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lunes, 5 de marzo de 2012

DE LAS COSAS DEL CASAR(SE)

Lunes, 5 de Marzo, 2012
Se hace necesaria una serie y profunda reflexión sobre el casarse y cómo
Pere Valenciano, agudo siempre a los signos de los tiempos y los temporales, invita al debate sobre el casarse o no y cómo en estos tiempos de crisis. Es una propuesta que puede tornarse en culebrón, pues cada cual lo mira, lógicamente, bajo su singular situación y filosofía de la vida. Las líneas de estudio o reflexión serían bastantes y variopintas.
Respondiendo a su invitación le envío a Pere unos apuntes para el debate escrito o coloquial, pues seguro que sería un buen tema para una mesa redonda coloquio con especialistas y abiertos al público, que organizara por los pueblos nuestro querido El Periódicodeaquí en su dimensión interactiva.
Primero habría que entrar en el fondo de la cuestión, matrimonio para qué, si para formar familia o simplemente vivir en pareja. Y hablar de lo que ha sido o es la familia, o debe ser en los tiempos actuales o en el futuro.
La institución del matrimonio está presente en todas las culturas del mundo a través de la historia. Es la suma de afectos y voluntades de las personas entre cuyos fines están por un lado la procreación y por el otro auxiliarse mutuamente, además de actuar en interés de la familia.
Aunque ello está claro tanto en la concepción religiosa y en la civil, todo apunta a que hay ruido de sables y movimientos por el cambio. La concepción tradicional de la familia es evidente que está cambiando, también en los pueblos con mentalidad un poco diferente a la de la capital.
Hasta donde yo sé, en un 80 por ciento de los casos, es que se casan en serio, con ganas y con ilusión. Son pocos a los que se notan que van con miedo, con desconfianza y contraen matrimonio, porque hay que hacerlo.
Son muchas las parejas que conviven sin casarse. Hemos pasado de que los novios no podían ir sin carabina al cine, ni festear sino ocurría en presencia de alguien de la familia, al todo lo contrario. Para formalizar reglamentariamente ser Pareja de Hecho, en Valencia hay lista de espera y los están desviando a Castellón que es más fluido el trámite.
Los Registros Civiles no son para eso, sino para casarse. Y, hoy por hoy, mientras no cambien las normas, ser Pareja de Hecho sirve para bien poco, por lo que mejores optar por la seguridad jurídica de un acta matrimonial y un Libro de Familia como manera de proteger a los hijos y tener derechos de pensión y herencias del otro cónyuge en caso de fallecer.
A la hora de casarse por lo civil, todo es gratis en el Juzgado o Registro Civil, no se paga nada, por el contrario en la Iglesia se cobra, y bastante al decir de la gente, y los Ayuntamientos en su voracidad recaudadora le están ganando la partida a la Iglesia cobrando escandalosas tasas.
Hay una relajación en el compromiso, en la palabrada dad. De un tiempo a esta parte, desde hace unos diez años, se observa que ese sí que se dieron – se casan los contrayentes al otorgarse mutua y recíprocamente el sí- les dura poco. Son muchos los matrimonios que no llegan a los dos años de vida y se divorcian. No se aguantan nada. Lo que fue amor e ilusión de boda, se quedó en flor de un día.
Por las estadísticas que se ofrece, se divorcian más los matrimonios que se casaron por la Iglesia y menos los que lo han hecho por lo civil. También se constata que divorciados, en algunos casos hasta tres veces, se han vuelto a casar por lo civil, lo que denota una necesidad de vivir en pareja o en familia y, de intentar, a pesar de los anteriores conatos o fracasos, la búsqueda de la estabilidad o afectividad, de seguridad.
Los matrimonios rotos, sobre todo los que tienen hijos, con hijos son una fuente de problemas personales, familiares, sociales y económicos. La estela que dejan es un sin vivir, con muchas entradas y salidas en los Juzgados. La ruptura afecta a todos, padres e hijos. Los hijos van de Herodes a Pilato y no pocas veces son arma arrojadiza entre los discrepantes. Y anótese también la violencia de género. Lo que un día fue amor, llega en ocasiones a ser verdadero y obstinado odio. Y se hace necesaria la terapia con psicólogos para sobrellevar la pesada carga. Psicólogos que no sólo debieran tener los colegios, también los Ayuntamientos.
Por todo ello, y más, se hace necesaria una seria y profunda reflexión sobre el casarse y cómo, no tanto por el dinero, sino porque hay vidas de personas en juego. Saber lo que se quiere y lo que se hace y para qué, su finalidad.
http://www.elperiodicodeaqui.com/noticias/baltasar-bueno-de-las-cosas-del-casarse/16896

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