Publicado en FACEBOOK por Mariano Orta Toscano
SOMOS VICTIMAS QUE DEFENDEMOS NUESTRA DIGNIDAD (Huelva, 02/10/2.013)https://www.facebook.com/groups/149604548560593/permalink/178562332331481/
Mariano Orta Toscano
Padres sufridores:
Este sistema viciado por una justicia desigual y persecutoria, que nos obligan a soportar sus tiranías caprichosas, podríamos eludirlo satisfactoriamente desde el momento que renunciásemos a nuestra dignidad. Pero ni lo vamos a consentir, ni nos van a doblegar.
No comulgo con aquellos padres y madres que, cuando surge el conflicto familiar, renuncian a su condición de padre o madre y se desentienden de sus hijos, abdican de sus proyectos de vida en común y desaparecen del escenario de los apegos generados por los vínculos de sangre. Estos sujetos, con estas formas de actuar, están renunciando a la vez de su condición de personas integrantes de un núcleo familiar que con fundadas esperanzas contribuyó a crear y desarrollar. Esta actitud de huida hacia lo desconocido, bien sea por miedo a enfrentarse a los problemas generados por la nueva situación, o en su caso, debido a una incapacidad para superar las dificultades típicas del enfrentamiento con la ex pareja, no son conscientes de que simultáneamente, están renunciando a su DIGNIDAD PERSONAL.
En palabras del Papa Pablo VI … “Un hombre tiene que tener siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo”.
Junto con la vida y la salud, nuestros derechos a preservar los lazos naturales que nos atan a nuestros hijos conforman los factores decisivos de la tipificación de nuestra DIGNIDAD PERSONAL. Un hombre sin dignidad es una piltrafa humana. No concibo un padre sin dignidad de padre, como tampoco comulgo con la existencia de un hijo abdicando su dignidad de hijo. Padres e hijos conforman una misma pieza primorosa de la vida, son pilares de un mismo edificio en construcción, unidos indisolublemente a través del valor de la DIGNIDAD HUMANA.
El valor humano que estamos delimitando, es una facultad que goza del tributo considerable de ser consagrado como derecho inalienable, fundamental, identificado en el artículo 10.1 de nuestra C.E. :
“La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social”.
Nuestra dignidad de padres, de madres, de abuelos, de hijos y de nietos, de tíos y sobrinos, de hombres y mujeres, es una aportación a la vida realizada por Dios, desde el momento mismo de ser engendrados en el vientre materno. Esa dignidad adquiere un derecho de defensa más desarrollado a partir del nacimiento e inscripción en el Registro Civil, en el que nos reconvertimos en PERSONAS DIGNAS, y como valor humano de raigambre constitucional, nos acompaña de por vida, en la cárcel y en la libertad, en la salud y en la enfermedad, en la gloria y en el fracaso…. SOMO PERSONAS DIGNAS, no sujetos inertes sometidos al mercadeo traidor de autoridades y mandamases, tiranos y bandidos, adscritos o adheridos a regímenes despiadados de control social… Hago estas alegaciones de quejío, evacuadas desde el interior de mi conciencia, porque SOMOS VICTIMAS DE UN SISTEMA JUDICIAL TRAICIONERO DE NUESTRA DIGNIDAD, y esa traición se materializa, y por lo tanto intentan pisotear nuestra dignidad, cuando en el proceso correspondiente se nos niega la presunción de inocencia, el derecho a la prueba, la posibilidad de defendernos con base al principio de igualdad de armas, cuando se nos pisotea el derecho a la igualdad de las partes, cuando se nos margina socialmente para procurar nuestra muerte civil, se nos desprestigia como seres humanos, etc. etc. etc…. todo ello con intenciones nunca confesadas por delatoras de su condición criminal… Cuando así actúan los criminales del régimen traidor, afiliados a los parámetros actuacionales del feminazismo, sus interesados caminos siempre les conducen al insaciable lucro material que tiene su origen y destino en la CRIMINAL INDUSTRIA DEL MALTRATO.
Pero nosotros, las VICTIMAS de este sistema perverso, instaurado desde el afán de dominio de unas minorías totalmente despreciables y de las que la sociedad en general abomina de sus métodos de dominio y enriquecimiento, no vamos a claudicar, ni vivo ni muertos, ni libres ni encarcelados, ni siendo imputados ni declarando nuestra absolución, ni pretendidamente hundidos en la INDIGNIDAD ni hipócritamente dotados del derecho a ser cualificados como ciudadanos de orden. Incidimos, no vamos a renunciar de nuestra defensa en la lucha por la salvaguarda de la DIGNIDAD que nos corresponde, porque NO ES DE ORDEN, ni tampoco de personas DIGNAS, obligarnos a soportar en el marco de un silencio cobarde que se nos condene desde la indefensión y el chantaje procesal, a ser PADRES HUERFANOS DE HIJOS VIVOS, o en su expresión inversa, sean nuestros hijos declarados HUERFANOS por ausencia impuesta de sus queridos padres.
En palabras de Francisco Serrano (“Dictadura de Género”- ALMUZARA. Pág. 30) no vamos a claudicar nunca ante “… aquellos que se amparan en la apología del odio, y que persiguen a los que siguen creyendo en una cultura del amor y mutuo respeto, aquellos que invierten la realidad, como el negativo de una foto, e imputan a los que les incomodan, las propias prácticas que ellos ejercen, representándolas con denominaciones contrarias a su significado, valiéndose de un nuevo diseño de perversión del lenguaje”.
MITIN ANTE EL MINISTERIO DE JUSTICIA
Madrid, 28 de octubre de 2.013.
marianoortaabogado@yahoo.es
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