Viernes, 25 de Diciembre, 2015
Artículo fuente de Gema Lendoiro.
No hay que tener arte, hay que tener morro o caradura, y también valer, claro.
Claro que existen los compromisos, claro que los varones se han sacrificado de por vida por sus mujeres, y madres de sus hijos. El hecho de que los varones ancianos sufran y padezcan más dolores que sus mujeres, no es otro que el que los trabajos más duros, casi siempre, les ha correspondido a ellos. Subir los sacos de 80 ó 100 kilos de trigo al doblao, era tarea del hombre, y de los hijos varones, las mujeres y las hijas, se dedicaban a otras labores distintas, no por ello menos honrosas, pero distintas.
En la sociedad de antes, el padre era valorado ante los hijos sin estar presente. En la sociedad de ahora la película ha cambiado bastante. Pues nos encontramos a muchas mantenidas por el marido bajo la causa de que el bebé o el niño de año, o año y medio necesita estar con la madre antes que ir a una escuela infantil, en diversos espacios de la red, criticando a quien le da de comer. Y no solo criticando, sino urdiendo planes precisos para dejar a ese padre que manteniendo la línea de datos que usa, entre otras cosas, por otra persona, otro varón, que le procure una mejor forma de vida. Pero va más allá, pues además después en la ruptura resulta que el padre no es merecedor de ver a sus hijos, pues como se dedicó a trabajar en vez de estar con ellos, pues que siga trabajando.
Claro que hay mujeres que son muy capaces de trabajar, cuidar a los hijos, y encima no adoptar una posición de víctimismo, y lamentarse a diario. No solo hay hombres que son capaces de hacerlo. Y también las había hace unos años, aunque no existieran las lavadoras, lavavajillas, robots de cocina, u otros aparatos similares.
Nos falta romper esa barrera de pensar que madre sí solo hay una, y yo soy imprescindible, pero padre puede haber varios, pues el menor, se pinta como se pinte, tiene un padre y una madre, y a ambos corresponde el ejercicio de sus obligaciones con los menores, y los menores necesitan a ambos, y más aún que cuando se produce una separación de por medio, en donde la mujer, la madre, debe aprender que la relación se rompe, y a cada cual corresponde su papel y sus obligaciones de forma independiente, y ésta no se alquilan.
Quien considera que el padre debe dedicarse a procurar el sustento económico, y la madre al cuidado de los hijos y el hogar, parece que ya se queda un poco atrás, más o menos en las épocas en donde ni existían lavadoras, o quizás más, pero mientras la pareja conviva y acepte esos acuerdos allá cada cual el sistema de vida que decide vivir. Seguro que muchas mujeres de anteriores épocas, con los adelantos de ahora en su tiempo, no dudarían con el tiempo sobrante en ponerse a trabajar, pues como no existía internet ni los centros comerciales. Y desde luego que eran mujeres trabajadores, no feministas, sino personas responsables que por encima de todo estaba el bienestar de sus hijos y su familia.
Fuente:
http://abcblogs.abc.es/gema-lendoiro/2015/12/16/soy-una-mantenida/
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