Carta abierta de Joaquin Rabasco al juez Barcelo

Martes, 11 de Diciembre, 2012

El Juez Barceló alerta sobre una enfermedad crónica en Baleares. 

Posiblemente estupefacto y cansado de ver cómo en estas Islas Baleares, determinadas personas son culpables hasta que se demuestra lo contrario, el Juez don Pedro Barceló ha tenido el loable atrevimiento de manifestar en un auto que “Sólo deberían imputarse delitos con pruebas”, ya que cuestiona la práctica habitual de imputar sin pruebas. 
En las Islas Baleares y más concretamente en Mallorca, muchas de esas personas andan por las calles con el “san benito” de asesinos, ladrones y gente de mal vivir, sin que hasta el momento se les haya podido demostrar absolutamente nada que pudiera estar relacionado con esas acusaciones falsas que sólo sirven, para que la gentuza sin escrúpulos tenga más protagonismo y suba peldaños en esta sociedad falsa e hipócrita en la que vivimos.  
La cosa se agrava aún más, si los acusados son enemigos del poder presuntamente corrupto que nos maneja como títeres, o peor aún, si son de esos forasteros que llegaron en su día a esta tierra y que a costa de sufrimientos y vejaciones, enriquecieron a determinados poderosos que aún siguen pensando cuando se miran su ombligo, que los únicos malos del panorama son los demás.  
El Sr. Barceló nos recuerda que a pesar  de la supuesta ‘ventaja’ que supone prestar declaración en calidad de imputado, repetida de forma constante por los medios de comunicación, quedará vinculada al incriminado, aunque al final, se sobresea la causa. Dicho de otro modo, la “hostia” que te dan durante años, no te la quita ni el Papa y mucho menos, en la España de la maldad, de la injuria, de la incultura, del salvajismo y del chiste fácil. 
A mi entender, al Juez Barceló le ha faltado decir, que toda aquella persona que acuse sin pruebas contundentes, debería ser metida en la cárcel hasta la total clarificación de los hechos. Veríamos de esta forma, cómo las lenguas viperinas de los trastornados acusadores, no saldrían tanto a pasear y así sus dueños, empezarían a entender lo que es el respeto en ese Estado de Derecho por el que tanto aboga el Sr. Zapatero y que ni él mismo pone en práctica.
Lo malo del caso y mucho me lo temo, que de ser así, no habría cárceles para tanto sinvergüenza calumniador.

Joaquín Rabasco Ferreira

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