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domingo, 12 de febrero de 2012

En busca del Norte

Domingo, 12 de Febrero, 2012
El día que se rompieron todos sus esquemas, Margarita P.V. supo que había que empezar de cero. Descubrir su fragilidad le ha hecho más fuerte
Marga está luchando por recuperar las riendas de su vida
Todos deberíamos nacer con una brújula que nos indicara nuestro Norte. O no. Al final, uno siempre acaba encontrándose consigo mismo.
Marga nació en Melilla hace 39 años por azares del destino. Hija de padre militar, un traslado del Ejército la trajo a Córdoba, que siempre ha sido para ella su ciudad natal. Miembro de una familia numerosa, compartió la infancia con seis hermanos nacidos en dos matrimonios diferentes y creció soñando con su independencia. A los 17 años, conoció a un muchacho de Sevilla y, ni corta ni perezosa, decidió casarse con él y trasladarse a la ciudad vecina. "Al principio, nos fue bien, creo, porque lo bueno duró muy poco, enseguida empezaron los problemas", confiesa. "Al cabo de unos años, la convivencia se había deteriorado tanto que nos separamos". Madre en ese momento de dos niños de 18 meses y 12 años, aceptó que el padre se quedara con la custodia de los hijos mientras ella se recomponía en un piso de alquiler. La acumulación de estrés acabó por despertar un trastorno latente que hizo a Marga sufrir un brote psicótico por el que fue ingresada en Sevilla. "Estuve una semana en el hospital hasta que me dieron el alta y uno de mis hermanos vino a buscarme y me trajo a Córdoba", recuerda. A raíz de aquel episodio, los médicos le diagnosticaron una enfermedad mental por la que más tarde ingresaría en la comunidad terapéutica de Los Morales. "Tenía 35 años cuando me lo diagnosticaron", recuerda, "yo pensaba que estaba sana como una pera y cuando me lo dijeron me asusté, en ese momento no sabía a lo que me enfrentaba". Decidida a superar cualquier obstáculo y prácticamente sin apoyos familiares, salvo las visitas de su hijo mayor, Marga empezó a resurgir de sus propias cenizas, cual ave Fénix. "La medicación que te dan ante un brote psicótico te paraliza el cerebro y tienes que empezar de cero, aprender a comer, a hablar, todo...". Aquella etapa fue dura, pero supo estar a la altura y, al recibir el alta en Los Morales, se dejó guiar por la Fundación Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental (Faisem), que le recomendó instalarse en uno de sus pisos tutelados. "Para mí fue como renacer, me fui a vivir a un piso nuevo precioso, lleno de luz, con un grupo de compañeras en situación parecida a la mía y por primera vez me sentí bien conmigo misma". Allí comparte piso con tres chicas a las que visita dos veces al día una monitora, encargada de velar porque todas tomen su medicación y que se cumplan ciertas normas de convivencia. Después de tres años, Marga enfila la última etapa de su recuperación, previa a la autonomía total. "Yo ya soy la responsable de mi tratamiento, he conseguido establecer un régimen de visitas abierto con mis hijos y tengo un trabajo en la residencia de minusválidos físicos Hogar Frater". En este tiempo, ha hecho buenos amigos en el entorno de Faisem, pero asegura que fuera de ahí todavía hay muchos prejuicios que hacen que ir al psiquiatra, por ejemplo, sea un tabú. "Tú puedes decir a tus amigos que has ido al cardiólogo, pero si vas al psicólogo, te lo callas". Y eso que el mundo está fatal de los nervios. "Yo pienso que el estigma que tiene la enfermedad mental viene del miedo a lo desconocido, de la falta de información", explica, "la gente tiene una imagen del enfermo mental que no tiene nada que ver con la realidad, en parte por la imagen que se da a veces en los medios de comunicación, somos gente con una enfermedad crónica, más habitual de lo que la gente cree, que nos obliga a tomar una medicación".
http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/margarita-p-v-en-busca-del-norte_695831.html

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