Una médico brasileña fue acusada de matar a siete pacientes con
enfermedades terminales para dejar libres las camas de cuidados
intensivos de su hospital, el Hospital Evangélico, en la ciudad de
Curitiba, en el sur de Brasil. Ahora,
una nueva investigación señala que los pacientes asesinados podrían ser 300,
según las autoridades sanitarias de Brasil. De ser así, superaría al
consdiera copmo el mayor asesino en serie de la historia moderna, el
doctor británico Harold Shipman.
La Fiscalía del país denuncio que la doctora Virginia Helena Soares de Souza y su equipo administraron a siete pacientes
relajantes musculares. Luego les redujeron el oxígeno para que murieran de asfixia. Un equipo que la doctora contrató de propio para llevar a cabo su macabro plan. Al aprecer, los asesinatos comenzaron en 2006
, y para ello, además de reducirles la ventilación, les suministraban
dosis letales de anestésicos, sedantes y analgésicos.
Soares
dirigía la unidad de cuidados intensivos en el Hospital Evangélico de
Curitiba. Un investigador de la policía dijo que circunstancias
similares f
ueron halladas en otras veinte muertes, pero que la cifra podría ser mucho mayor apuntando que podría ascender hasta 300.
Pero el horror podría ser mayor. Y es quelos investigadores están analizando
los registros médicos de los 1.870 pacientes que fallecieron en la UCI del hospital de la doctora desde 2006. Una cifra escalofriante que podrían convetrir a la doctora en una de las peores criminales de la historia.
Siempre se ha declarado inocente
La doctora tiene 56 años y
fue arrestada el pasado mes de febrero.
En la actualidad se encuentra en libertad bajo fianza mientras
concluyen las investigaciones. Siempre se ha declarado inocente, aunque
el médico encargado por el Ministerio de Salud para llevar la
investigación, el doctor Mario Lobato, ha dicho que
algunos de los pacientes estaban despiertos y conscientes cuando se les suministraron los fármacos.
Con
el cabello casi rapado y de figura regordeta, Soares de Souza asegura,
según su abogado Elias Mattar, que actuó siempre apegada a los
protocolos médicos de terapia intensiva. "Todo lo que fue administrado a
los pacientes está en los historiales.
¿Podría un médico mal intencionado anotar todas las pruebas de un crimen? Eso sería un absurdo", afirmó Mattar.
En
una entrevista divulgada el domingo por el programa Fantástico del
canal O Globo, la doctora defendió su inocencia, y aseguró que en sus
casi 30 años de servicio siempre respetó a los pacientes y nunca "fue
negligente".
No obstante, Globo divulgó grabaciones en las que la mujer afirma que "quería "descongestionar la UCI". "Infelizmente
es nuestra misión ser intermediarios en el trampolín al más allá", afirma la médica en otro registro.
La
Policía Civil todavía no tiene un perfil de los siete pacientes por
cuyas muertes fue acusada la médica, pero recibió testimonios que la
describen como una mujer "autoritaria, capaz, muy segura de sí misma".
Según esos relatos, si "Soares de Souza decidía
invertir en un paciente -un término muy utilizado por ella-
seguía todos los cuidados y procedimientos para que sobreviviera, pero
si no decidía invertir lo dejaba de lado, y eran tomados todos los
procedimientos para adelantar su muerte", comentó la delegada policial.
"¿Cuál
era el criterio utilizado por ella para 'invertir' o no en un
paciente? Eso todavía no lo conseguimos determinar porque ella niega
todos los hechos", añadió.
Por su parte, el abogado de la médica
indicó que algunas de las declaraciones de su clienta fueron mal
transcritas, y que en parte el juez le dio la razón al dictaminar la
libertad provisional.
Soares de Souza "es
una mujer demolida, destruida social y psicológicamente. No puede salir a la calle, a pesra de que le hayan otorgado la libertad, porque
es considerada peor que un médico de Hitler", señaló Elias Mattar.
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