PERÚ
http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-hijos-familias-disfuncionales-presentan-mas-problemas-mercado-laboral-477265.aspx#.UlGX01Pm4eola ausencia de la figura paterna puede afectar negativamente el rendimiento académico, incentivar la aparición de complejos de inferioridad y deseos de aislamiento
Encuesta de BM reveló que 40% de empleadores tuvo problemas para buscar perfiles requeridos
Las desventajas de los jóvenes provenientes de familias disfuncionales se agudizan en el mercado laboral actual, donde además de experiencia y conocimientos se requiere profesionales con confianza en sí mismos, iniciativa, respeto hacia los demás y lealtad manifiesta, advirtió hoy el Instituto del Matrimonio Farmilia.
Elena Alvarado, investigadora principal de esa institución, recordó que el Banco Mundial efectuó entre el 2007 y el 2008 una una encuesta en la que se demostró que los empleadores demandan a sus trabajadores habilidades cognitivas y socioemocionales tanto como habilidades técnicas o profesionales.
Tras esa encuesta, se estableció que el 40% de los empleadores tenían problemas para encontrar profesionales que tuvieran el perfil requerido.
“Debemos entender que como padres tenemos la obligación de atender todas las necesidades de amor de nuestros hijos, pues estamos formando el capital humano de la sociedad del futuro”, puntualizó Alvarado.
Imagen paternal
A través de un estudio realizado por Farmilia, se ha logrado determinar que la percepción que tienen los hijos sobre el rol del padre está estrechamente ligada a la calidad del vínculo conyugal que guarde éste con la madre, sean casados o convivientes.
Se concluyó que, contrariamente a lo que se pensaba, la influencia del amor del padre en el desarrollo de sus hijos es tan crucial como la de la madre. El padre es clave para forjar identidades; crear hábitos de disciplina; manejar el sentido del límite; proveer materialmente; entre otros.
Por el contrario, la ausencia de la figura paterna puede afectar negativamente el rendimiento académico, incentivar la aparición de complejos de inferioridad y deseos de aislamiento, señala Alvarado.
Esta organización encuestó a dos mil escolares secundarios de 11 a 16 años de edad, entre varones y mujeres de Lima Metropolitana. Resultó que el 77% eran hijos de padres casados o convivientes y el 23% eran hijos de padres separados o divorciados.
Mientras que el 91% de hijos de padres casados o convivientes dijeron querer imitar el modelo conyugal de su padre cuando sean adultos, solo el 9% de los hijos de padres divorciados o separados dijeron querer imitar el modelo conyugal de sus padres.
Según explica Elena Alvarado, esto significa que “los niños no pierden de vista la relación de sus padres, todo lo contrario, siempre están pendientes del comportamiento de sus padres y se forman una opinión base de lo que será su vida”
La encuesta demostró además que la calidad de la relación de la pareja es proporcional a la capacidad de los hijos de sentirse amados y protegidos. El 87% de menores cuyos padres están casados expresaron sentirse más amados por el padre. Solo el 2% de los niños de ese segmento percibía que sus padres no los amaban.
En cambio, el 69% de los hijos de los padres divorciados o separados de la madre dijeron sentirse amados. El 13% afirmaba sentir que no eran amados por el padre.
En otro momento, la encuesta reveló que el 34% de los hijos de padres separados de la madre dijeron discutir bastante con sus progenitores. De manera casi similar, el 33% de los hijos de padres unidos a la madre dijeron discutir con sus progenitores.
En lo que se refiere al papel del padre a enseñar a su hijo (a), los límites relacionados al empleo del internet, se revela que el padre separado o divorciado de la madre ejerce menor control al acceso de sus hijos a la web que el padre casado o conviviente.
El juego con los niños
Según la investigación, se determinó que solo el 23% de los padres que no viven con la madre juegan frecuentemente con sus hijos; y que el 50% juegan poco con sus hijos. La situación es distinta en el caso del padre que vive o está casado con la madre: el 50% juega con su hijo y solo el 28% juega poco con su hijo.
“El juego compartido con el padre le procura al hijo mejores habilidades sociales, un mejor entendimiento de los sentimientos de los demás, capacidad de concentración y atención”, enfatiza Elena Alvarado.
(FIN) NDP/RRC
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