Sábado, 15/01/2011
Parece que un miembro de Scotland Yard se infiltró entre los verdes británicos y tuvo relaciones sexuales con algunas activistas. Una de ellas ha declarado al Guardian que al saber de las auténticas intenciones del policía se ha sentido “violada”. Una portavoz de los verdes no implicada en el asunto remató: «Puede que el Estado haya patrocinado abusos sexuales». Quizá no sea inútil señalar que no consta ninguna denuncia de violación en torno de los encuentros sexuales. Quizá no sea inútil señalar el carácter alegre, impune y degenerado que ha adquirido la palabra violación.
La utilización de los atractivos sexuales como estrategia de engaño y método para lograr información es un clásico. James Bond aparte, sus agentes provocadores suelen ser mujeres. Una mata-hari, se dice como nombre común. La especialización femenina tiene motivos obvios. El principal es que el poder ha estado en manos masculinas. Y es probable también que los hombres sean más fáciles de seducir que las mujeres. Como en tantas otras cosas, los papeles tradicionales se están invirtiendo. No creo que a ningún hombre burlado por una mujer se le haya ocurrido nunca acusar de violación a su pareja. Fui débil. Caí en las redes. Esa literatura de kiosko. Como máximo algún hombre llegaría a decirse fui un imbécil; pero difícilmente se considerará una víctima. Todo lo contrario de estas jóvenes británicas que lejos de admitir su responsabilidad, sus errores de percepción, lanzan el bote de humo de la violación. No hay duda de que la ley del más débil (copyrigth Lapied) está empezando a hacer sus efectos en la crianza: las muchachas, rodeadas, no conocen mayor responsabilidad que la de sus enemigos patriarcales; que son, obviamente, todos los hombres y un sinfín de mujeres compradas.
La denuncia de las mujeres británicas me es, además, muy particularmente descorazonadora. A fuerza de insistir en mis lecturas socialdemócratas, tan placenteras, había acabado creyéndome el nuevo discurso sexual femenino y su obligatoria homologación con el del hombre. Estaba a punto, incluso, de repudiar sinceramente a Stephen Fry y su polémico y reciente tweet sobre la desigualdad erótica de hombres y mujeres, sobre la evidencia de que las mujeres no van a los parques oscuros en busca de sexo. En realidad, y a despecho de lo que escribí hace un minuto, todos mis colegas de pecho y espada saben la razón auténtica de que un hombre burlado por una espía no se sienta una víctima. ¡Cómo iba a sentirse víctima, la bestia, con lo que disfrutó! Cualquiera sabe que el sexo es un fin en sí mismo para el macho. Ahora, estas mujeres que impugnan su pasado denunciando que en aquellas camas no había verdad, me devuelven la esperanza. Mujeres que creen que el sexo es algo más. Mmmm… Lo prohibido.
http://www.arcadiespada.es/2011/01/13/13-de-enero-3/
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