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miércoles, 6 de marzo de 2013

Manual de corrección política: todos contra Toni Cantó

Miércoles, 6 de Marzo, 2013
Enlace:
- Concentración día del padre 2013.
Federico Quevedo
Ya sé que escribir este artículo me va a conllevar la crítica exacerbada y apasionada de los militantes del pensamiento único, pero si algo tengo claro en esta vida es que estoy radicalmente en contra de las cacerías organizadas en aras de la uniformidad ideológica progresista. Eso es exactamente lo que le está pasando al diputado por UPyD Toni Cantó: está siendo víctima de la violencia de género, de otro tipo de violencia de género, la que se ejerce contra aquellos que ponen en duda los dogmas de la iglesia progresista, entre ellos el de que todas las mujeres, sin excepción, son víctimas del maltrato ejercido por sus parejas masculinas.
Yo no conozco personalmente a Toni Cantó, y saben además lo que pienso en términos generales de su partido y de su líder, Rosa Díez, pero no creo que su desafortunado análisis sobre la cuestión deba ser objeto de un escarnio público como el del que ha sido objeto, sino que, más bien al contrario, debería haber servido para abrir una reflexión sobre una realidad que está ahí. Yo tengo un amigo que se está separando de su mujer. Las razones dan igual, son de índole personal, pero, con el fin de arrebatarle la custodia de sus hijos y aconsejada por sus abogados, su expareja le puso una demanda por malos tratos que, por supuesto, nunca han existido. Ni siquiera psíquicos. Si acaso, el que ha sufrido en alguna ocasión esa presión ha sido él, pero como el hombre se supone que es más fuerte, eso no se considera un delito.
La existencia del maltrato y el compromiso irrenunciable de su extinción no debe nublarnos la vista sobre un hecho evidente: la sola existencia de la desigualdad de trato en la ley hace que el Estado de derecho cojee de una de sus patas
Y tampoco está mal que sea así. El deber de un Estado de derecho es proteger al más débil, y es evidente que desde un punto de vista físico, en la relación de pareja la más débil casi siempre es la mujer. Y, además, hay un hecho evidente: ellas mueren por centenares a manos de sus parejas, cuando no sufren situaciones absolutamente humillantes de maltrato. Atendiendo a esa realidad se hizo una ley que, sin embargo, en lugar de buscar la equidad propia de la justicia y la extensión de la seguridad jurídica a todas las partes implicadas, basándose en un equivocado criterio de exclusión fundamentado en la ideología de género desampara al hombre como sujeto de derecho en igualdad de condiciones ante la ley. Una mujer puede ir a un juzgado y denunciar a su pareja por malos tratos y, sin necesidad de que aporte ninguna prueba que lo demuestre, el hombre será inmediatamente detenido y puesto a disposición judicial durante al menos 72 horas.
En su respuesta a las afirmaciones de Toni Cantó, obviamente equivocadas y desafortunadas en el modo en que se hicieron, el CGPJ señalaba que tan solo el 0,01 de las denuncias interpuestas por malos tratos son falsas en origen. Es verdad, pero lo es porque la mayor parte de las denuncias falsas se resuelven en la vista, y el dato que debería dar el CGPJ es cuántas denuncias por malos tratos acaban siendo archivadas, o resueltas, como falsas una vez celebrada la vista de las mismas. La realidad es que el ‘castigo’ por una denuncia falsa es mínimo: ni siquiera se tiene en cuenta el daño moral y casi irreparable que inflige una denuncia falsa de malos tratos a un hombre, que prácticamente queda marcado de por vida aun habiendo demostrado que no era cierto.
La lucha contra la violencia de género nos debe involucrar a todos, y a los hombres los primeros. A mí, sin conocerle, no me cabe duda del compromiso de Toni Cantó en esa batalla diaria que debemos dar contra el maltrato, pero la existencia de ese drama y el compromiso irrenunciable de su extinción no ha de nublarnos la vista sobre un hecho evidente: la sola existencia de la desigualdad de trato en la ley hace que el Estado de derecho cojee de una de sus patas.
Corregirlo es fácil: habría que llevar a cabo una reforma de la actual ley que incluyera penas más duras por las denuncias falsas y, ya de paso, introdujera como víctimas de los malos tratos a los hijos de la pareja porque, en la mayoría de los casos, son los que más sufren esa violencia, cuando no se convierten en una forma de chantaje. Es necesario que la corrección política se vea superada por la igualdad ante la ley para que el Estado de derecho funcione en toda su plenitud.
http://www.elconfidencial.com/opinion/dos-palabras/2013/02/27/manual-de-correccion-politica-todos-contra-toni-canto-10798/

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