Miércoles, 26 de Enero de 2011 Mª. del Carmen López Rodríguez
Soy una madre divorciada, con un hijo. Escribo estas líneas porque me gustaría llamar la atención, instar a los lectores a que reflexionen unos minutos, sobre las diferentes maneras para una madre de afrontar una separación, una cuestión que la gran mayoría tenemos alrededor, pero que todavía goza de muchos lastres ya añejos del pasado.
Las leyes de divorcio se redactaron pensando en la defensa de los hijos, y con esa misma premisa el actual gobierno redactó la reciente modificación de ley. Bien es cierto que en el pasado se cometieron muchos abusos, y es muy cierto que muchas mujeres solas, sin recursos, sufrieron enormemente y tuvieron que sacar adelante a sus hijos porque el padre simplemente desapareció de la escena, olvidándose prácticamente de todo.
Pero ése no es el contexto actual en el que nos encontramos. Con sus beneficios y perjuicios, la incorporación de la mujer al mercado laboral merece y justifica un cambio de reglas. Es lógico y necesario que se prime el interés y bienestar de los menores, lo que no es lógico ni sensato, es que haya mujeres, que las hay y todos las conocemos, que estén utilizando a sus hijos como moneda de cambio, a favor de sus intereses, y en contra de los del padre.
Como ya he dicho soy madre divorciada, y sé de lo que hablo. Nunca he intentado obstaculizar la relación de mi hijo con su padre, limitándolo a lo estricto que especifique el convenio de separación, porque no es justo que se limite a un padre del disfrute de su hijo así como participar en su educación, teniendo para ello 2 fines de semanas al mes así como 2-4 horas dos veces en semana. El convenio es un medio por el que la ley modera la actitud entre el padre y la madre, cuando no hay acuerdo entre ellos. Pero cuando hay buena fe, ésta predomina sobre el papel. Para mí lo más importante es que mi hijo esté bien, creo que ése es el camino, el bienestar de un hijo está por encima del interés de una madre, del tipo que sea, independientemente de que los padres como pareja no hayan podido funcionar.
Pienso que son dos cosas diferentes y no se han de mezclar.
Por desgracia, no todas las mujeres actúan así. Prevalecen intereses económicos o de cualquier otro tipo, para limitar la figura del padre en la vida de su hijo a unas cuantas de horas al mes, así como se muestran inflexibles e intransigentes a cualquier tipo de trabajo en común en pro del bienestar del niño. Piensan que castigan con esa actitud al ex…
Por desgracia también, la modificación de la ley del divorcio no está permitiendo todavía, esperemos que en el futuro sí, que la custodia compartida sea cada vez más el régimen que regule la relación con los menores de los padres divorciados. La custodia compartida es justa y necesaria. Sin embargo, de los divorcios registrados en 2009, según los últimos datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, en el 84% de los casos la custodia de los menores fue otorgada a la madre,(¿Se ha tenido en cuenta cómo es la madre a la que por defecto se le asigna la custodia del hijo? Pues ella será responsable de decisiones importantes a tomar con el niño, pues el padre pasa a un segundo plano) El padre la obtuvo en el 5,6% de los casos, y la custodia compartida sólo representa hasta el momento un ínfimo porcentaje del 9,7%.
Hoy día un padre divorciado, arrastra no sólo la carga psíquica y emocional que supone un capítulo semejante, sino que a duras penas logra reponer sus cimientos vitales debiendo abonar la mitad de la hipoteca de un domicilio del que no disfruta, más la pensión alimenticia de los hijos, y pensión compensatoria a la madre, en algunos casos. Y por si esto no fuera suficiente, todavía hay mujeres que aprovechan esta situación para modificar, directamente anular o gobernar el régimen de visitas a su antojo (hoy te permito esto porque me viene bien y mañana porque esté de otro temple o simplemente no me interesa, pues no te lo permito remitiéndome al convenio) obstaculizando seriamente la relación y la figura del padre para con su hijo.
No es justo.
Hay muchísimos padres implicados y seriamente interesados en la educación y el correcto desarrollo de sus hijos, y sin embargo, por una situación de divorcio, se convierten en una figura correspondiente a dos fines de semana al mes y un par de tardes a la semana. Realmente me parece muy triste, y me gustaría que todas las madres divorciadas, así como la población en general pensase un poco sobre este asunto.
Si las mujeres estamos luchando en todos los campos por la igualdad…..¿Dónde está nuestra coherencia?
Porque hay otra manera de hacer las cosas, y porque los hijos no son una moneda de cambio.
http://www.lasemana.eu/la-opinion/cartas-a-la-redaccion/los-hijos-no-son-moneda-de-cambio
2 comentarios:
Si muy bonito a día de hoy, y te hablo porque lo estoy viviendo que precisamente el padre usa a los hijos en función de sus intereses.. Hoy te quiero ver mañana no.. Además de que en los años que vivimos como pareja nunca tuvo capacidad de reacción ante enfermedades ni dejo de hacer sus planes de fiesta por su hija. Compartida si para padres responsables. Para padres ausentes ya antes de la separación por estar haciendo su vida en todos los aspectos.. Es decir una doble vida. Pues no estoy de acuerdo
Estoy de acuerdo,
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