Pero ese superman y superwoman, que atribuye al papel del padre y la madre esta letrada, para que puedan considerarse como actos, a ejercer ambos la guarda y custodia, no es tan real. A la madre ya se la presupone una superwoman, a la madre si se le consideran las habilidades parentales por defecto sin entrar a su análisis, al padre no. El padre es quien debe de demostrar que dispone de dichas habilidades parentales, que conoce los protocolos para cuidar y atender a los hijos de forma adecuada, que ha cambiado pañales, que lleva a los niños al colegio, al pediatra. que no solo se dedica a sus quehaceres, o a la función de proveedor económico de la familia.
Por un lado cuando el matrimonio o la unión de la pareja va por buen camino no existe problema alguno por la madre en trasladar a sus hijos, familiares u otros, que el padre quiere a sus hijos, que para él son lo más importante, pues hay ocasiones en donde el único que sostiene la economía familiar sigue siendo el varón, y lo mismo que hay hombres que trabajan una jornada de mañana y ganan un generoso sueldo, hay otros que tienen que trabajar horas y horas durante la semana, poder librar como mucho una tarde a la semana, o como un día completo, para que sus hijos y su mujer dispongan de lo necesario para sobrevivir. Después este hombre en un proceso de divorcio es criticado, y todos los esfuerzos que ha hecho para mantener a la familia se vuelven en su contra, y son considerados como un acto de egoísmo en el cual se deja a un lado los cuidados de los menores en favor de la supuestas dedicación voluntaria al trabajo.
No es justo ni real exponer al público que el padre y la madre son considerados por igual ante la justicia. Es padre hoy día tiene que demostrar, a la madre se la considera innatas las habilidades del cuidado de sus hijos. Miremos las cifras, miremos la realidad del día a día en los juzgados. La mujer mantiene presente que por el hecho de ser mujer los jueces van a concederle por defecto la guarda y custodia, una guarda y custodia que pedirá y se negará a acordar una custodia compartida, pues es la madre quien se niega a que sus hijos puedan ser educados y criado también por su madre. El sistema pervierte a las mujeres cuando establece que por el cuidado de los hijos va a poder ser mantenida, va a disfrutar de la vivienda familiar, a costa del padre de los menores.
El Tribunal Supremo se ha pronunciado de forma clara y contundente respecto a que el interés de los menores es que puedan ser cuidados y atendidos tanto por su madre como por su padre. El problema es que el machismo que anida en la mente de los jueces considera que sigue siendo la madre quien debe cuidar a los menores. Es lo mismo que a la hora de cargar las bolsas más pesadas de la compra, la mujer asume que es el marido quien debe soportar la carga de éstas, y de igual forma el marido sin que nadie se lo pide las agarra. En el caso de la decisión en la atribución de guarda y custodia sigue sucediendo igual, antes de entrar a la vista ya los jueces en su mente mantienen la premisa de que la guarda y custodia de los menores es para la madre. Machismo, y feminismo, pues es ahora el feminismo quien exige que no aplique la custodia compartida, que la madre continúe lavando con las labores domésticas y el cuidado de los hijos, a costa de ser mantenida por un hombre.
Puede que haya varones que piden la custodia compartida por interés, que representan un papel porque les conviene a su economía, y que consideran que los hijos son para la madre. Los hay, son además fruto de una educación machista, la cual hoy día sigue perpetuándose con la imposición de la custodia materna. Pero de lo que no cabe duda es de que hay una gran parte de mujeres que acuden a los juzgados a pedir que los menores se relacionen cuanto menos con su padre, que se declare a los menores huérfanos de padre vivo, por el hecho de que tras la guarda y custodia va a recibir un sueldo (disfrazado en "pensión de alimentos"), y el uso de una vivienda familiar, de la cual como mucho va a pagar los gastos a medias. Si quitamos estas ventajas para la madre, los niños quedarían la mayoría en manos del padre, pues simplemente muchas de esas madres no querrían saber nada de ellos.
El espacio teatral mayor se encuentra en las salas de vistas, en los juicios. Allí se concitan varias personas que supuestamente cobran y están para defender los derechos de los menores: jueces, fiscales, psicólogos y trabajadores sociales.
Fuente:
Teatro y derecho de familia
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/teatro-derecho-familia_1003001.html
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