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martes, 11 de diciembre de 2012

Divorcios influirían en el acceso a la educación

Martes, 11 de Diciembre, 2012
Ecuador
Confuso. Las decisiones, no siempre claras, de las escuelas hacen dudar a las madres sobre si hay injusticias
En muchos establecimientos si bien la partida de matrimonio no es un requisito, no todos los niños son bienvenidos. Un colegio de la ciudad, perteneciente a la parroquia Belisario Quevedo, es uno de esos centros en los que el proceso de admisión suele rechazar a sus aplicantes por el estado civil de sus padres.
Fernanda Molina, madre soltera de 49 años, se declara víctima de discriminación e injusticia porque el pasado junio no le permitieron el ingreso a su hijo a ese centro educativo.
En cambio, aceptaron sin demoras al hijo de su amiga casada, aunque sus hijos pretendían entrar al mismo año y tenían calificaciones similares.
Lo mismo les ocurrió a dos madres de familia, que quisieron inscribir a sus hijos en un colegio del sector de La Magdalena. Ellas tuvieron que llevar a sus pequeños a otras instituciones porque les dijeron que los niños solo entraban con recomendación o que el curso para el que aspiraban ya no disponía de cupos.
Molina, sin embargo, afirma que “no entras si no eres casada. En cambio, si lo eres, no importa ni que notas tenga el niño”.
De 40 colegios consultados, entre religiosos y laicos, ninguno incluye en sus requisitos de inscripción la partida de matrimonio. En seis de las escuelas y colegios religiosos, el único requisito extraordinario era la fe de bautizo. Aseguran además que no hay discriminación de ningún tipo sino un proceso de selección que busca identificar si el niño podrá adaptarse al colegio.
Cuando se pregunta por casos como los de Fernanda Molina dicen que “aquí no pasa eso, si no se le acepto al niño debe haber sido por otro cosa”.

Derecho a la educación

Mariana Ortiz, abogada especialista en Derechos Humanos, dice que esos comportamientos “evidencian una actitud discriminatoria que significa que si eres hijo de padres divorciados, o no sigues una religión, o no sigues las reglas de esta, entonces el niño no puede estudiar”.
La abogada explica que la Constitución tiene leyes que aseguran el libre acceso a la educación y que tipifican formas de discriminación. Agrega que aunque no hay nada específico sobre hijos de familias no tradicionales, todo niño está amparado bajo el Art. 49, el cual dice que “el Estado les asegurará y garantizará el derecho a la educación y cultura”.


Discriminación cotidiana

Valeria Rodríguez, madre de 24 años, recién divorciada, dice que “hay discriminación hacia los niños de los padres divorciados en su día a día en las escuelas”, y por eso cree que es hora de pasar de las leyes y las palabras a los hechos. “Me parece que eso de la inclusión tiene que dejar de ser un discurso y hacerse realidad”, dice en alusión a las autoridades estatales que pregonan la igualdad de todos los ecuatorianos.
Cuenta que en el colegio de su hijo, con frecuencia tienen actividades diseñadas para los esposos o en las que el niño solo puede participar si está acompañado por su padre. Lo mismo ocurre si hay un problema de disciplina o con las calificaciones, siempre llega una nota en la que ‘los dos padres’ son requeridos.
La joven también relata que es común que en el colegio se le dé al niño un trato diferente, que incluso puede llegar a ser positivo, pero que no deja de ser discriminación.

Más visible

¿Por qué, de un tiempo a esta parte, los padres divorciados se dieron cuenta que hay discriminación hacia sus hijos en los colegios de la ciudad?
Molina, que lleva 10 años divorciada, dice que la discriminación ha existido desde siempre, pero “ahora somos más, ahora casi todas mis amigas están divorciadas y todas tenemos dos o tres hijos que tienen que lidiar con eso. No se puede negar que el índice de divorcios es cada vez más alto”.
4.753divorcios se registraron en Quito en 2011. Esto marca el aumento del 68% en relación a 2001, cuando se registraron 2.829 separaciones. 
http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101435565

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