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La pérdida de nuestra dignidad como individuos, como familia, como sociedad se ha convertido en un problema de Estado, y como tal, debería de ser tratadoFuente:
LA TRISTEZA DE SER PADRE EN EL SIGLO XXI
En pleno Siglo XXI, en la era del llamado progreso, parece que no progresamos tanto como debiéramos.
Hemos perdido, más bien nos han hecho perder nuestra dignidad en el seno familiar.
Cuando existe un proceso de divorcio, en esta época “progresista” las custodias de los hijos se siguen otorgando en exclusiva a las madres. ¿Por qué?
Los políticos, los medios de comunicación y por ende la sociedad, que subliminalmente ha sido aleccionada para pensar de esta manera, nos dicen que continuamos en una sociedad denominada “machista”. Yo me pregunto: ¿Por qué, si hoy en día la gran mayoría de los padres están tan implicados o más con sus hijos que las propias madres? ¿Por qué se emperran en hablar de violencia machista, cuando también existe violencia “hembrista”? ¿Y la violencia que sufren niños y ancianos, no es violencia acaso? Por tanto, es irrefutable que la violencia es simple, llana y desgraciadamente, eso. Violencia. Como lo es la violencia institucional.
Los problemas llegan especialmente en procesos de divorcio, a la hora de otorgar la custodia de los hijos. En principio, y partiendo de situaciones normales, ambos progenitores están capacitados para el cuidado, educación y atención de sus hijos, independientemente de la edad que los pequeños tengan.
Todo proceso de separación matrimonial es traumática en sí misma, haya o no hijos en común. Necesitamos pasar por diferentes etapas, que nuestra propia mente y nuestro cuerpo nos piden para poder salir adelante.
Primero se produce un estado de rabia, depresión, impotencia, en el que o bien necesitamos saber del otro, o bien necesitamos vengarnos a toda costa.
Si somos plenamente conscientes de la situación y de lo que estos estadios pueden producir en nosotros mismos, no digamos cómo pueden repercutir en nuestros hijos.
El ser humano, por su tendencia al egoísmo, únicamente piensa en sí mismo. Por este motivo, los seres que nos rodean, familiares, amigos… nos intentan aconsejar, pero ¡ojo! esos consejos pueden no ser tan buenos como pensamos.
En un proceso de divorcio con hijos pueden existir dos vertientes:
Dicho esto, la que prima en este país tan “progresista y democrático” es la segunda vertiente.
- Que la separación sea medianamente civilizada, olvidándonos de nuestras frustraciones para con el otro cónyuge en favor del bienestar físico, psicológico y educativo de nuestros hijos.
- Que la separación sea totalmente incivilizada, sin diálogo y con continuas disputas que afectan directamente a nuestros hijos. Con impedimentos de visitas, comunicación e incluso alienación del hijo hacia el padre. Normalmente suele realizarse hacia la figura paterna, dado que como he mencionado con anterioridad, la custodia de los hijos se otorga “por imperativo legal a las madres”.
Añadamos que el 28 de diciembre de 2004 se aprobó por unanimidad en el Congreso de los Diputados la Ley Integral contra la Violencia de Género, en la que la mujer (yo soy mujer) puede denunciar a su cónyuge a su libre albedrío, sin necesidad de aportar ningún tipo de prueba que lo acredite, lo que conlleva de entrada:
- Pasar el fin de semana en el calabozo. (Se da la extraña circunstancia de que la mayor parte de las denuncias se producen en fin de semana o en período vacacional). Hay quien tiene más suerte y pasa a disposición judicial sin pasar por los calabozos, aunque no suele ser lo más usual.
- Celebración de Juicio Rápido en el que el hombre es asistido por un abogado de oficio. De estos juicios normalmente se sale con las siguientes medidas cautelares:
- Una orden de alejamiento del ex marido hacia su ex mujer.
- Visitas a los hijos:
- En fríos puntos de encuentro bajo supervisión.
- Recogida de los hijos por medio de una tercera persona que se lo entregará al padre, como si de una mercancía se tratara.
- Algunos padres únicamente tienen una o dos visitas inter semanales sin pernocta. Otros un día con pernocta.
Ambos progenitores están capacitados para el cuidado, educación y atención de sus hijos, independientemente de la edad que los pequeños tenganMientras se espera a la celebración del juicio penal, que tardan en salir una media de un año y medio o dos años, nosotras, las mujeres podemos:
- Saltarnos a la torera la patria potestad compartida. Hacer y deshacer a nuestro antojo, pudiendo entre otras, llevarnos a los hijos a cientos de kilómetros del padre e incluso a otros países. Con total impunidad. Si es el padre quien lo hace, tendría una orden de busca y captura por secuestro.
De todos es conocido que las personas somos dadas a juzgar al prójimo aún sin conocer las verdaderas circunstancias que le rodean y que incluso existiendo sentencias en firme, estas pueden ser erróneas basadas en ausencia de pruebas, falsos testimonios e incluso denuncias falsas. Esta es una realidad que todos sabemos que existe, pero que muy pocos se atreven a decir públicamente.
- En caso de ser objeto de una denuncia por violencia de género, todos sus derechos y dignidad se van al garete. Son mal vistos por la gente de su entorno y en numerosas ocasiones se ven obligados a cambiar de residencia.
- Hay mujeres que tienen la fortuna de trabajar, vivir o ambas en el perímetro comprendido en la orden de alejamiento, con lo cual, el pobre desgraciado de turno ni siquiera puede acceder a recoger a los hijos al colegio, denunciar en el juzgado o incluso acudir al cuartel de la policía. Esto generalmente sucede en pueblos pequeños.
- Se haya celebrado o no el juicio penal, e independientemente del resultado de la sentencia, los padres no tienen la opción de conocer al pediatra de sus hijos, sus enfermedades, obtener la tarjeta sanitaria para poder llevarlos al médico o para salir de vacaciones en prevención de posibles enfermedades.
- Tampoco tienen opción a obtener el DNI de sus hijos.
- Escasos o nulos informes escolares de sus propios hijos
- En la mayoría de los casos no existe conciliación de la vida laboral y familiar para las visitas inter semanales con sus hijos, por lo que el justificante del convenio regulador del régimen de visitas con los hijos no sirve, por no estar tipificado en ninguna parte. Con lo cual, o bien la empresa lo descuenta del sueldo o bien pueden considerar el despido de la empresa.
CONSECUENCIAS PARA LOS HIJOS
Si ya es duro de por sí un cambio en un ambiente familiar sereno y equilibrado, imagínense lo que supone en un proceso de divorcio y para más inri, contencioso, en el que los padres no cesan de pelearse y uno de ellos o ambos, utilizan a sus propios hijos como arma arrojadiza en contra del otro.
- Se les arranca de raíz de su entorno familiar habitual. De repente dejan de ver a la otra parte de la rama de su familia, generalmente la rama paterna. No ven a su padre con la asiduidad a la que estaban acostumbrados y por ende, al resto de la familia (abuelos, tíos, primos e incluso amigos).
- En muchas ocasiones se ven obligados por la madre custodia a trasladarse a vivir a otro lugar, estudiar en otro colegio diferente y tener compañeros de clase diferentes.
Por todos estos motivos, es imprescindible liberarse de cualquier tipo de ideología y potenciar la educación aséptica, aprendiendo a ser tolerantes con los demás, respetando el principio de igualdad en todos los ámbitos de la vida para todos y cada uno de los individuos que conformamos la sociedad, sin favorecer más a unos para perjudicar a otros.
- Elevadas probabilidades de trastornos emocionales y regresiones a edades inferiores a la que tienen. Trastornos del sueño en forma de pesadillas, cambios en los hábitos alimentarios, cambios en el comportamiento (tristeza, depresión… Los sueños suelen tener tendencia a sentirse culpables de lo que sucede, especialmente si no se les explica la situación que están viviendo y se les transmite seguridad).
- Cambios significativos en los estudios (bajo rendimiento), en el comportamiento con los compañeros de clase (agresividad, tristeza, sumisión…).
- Agresividad con otros compañeros del colegio y hacia los propios padres/madres.
- Al llegar a la adolescencia corren el peligro de convertirse en pequeños/as delincuentes, drogadictos, e incluso muchos acaban suicidándose.
Dejo aquí la siguiente reflexión:
¿Serían ustedes capaces de hacer desgraciada la vida de sus propios hijos o por el contrario, intentarían hacer lo imposible por que convivan con su padres y con sus madres en igualdad de tiempos de convivencia dejando de lado nuestras frustraciones y nuestras peleas con el otro progenitor sólo para conseguir el equilibrio emocional, físico, educativo y social de los que han sido y son más importante en nuestras vidas: nuestros hijos?
La pérdida de nuestra dignidad como individuos, como familia, como sociedad se ha convertido en un problema de Estado, y como tal, debería de ser tratado.
Blanca Escaño
Presidenta de Amyhir
G01513936
- La Tristeza de ser padre en el Siglo XXI
http://es.globedia.com/tristeza-padre-siglo-xxi
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