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lunes, 5 de agosto de 2019

Una mujer que critica el feminismo que condena al varón por sacar beneficios personales

Lunes, 5 de Agosto, 2019

Entrevista a Sira Antequera, que tiene lugar el año pasado y previa a la celebración de la jornada feminista del 8 de Marzo. Fue entrevistada también en otro medio: “Pretender la igualdad entre sexos y obviar la diferencia biológica y todo lo que de ella se deduce, es emprobrecedor”

Pero no es la primera vez que una mujer se presenta en los medios de comunicación exponiendo las ventajas que las mujeres tienen sobre los varones. Algo que desde luego sitúan a estas mujeres alejadas de los intereses del feminismo.

- María del Carmen Fernández-Lomana Gutiérrez: "Las mujeres tenemos a los hombres contra las cuerdas"
- La presidenta del Círculo de Empresarios 'prefiere' contratar a mujeres que no vayan a tener hijos

La entrevista a Sira Antequera:

“Es sorprendente que la mujer esté ajustándose a patrones de comportamiento masculino”

¿Por qué no comparte las razones de la convocatoria que tuvo lugar el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer?
Creo en la iniciativa individual de una transformación interior. Creo en la Mayéutica, y no en la Pedagogía. No considero posible un cambio inducido desde fuera, no me interesan las convocatorias colectivistas. En estos momentos vivimos una gran crisis de la individualidad, un proceso tan sistemático como mediocre de sepultar e invisibilizar la creatividad, la iniciativa, y la consciencia.
 «La violencia reactiva se convierte en el arma del feminismo frente a la deficiente gestión de su propia frustración»
Una parte de la sociedad trata de imponer un pensamiento único y exige incrementar ulteriormente la estructura estatal, con mayor injerencia social por vía coercitiva. Manifiestan una posición estática, incapaz de cualquier auto-consciencia introspectiva, psicológicamente victimista, productora de pressing social, griterío y propaganda. Son promotores del miedo y la inestabilidad. La violencia reactiva se convierte en su arma frente a la deficiente gestión de su propia frustración, incapaces de una reflexión fuera de sus límites mentales. Orientan la culpa y la responsabilidad a los demás, exigiendo de forma inmadura respuestas externas. Una ideología adolescente que prepondera las emociones (lo que les hace sintonizar con el populismo) y su idea del mundo, sin ningún contraste con aquello que entendemos como realidad, sustancia que parece hace tiempo dejó de interesar.
¿Existe alguna respuesta a esta ideología adolescente?
Ante la incertidumbre generada por el desmoronamiento social, hay otra respuesta silenciosa, que viene de personas de muy variado origen, orientación política, religiosa o no religiosa, social y filosófica, que van desde intelectuales a gente común, que comienzan a ser conscientes de todo lo que está en juego. Personas que no comparten el atropello y la reducción de nuestros derechos, provocados por quienes pretenden llevarnos montaña abajo por su gravedad totalitaria.
El cansancio ante el incremento de la presión social general ha comenzado a tomar voz, provocando indicios de respuestas que identifico con resiliencia (concepto que me interesa mucho a pesar del mal uso cotidiano actual). Es remarcable el desconcierto de tantos sociólogos, presuntos líderes y gurús analíticos, que no saben (o no quieren) interpretar.
En la sociedad actual, ¿qué concepto hay preestablecido del hombre y de la mujer?
El pensamiento único de un maniqueísmo «hombre malo» y «mujer buena”, presenta un hombre causante de todos los males y una mujer inocente, irresponsable, infantil e irreal. Mientras se mantuvo en el ámbito de la teoría política feminista, no calaba en la opinión pública. Pero ahora son las madres mismas las que empiezan a rechazarlo: quieren que sus hijas mantengan iguales derechos que los chicos, -por supuesto-, pero no quieren que sus hijos sean discriminados y señalados como malvados que no son.
¿Qué hay detrás de todo esto?
Hay mucho dinero detrás de la nueva bandera de la ideología de género para provecho de demagogos superficiales, que se llenan la boca de palabrería, instalados en las subvenciones y pagos de miles de modos. Depauperante discurso disfrazado de ideales «buenistas». Preguntémonos quién se beneficia con cada huelga, crispación y brote de antipatía irreflexiva, incesante puerilidad naíf (desde criminalizar un piropo a decretar uniformes unisex corporativos).
En estos días leía una perla en Internet de un tal Fray Josepho, que describía perfectamente los desgraciados tiempos que corren: «Entre un negro y un blanco, la razón la tiene siempre el negro. Entre un hombre y una mujer, la mujer. Entre un hetero y un gay, el gay. Entre uno de izquierdas y uno de derechas, el de izquierdas. Y en caso de duda, lo que diga Évole». La bulldozer de homologación general, sepultándonos bajo el miedo al linchamiento mediático.
«Vivimos en sociedades cada vez más ‘líquidas’, menos viriles, más amorfas, relativistas y manipulables»
Son los mismos hemipléjicos morales que siguen creyendo que Hitler fue peor que Stalin, Pinochet peor que Fidel, el exterminio de los indios americanos peor que el de los armenios y mongoles, o que la Santa Inquisición, con aproximadamente 2.500 ejecuciones en tres siglos en España (todas con pormenorizadas crónicas de sus procesos, interrogatorios, confesiones y conversiones) fue peor que la Revolución Francesa con entre 30.000 y 40.000 asesinatos en menos de un año, (la mayoría actos sumarios en las plazas y cunetas de los pueblos, sin siquiera proceso mínimo, ni nombre, ni registro). Pues la Historia que no se vive y/o no se cuenta no es Historia y al poco tiempo del barrido generacional, ya ni siquiera se cree lo que en realidad sucedió. Cuestión que propicia la no-Historia. Con los colectivistas siempre pasa lo mismo, tienen un gravísimo, intencional y deliberado  problema con la memoria histórica. Melancólico, E. M. Cioran afirma: «El fanático es incorruptible tanto si mata por una idea como si es asesinado por otra, en ambos casos, tirano o mártir, son monstruos».
¿Qué opinión tiene sobre el feminismo actual? ¿Cree que es una guerra entre sexos cuyo único objetivo es criminalizar al hombre?
Hace mucho tiempo que un grupo de feministas no nos oculta sus auténticos fines supremacistas. Las mismas declaraciones de Julie Blindel (corresponsal del The Guardian en Londres) de “meter a todos los hombres en campos de concentración”, si las hubiese hecho un hombre blanco, heterosexual, conservador, cristiano, universitario y centroeuropeo, con certeza tendría un linchamiento mediático e incluso podría llegar a los tribunales. Si juntas todas las variables, en realidad tiene apariencia de un experimento social bastante siniestro.Vivimos en sociedades cada vez más «líquidas» (Z. Bauman), menos viriles, más amorfas, relativistas y manipulables. En la actualidad tras una falsa apariencia de altura de la persona, no hay más que una degradación moral, un gran miedo al sufrimiento y al dolor. Como dice Berdyaev, el ser humano hoy es “menos paciente, menos valeroso, menos heroico, es decir espiritualmente más débil”.
Usted ha desmontado las ideas de que existe una brecha salarial o un ‘techo de cristal’, defendidas por el movimiento feminista actual: ¿Estas reivindicaciones ponen en peligro el feminismo?
Es momento de cuestionar las consignas que se han repetido sin sentido ni contraste alguno durante demasiado tiempo. Son falacias. El ‘techo de cristal’ no es otra cosa que el coste de la máxima competitividad para conseguir la cúspide empresarial de o en la función que sea. Estar a esos niveles es incompatible con casi todos los aspectos de la vida ajenos al trabajo.
¿En qué se concreta esa falta de compatibilidad?
Casi siempre es incompatible con agenda personal, con tener una vida familiar media, con tener aficiones, pasiones (otras)… y esto es así tanto para hombres como para mujeres. El trabajo (se sabe lo que significaba en la Roma antigua Tripalium) sobre todo para ser creado y a su vez mantenido al más alto nivel es así de absorbente, exclusivo, y con jornadas interminables. Además, exige unas capacidades extraordinarias que tienen muy pocas personas.
Por ejemplo: ¿Por qué no se extiende la queja a los criterios de selección de acceso a las Olimpiadas, que también resulta otro techo de cristal? Porque los resultados son «objetivos»: tiempos, medidas, récords, marcas, etc. ¿Se queja alguien de no poder ser medalla de oro olímpica de los cien metros vallas? Porque salvo características físicas extraordinarias, no es posible ganar las Olimpiadas sin un esfuerzo de altísimo nivel y rendimiento. Y se ignora voluntariamente siempre el coste que tiene en la vida cada elección, entrega a una labor y a una expansión del talento sin reservas, que presupone de igual forma siempre renuncias. Vivimos en una sociedad arrogante e igualitarista a la baja, que trata de negar la diferencia, la excepcionalidad y la excelencia, y da por supuesta una igualdad que niega la Naturaleza. Además, el sistema selecciona a los mejores, porque el capitalismo en sí mismo y por ley natural, tiende a la eficiencia, es pragmático e hiperrealista.
«Para mí el feminismo en el sentido más tradicional y general que observamos hoy (salvo contadísimas excepciones) es tan innecesario y prescindible como el machismo»
Tampoco habla nadie de las condiciones o jornada de las mujeres empresarias de PYMES o autónomas, que casi multiplica por dos o dos y medio la legal de 40 horas. Como si no existiesen cuando es el sector femenino que hace un mayor aporte de riqueza, proyectos y empleo. Reparemos en que el discurso feminista se ha anclado exclusivamente a un enfoque relativo a las trabajadoras por cuenta ajena y al sector público, cuando la realidad es mucho más compleja y variada. No podemos conformarnos con inventarios de tragedias, titulares quejosos y enunciados conmiserativos. Siempre repito que hemos de ser cada uno, personalmente, el mundo que queremos. Sobran palabras huecas, y hacen falta actos.
Por tanto…¿Usted cree que sobra este tipo de feminismo?
Para mí el feminismo en el sentido más tradicional y general que observamos hoy (salvo contadísimas excepciones) es tan innecesario y prescindible como el machismo, una vez conseguidos para la mujer los mismos derechos que ostenta el hombre en España, en Europa, en Occidente. Donde la mujer no tiene igualdad jurídica con el hombre sí tiene sentido.
Lo que heredamos de ese feminismo pretérito es una hipertrofia general de lo que tiempo atrás fue una teoría oportuna, legítima y útil. Hoy necesitamos renovaciones.
Por ejemplo, ya ningún hombre civilizado se reconoce machista, con el feminismo pronto (auguro en mucho menos tiempo) pasará lo mismo. Una extensión lógica de la toma de conciencia general inevitable.
«No podemos extender la culpa de los delincuentes a hombres inocentes. Para esto existe la jurisdicción penal»
En otro orden, lamentablemente hay actos delictivos atroces realizados por criminales. Y no podemos extender la culpa de los delincuentes a hombres inocentes. Para esto existe la jurisdicción penal.
Los hombres durante estos años han cambiado y aprendido mucho de nosotras, (desgraciadamente hay que insistir en esto cuando debería ser una obviedad). Hemos de aprender a verlos y enterrar la resentida hacha de guerra. Otro tiempo se despliega.
 Sobre el caso Gabriel Cruz, si hubiese sido la pareja de la madre el autor de los hechos, probablemente, la sociedad hubiese salido a la calle bajo el lema de violencia machista… ¿Por qué ningún medio ni la sociedad lo ha calificado de violencia feminista?
Precisamente por lo que Aldous Huxley denomina «Hipnopedia». No podías haberlo sugerido de mejor manera. Se trata del imperativo totalitario de la «corrección política»; una tiranía que obliga a pertenecer al rebaño y no contradecir al mainstream [corriente mayoritaria] evitando así el desagradable trance de una disonancia cognitiva. Polarizados e inducidos a la fácil salida de permanecer en su acrítica zona de confort. Nadie puede aprender nada sin humildad, y ello implica un varapalo en el ego, el estrés de poner en cuestión todo aquello que se cree «saber» y comprender, salir de la típica simplificación binaria empobrecedora. Hemos entrado en lo que Paul Virilio define como «inercia Polar».
«La determinación biológica -entre el hombre y la mujer- es innegable, y el marxismo cultural dominante trata de ningunearla»
Vivimos en una sociedad con déficit de libertad de expresión, comprometida o aterrorizada con este tipo de actitudes. Y tal como sentencia George Orwell en el prólogo de “La Rebelión en la Granja”: “Si la Libertad significa algo, será sobre todo el derecho de decirle a la gente aquello que no quiere oír”. Cada vez que buscamos la verdad, cualquiera que nos creamos, debemos aprender a admitir responsable e invariablemente siempre, que también puede no serlo, e incluso ser todo lo contrario.
¿Se está manipulando a la ciudadanía desde las altas esferas y los grandes medios de comunicación en este mundo donde reina lo políticamente correcto?
Absolutamente sí. El filósofo francés Jean Baudrillard ensayó mucho al respecto. Hasta el punto de afirmar que lo que entendemos hoy como lo «real» es puramente factual, un constructo relativo a una «verdad perspectiva», distinta al absoluto imposible de la superada «verdad definitiva» desproporcionada y arrogante. Una herencia de la creída como consumada visión del experto en la condición moderna, donde ya no quedan ciudadanos sino espectadores o consumidores, ensimismados, apáticos, y reducidos a meros estados residuales e interesados (sesgados) del infoentretenimiento.
 ¿Los roles de los sexos son culturales o tienen determinación biológica?
Por supuesto, tienen determinación biológica. Por encima de todo. Según la Epigenética, las condiciones ambientales, la cultura y la experiencia influyen a posteriori, y pueden modificar, despertar y activar la función de genes dormidos. Pero la determinación biológica es innegable y el marxismo cultural dominante trata de ningunearla, repitiendo consignas incapaces de refutar el hecho natural. La diferencia hormonal provoca una respuesta condicionada para cada sexo. Me parece interesante la reflexión sobre la oposición (y el grado de satisfacción) a cierto determinismo hormonal y fisiológico que deja sin respuesta exploratoria tantas necesidades (bioéticas) naturales del propio cuerpo.
Es evidente que nuestro ordenamiento jurídico general garantiza los derechos de las personas y sus particulares condiciones. Reafirmado esto, el igualitarismo (que no la igualdad) forzado entre los sexos lesiona a ambos, reduciendo posibilidades de singularidad, distinción, diferencia (derecho a la diferencia) crecimiento y desarrollo.
¿Cree que hacen ver minorías como mayorías para imponer sus reivindicaciones y así concederles más derechos?
Tomando la Ley de Arquímedes, “dadme una televisión y moveré el mundo», se trata de una transformación, no sólo tecnológica, que afecta hoy a todo el orbe. Y si no que se lo cuenten a Jaume Roures, Silvio Berlusconi, Ted Turner o Rupert Murdoch. Desde McLuhan «los medios son los mensajes», pero los Derechos Fundamentales no se conceden, ni se negocian: son inherentes a la naturaleza y la dignidad humanas en igualdad para todos.
Uno de los inventores de la postmodernidad, que nos enseñó a tomarnos el pelo profesionalmente fue Edward Bernays (sobrino de Freud), padre de la publicidad y la metodología para moldear nuestras mentes: Antes de sus experimentos sociológico-publicitarios ningún americano usaba reloj de pulsera, ni comía bacon con huevos revueltos en el desayuno.
«El absurdo de penalizar un piropo o una mirada compromete y aniquila el flirteo y el erotismo como consecuencia inmediata»
Y ya no hablaré de los temibles resultados sobre los principios de conformidad e independencia, autoridad, obediencia y sometimiento, que afloraron de las investigaciones de los respectivos psicólogos Stanley Milgram de Yale o Philip Zimbardo, en la cárcel y la Universidad de Stanford, sobre la “peligrosa pendiente resbaladiza de la maldad”.
 Usted afirma que en la sociedad actual se ha llegado a confundir un galanteo con una violación, ¿por qué cree que se ha llegado a este punto?
Es un síntoma característico de una sociedad con una profunda crisis moral y un complejo muy grandes. La persecución al varón pone en discusión la seducción. El totalitarismo ideológico extremo pretende tanto la ignorancia como la irresponsabilidad de la mujer ante la potencia de su sexualidad y la ubica en un rol de víctima permanente. El absurdo de penalizar un piropo o una mirada compromete y aniquila el flirteo y el erotismo como consecuencia inmediata. Desgraciadamente el delito sexual existe. Las conductas moralmente reprobables se dan en sociedad y su tratamiento es penal.
Su empresa se dedica a la organización de bodas entre otros eventos. ¿Cómo percibe usted hoy en día el matrimonio?
La boda en mi caso es el delicado nexo que aúna o acerca el arte y las personas. Disfruto creando belleza para y con cada pareja, una experiencia multisensorial inolvidable. Desarrollo cada rito en el sentido dionisíaco, el ámbito bucólico, la fiesta pánica del evento, donde el arte y la estética son componentes fundamentales. No hubo vanguardia en Occidente, sea de la disciplina o la complejidad que sea, que no rondara el sentido florentino del arte, la ritualidad y la celebración performática.
Nuestras instituciones en general, asentadas en la permanencia del principio, la sustancia y su simbolismo, mutan el modo, las prácticas, los niveles de conciencia. La gran mayoría de las personas contrae matrimonio, en diferentes religiones, clases sociales y latitudes. Así que el matrimonio goza de buena salud.
¿Qué quiere decir cuando afirma que “casi todos los retos actuales pasan por la maternidad”?
La maternidad es la creación primordial y es femenina. Es sorprendente que la mujer esté ajustándose a patrones de comportamiento masculino, cuestionando la culminación de una sexualidad poderosa que es capaz del imperativo absoluto de gestar una vida. El reto de reconocerla y respetarla como lo que es y significa es un objetivo pendiente.
«La maternidad es socialmente necesaria para regenerar la pirámide poblacional. Tendríamos que hablar de iniciativas que la estimulen y que no recaiga en la exclusiva responsabilidad empresarial»
En el momento actual la mujer trata de asemejarse o emular al hombre, renunciando a la potencialidad de su diferencia.
¿Cree que en nuestro país hacen falta más ayudas para apoyar la maternidad?
Por supuesto. Sobre todo si hablamos en terrenos no solo bio-políticos. Nuestra sociedad es cada vez más vieja y la tasa de nacimientos es muy escasa, vivimos en unos de los países más envejecidos y renuentes a tener descendencia del continente. La maternidad es socialmente necesaria para regenerar la pirámide poblacional. Tendríamos que hablar de iniciativas que la estimulen y que no recaiga en la exclusiva responsabilidad empresarial. Debemos encontrar mejores soluciones políticas, sociales y económicas, para que quien quiera ser madre pueda serlo. Hasta la fecha esta gestión se ha realizado con estratagemas que no encaran el problema de frente.
¿Se podría decir que en España se infravalora el ser madre?
Creo que la reflexión es prioritaria, porque de su conclusión dependerá el bienestar futuro.
Muy a propósito me apetece concluir nuestra conversación con este bello verso de una gran educadora, poeta y premio Nobel de literatura, que nunca fue madre biológica, pero en cambio su vida es un paradigma de dedicación y consciencia al respecto, Gabriela Mistral: «Por el niño dormido que llevo, mi paso se ha vuelto sigiloso. Y es religioso todo mi corazón, desde que lleva el misterio».






Fuente:
Sira Antequera: “Hay mucho dinero detrás de la ideología de género para provecho de demagogos”
https://www.actuall.com/entrevista/familia/sira-antequera-mucho-dinero-detras-la-ideologia-genero-provecho-demagogos/?fbclid=IwAR1A7ihtRtuPvb5Ia18zOQaB7Iqilo9nordcqBHpvOU8yJWE74gSZUKsjWg

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