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domingo, 30 de diciembre de 2012

Padres separados: las vacaciones como campo de batalla

Domingo, 30 de Diciembre, 2012
Por: Veronica Judkovsky
Las contiendas judiciales suelen trascender a las parejas. Los momentos de ocio de los hijos, rehenes de estas situaciones, suelen tornarse crueles y verse opacados por la disputa de sus progenitores. Los convenios que no prevén los viajes
Mi ex marido me extorsiona con las vacaciones. Me dice que si mi pareja llega a entrar a casa no me da el permiso para viajar con los chicos", cuenta María de 38 años, madre de dos hijos de ocho y de cinco, que se divorció hace dos años y rehizo su vida. "El no me perdona que lo haya dejado y cada vez que puede me complica la vida y por lo tanto, la de nuestros hijos. No entiendo que no sea capaz de pensar en ellos. Mis hijos perciben la pelea y el tironeo y se angustian. La nena se va a su cuarto y mi hijo me grita: te odio", relata. Muchas veces, la mujer le solicitó a su ex el permiso para sacarlos del país, pero jamás lo obtuvo. Durante muchos años tuvo que recurrir a los tribunales pidiendo la venia o autorización supletoria por parte del juez para llevarlos de vacaciones. 

Los menores de padres separados o divorciados que se encuentran en conflicto, terminan siendo rehenes por cuestiones subyacentes que derivan de la disolución del vínculo de sus progenitores. De uno y otro lado, los padres pugnan para lograr sus objetivos, priorizando sus intereses personales sobre los de sus hijos, sin medir la intensidad del daño que le pueden ocasionar ni las consecuencias en el colegio, con sus amigos o en la relación con los mayores. La mayoría de las parejas expresa la intención de dejarlos fuera de la contienda y cuidarlos aunque no siempre sucede. Esos casos se dan, en general, en separaciones conflictivas, donde alguno de ellos, o ambos, no logran soltar el pasado y pelean hasta el cansancio para defender sus necesidades, aferrándose a divorcios contradictorios que conllevan años. 
La abogada Bettina Ruibal, especializada en derecho de familia, señala: "En muchos casos tienden a mezclarse conflictos de intereses. La disputa por establecer y respetar el período de vacaciones de los padres con los hijos, no resulta a veces un problema en sí mismo, sino que guarda relación directa con otros conflictos existentes entre los padres, aún irresueltos, y en los que no logran ponerse de acuerdo, como por ejemplo, el quantum de la prestación alimentaria, la existencia de un divorcio controvertido, el desacuerdo en cuanto a la división de bienes de la sociedad conyugal y cuestiones personales y sentimentales que los progenitores no pudieron resolver internamente. Cuando en el régimen de visitas no se establece claramente el período de vacaciones que cada uno debe gozar con sus hijos, o cuando uno de los padres siente que las vacaciones elegidas o incluso el régimen de encuentros pautado está orientado más a la comodidad personal del otro progenitor que al beneficio de los niños, surge la incertidumbre y el conflicto. En ese tipo de procesos los que resultan damnificados son los hijos."
Pablo tiene 46 años y dos hijas de 17 y 15. "Siempre que quiero llevarlas de vacaciones es un martirio", comenta. Su ex mujer, de quien se separó hace tres años, aun pelea en tribunales por la división de bienes y la cuota alimentaria y pareciera que, según palabras de Pablo, mientras las cosas no salen como espera, lo castiga sin darse cuenta que las perjudicadas son sus hijas. "Ya intenté por todos los medios de llegar a un acuerdo pero nada le alcanza. Soy un padre presente y sé las necesidades de mis hijas. Una forma de compartir con ellas es viajar, pero como estamos atravesando un proceso litigioso, cada vez que lo intento me dice que no. Que no es una buena época del año, que ella quería tomarse esa quincena, que tienen una fiesta familiar importante o cualquier excusa", ex presa. "Mis hijas son adolescentes y aunque tratan de no meterse en el medio, terminan peleando ferozmente con su mamá porque no las deja decidir. La mayor me pidió venir a vivir conmigo y la de 15, me ha llegado a decir que nunca se va a casar porque el matrimonio termina siendo un infierno. A mí no me pone contento. Al contrario, me angustia mucho, porque siento que el vínculo con su madre se debilita y pierden las ilusiones propias de su edad."
El proceso judicial en casos de divorcio es complicado para los padres pero que velen por los intereses de sus hijos no es algo que se tenga en cuenta cuando están cegados por el resentimiento. Los niños sufren las consecuencias. "En principio angustia y ataques de ansiedad y si es una guerra permanente condiciona a la construcción del carácter de los menores", señala el psiquiatra y psicoanalista especializado en niños Alejandro Pelisch. "Para entender qué pasa con los hijos de padres que se separan tanto en las vacaciones, en los regímenes de visitas y en otras alternativas hay que darle una mirada a la institución matrimonio. La pareja es una de las instituciones sociales paradojales de las relaciones humanas. La mayoría de las personas desean estar en pareja y tener hijos. Y creen que la pareja debería responder aceitadamente a casi todas las demandas que surgen en la vida. Casi tanto como una madre se adelanta a las necesidades de su bebé. Falta la noción de trabajo para la construcción de la relación. La pareja se construye; no existe por el hecho de la convivencia. Con esa expectativa inconmensurable, la mayor parte de las parejas sufren rápidamente la crisis, ya que se desilusionan de la falta de respuesta cuasi perfecta a expectativas y demandas. Algunas de esas crisis se transforman en separaciones, y la separación conlleva una inmensa desilusión y muchísimos sentimientos de rabia, porque el anhelo de un amor absoluto no se cumplió. Cuando las separaciones tienen ese tipo de sentimientos de tanta intensidad, los padres sin darse cuenta privilegian la rivalidad, el rencor y la retaliación, al cuidado y la tranquilidad de los hijos. Sobre todo dentro de los primeros dos años de la separación, les resulta casi imposible ponerse de acuerdo en la administración del tiempo y de los recursos para los hijos. Hay un concepto fundamental que es que la renuncia al amor propio es necesaria para lograr acuerdos que implican a los hijos, ya que es la mayor inversión que se puede hacer para conservar la salud mental y por ende la alegría de los niños”.
Luisa tiene 52 años y una hija de 12. El padre de su hija está ausente desde hace dos años. La menor, que tiene asumida esa falta, siente impotencia por no disponer de tiempo y lugar donde ir de vacaciones. No puede evitar preguntarse por qué depende del padre si no está, o de un tercero –el juez– que ni siquiera la conoce. Luisa explica: "Cuando planeamos un viaje fuera del país, se angustia y le baja el nivel de entusiasmo." Su ex le revocó el poder amplio que le había otorgado para trasladar a la hija fuera del país hasta que cumpliera la mayoría de edad. Como Luisa no podía encontrarlo para solicitar el permiso para viajar, apeló a la justicia. "No cumple con sus obligaciones de padre, sino que le quita la posibilidad de viajar a algún lugar y pasar un tiempo agradable. Siempre tengo que pedir el permiso a un juez para que me autorice a salir al exterior. Es un derecho que tiene después de haber estudiado todo el año, cumpliendo sus responsabilidades y con las ganas de viajar y divertirse un rato", dice. En las vacaciones de invierno, Luisa quería ir al exterior para asistir a un encuentro familiar. El tribunal tardó tanto en darle la autorización que tuvo que cancelar el viaje. Su ex no se presentaba a las audiencias. Notificarlo era una misión imposible. "Llegó hasta sacar la chapa de la casa en la que vive para no ser notificado", declara molesta. 
Ruibal es enfática: "Los padres deben tomar conciencia que no hay nada más coherente y civilizado que dialogar y acordar entre ellos, sin recurrir a abogados y a la justicia." 
Otro conflicto que se presenta a menudo es que se suscriben convenios donde no está previsto el tiempo de vacaciones y ello da lugar a forcejeos y confrontaciones que debilitan los vínculos entre padres e hijos.
"La disputa con mi ex era por el régimen de visitas y la cuota alimentaria. No nos poníamos de acuerdo ni en cómo iban a pasar las fiestas, ni en cómo íbamos a repartir la vacaciones. Un año se quedaron sin viaje. No quería pelear pero mientras más piedras en el camino me ponía mi ex, más me enojaba y no podía contener la ira. Empecé terapia, pero igual sentía la necesidad de complicarlo todo como él lo hacía conmigo. Era una cuestión de venganza", confiesa Paula de 43 años, madre de un niño de once y una niña de ocho, que se divorció hace cuatro años. Paula empezó a notar que su hijo estaba mal porque lo notaba muy callado. La llamaron del colegio porque se peleaba. La maestra lo veía furioso y desatento. "Luego de un tiempo con la terapia comprendí que los únicos perjudicados eran mis hijos y que debía ponerlos a ellos por delante de mis propios intereses", asegura.  « 
Información
Proteger a los niños
www.menores.gov.ar 
es la página del Ministerio de Relaciones y Culto.  
Cuestión de costos
Los padres que quieren viajar al exterior con sus hijos menores invierten tiempo y dinero para obtener la autorización supletoria del juez. 
En primer lugar, está el tiempo que le dedican en ir y venir a las audiencias para obtener la autorización judicial o tramitar algún papel que el tribunal les requiere. El costo de esa clase de procesos judiciales ronda los 4000 pesos. 
También se puede cuantificar el estrés que acumulan por correr, esperar, ansiar, lidiar y pelear, que es muy elevado. Por otra parte, no pueden planificar un viaje al exterior debido a la incertidumbre de si obtendrán el permiso para salir del país con sus hijos, ya que corren el riesgo de comprar pasajes que quizá deban devolver. 
No puede realizar reservas ya que las mismas vencen a las 72 horas, ni reservar hoteles, porque en caso de no viajar, el dinero no es reembolsable. 
Otro caso 
Viaje frustrado
Una madre quiso viajar con su hijo tres días a Córdoba. Su ex le dijo que no estaba especificado en el régimen de visitas. La mujer se fue con su hijo: le avisó con carta documento a dónde iban, cuántos días y dejó un teléfono. El padre la denunció penalmente. 
http://tiempo.infonews.com/2012/12/30/sociedad-93670-padres-separados-cuando-las-vacaciones-son-campo-de-batalla.php

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