, el cuidado, el placer... Con la convivencia, desaparecen las emociones intensas».
o es extraño, por tanto, que algunas relaciones se basen en espejismos que se disipan con rapidez después de culminar su ideal romántico con una boda. Es algo que forma parte de nuestra cultura y con frecuencia condiciona a las parejas. No solo a los que confunden las emociones con los sentimientos, sino también a los que cambian el amor por la inercia. «Era el paso natural. Lo que todo el mundo esperaba de nosotros después de casi tres años como novios. Pero cuando nos casamos yo ya sabía que algo iba mal», relata Andrea, de 31 años, una empresaria que firmó los papeles del divorcio antes de cumplir su primer aniversario. «Después de estar mucho tiempo en paro, mi ex comenzó a trabajar en una compañía importante. Fue un cambio radical: salía todo el rato, apenas estaba conmigo... Tras la boda la situación empeoró. Pasaba totalmente de mí y yo no estaba dispuesta a ser otro de los muebles de su casa, así que volví con mis padres. Creo que para él fue un alivio».
Según el Instituto Nacional de Estadística, de los 104.262 divorcios que hubo en España en 2012, 858 se produjeron durante el primer año de unión. Las Comunidades Autónomas donde más se practica este divorcio exprés son Cataluña (14,9% del total de separaciones en el primer año), Andalucía (14,3%), Madrid (13,1%) y Valencia (12,3%). Donde menos casos existen: La Rioja (1,3%), Aragón (1,6%) e Islas Baleares (2%). La pregunta, visto desde fuera, parece inevitable: ¿por qué se casan unas personas que acaban divorciándose un año después?
unque el matrimonio aún es para muchos el compromiso socialmente deseable, hay otros factores que empujan a hombres y mujeres a casarse: «La necesidad de tener dos empleos para acceder a una vivienda, la frecuente ayuda familiar para instalarse y la correspondiente presión o la mayor fragilidad legal de las parejas de hecho frente a las casadas», afirma Teresa Jurado, profesora de Sociología en la UNED y estudiosa de la evolución social de la familia. «Lo que ha cambiado definitivamente es la idea que las personas tienen sobre esas uniones: el matrimonio se considera cada vez menos como un bien que debe preservarse por encima de la propia felicidad, dure lo que dure». Andrea reconoce ahora que pasó un mal trago, sobre todo por su familia, «pero fue mucho menos difícil que si hubiera habido hijos de por medio. Por eso tampoco lo pensé demasiado», añade.
Marcelo Belgrano, abogado de familia con un largo recorrido profesional, sabe por experiencia que cuanto más corto es un matrimonio menos conflictivo resulta el divorcio. «Son economías donde casi no hay bienes gananciales ni hijos, que es lo que provoca separaciones traumáticas. Suelen ser casos sencillos que se resuelven de forma amistosa. Y cada vez vemos más».
Como decía la profesora Jurado, la felicidad está por encima de todo, de modo que pasar página cuanto antes puede resultar más beneficioso que empecinarse en cambiar lo que no funciona o acomodarse al desamor. «Sí, me equivoqué. Y ha sido una gran enseñanza», concluye Andrea. «Al final, qué más da que te hayas casado o no, o que tu matrimonio dure seis meses o seis años. Rectificas, y a otra cosa».
http://www.elmundo.es/yodona/2014/02/28/531090e0e2704ea1548b4573.html

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