Reunión de los lunes

Nos reunimos todos los lunes a las 20,30 horas en la C/Vinaroz nº31, entrada por C/Pradillo, MADRID ¡TE ESPERAMOS!

jueves, 14 de marzo de 2013

Prisioneros de un pensamiento atávico

Jueves, 14 de Marzo, 2013
Enlace:

S.O.S. padres: La batalla por los hijos


Por Sergio Sinay
Desde que, a mediados del siglo XX, se empezaron a cuestionar con intensidad creciente los modelos femenino y masculino tradicionales, y al tiempo que las mujeres comenzaron a recuperar su derecho a desear, la autonomía sobre su cuerpo, la posibilidad de incursionar en áreas sociales, políticas, económicas, sexuales, profesionales y públicas que les habían sido vedadas, también se promovió la demanda de transformaciones en los hombres. Que salieran del rígido y estrecho molde del productor y proveedor económico, del competidor infalible, del conquistador implacable, del administrador del mundo público, del acorazado emocional, que se atrevieran al intercambio afectivo explícito, a las acciones intuitivas, a explorar el universo de su propia encapsulada sensibilidad.
Un mayor protagonismo amoroso expresado en acciones y en palabras, una mayor presencia en las rutinas cotidianas, un más intenso compromiso en las cuestiones vinculadas a la salud, la educación, la alimentación y la agenda diaria de los hijos, fueron, en el plano de la paternidad, parte importante de ese reclamo a los varones. Justo reclamo, que no sólo respondía (y responde) a necesidades de las mujeres, sino, primordialmente, de los hijos. Aunque no hubo un verdadero movimiento colectivo masculino en esa dirección, muchos hombres (sobre todo los más jóvenes) adoptaron ese modelo de paternidad presente, atenta, afectivamente nutricia, amorosa y proveedora, en fin, de un modelo masculino más rico y enriquecedor.
Como suele ocurrir, las instituciones políticas y sociales quedan a menudo empantanadas en paradigmas rígidos y arcaicos, no registran las transformaciones de la sociedad en la que actúan y, haciendo más de lo mismo que venían haciendo, no sólo se aíslan de las personas y de los procesos reales sino que van en su contra. Además de no solucionar problemas, los crean o se convierten ellas mismas en problemas. A la luz de numerosas decisiones judiciales en casos de divorcio se ve hoy que, en la práctica, muchos hombres sufren por haberse salido del rígido modelo masculino tradicional. Se les impide ser padres presentes, se les prohíbe el ejercicio cercano y amoroso de su paternidad, se los condena a la condición de meros proveedores económicos. Una justicia que sigue creyendo, atávicamente, que los hijos son más de la madre que del padre, que el papel de éste se agota en el aporte de simiente, apellido y sostén material, que desconfía (a través de sus fallos) de la capacidad masculina para la crianza, para el cuidado y para el amor, es, hay que decirlo con todas las letras, una justicia machista. Condena a las mujeres a parir y a los hombres a proveer. Y, lo peor, aunque diga actuar en función de lo más conveniente para "el menor", no ve en el hijo a una persona, lo ignora como tal, lo despoja de una fuente de amor necesaria y lo convierte en mera pieza inerte de un mecanismo jurídico.
En el largo camino que queda por recorrer para forjar puntos de encuentro profundo entre hombres y mujeres a partir del reconocimiento y respeto de las diferencias, todo esto ayuda muy poco. O nada.
http://www.lanacion.com.ar/1466675-prisioneros-de-un-pensamiento-atavico

No hay comentarios: