Padres sufridores:
En la mañana de hoy tenía previsto escribir acerca del derecho a la tutela judicial efectiva, y su aplicación en los casos que nos atañe, concernidos a las víctimas del crimen judicial ejecutado contra la infancia, hijos de padres separados. Pero me ha llamado poderosamente la atención las noticias que nos traen a la memoria los crímenes de estado atribuidos a quienes fueron integrantes de los G.A.L.. El denominador común de aquellas prácticas criminales, materializadas por funcionarios al servicio del estado, quienes previamente habían formalizado su juramentado de respeto a la ley, se ciñen a una serie de actuaciones delictivas en las cuales EL SECUESTRO, LA TORTURA Y MUERTE formaban parte de un hilo conductor, un guión preestablecido por el poder de la época, con el objetivo invariable de acabar con el TERRORISMO SEPARATISTA.
En aquella época, hace más de 20 años, aún no era conocida la DICTADURA DE GENERO que actualmente impera en el ámbito de la INDUSTRIA DEL MALTRATO, pero sí que existe un copiado y pegado en cuanto a los métodos a empleados para lograr el exterminio de quienes antes eran calificados como terroristas pertenecientes a ideologías extremistas, y ahora somos considerados “enemigos del feminazismo”; es decir, se nos identifican como sujetos peligrosos a los que hay que aniquilar, porque atentamos contra el desmantelamiento de toda una industria criminal que ha sido ideada, potenciada y protegida por el poder reinante (con ley especial y órganos judiciales especializados a su disposición), goza de la presunción de necesidad de sus métodos exterminadores (abundante doctrina de todas las instancias legalizan esta nueva modalidad de crimen de estado) y tratan de estigmatizar, con los mass-media de su lado, a todos aquellos que les plantamos cara aplicando los instrumentos de expresión que la moderna sociedad pone a nuestro alcance.
Exactamente igual que el nazismo hitleriano, mussoliniano o estaliniano, la eliminación del contrario mediante el empleo del SECUESTRO, LA TORTURA Y MUERTE conforman unas actuaciones de manual instructor que el poder establecido ahora mismo lo aplica con el rigor inquisitorial de aquella época. Evidentemente, el objetivo de la doctrina del pensamiento dictatorial de género implantado en el segmento social del conflicto de familia, incluye estos tres elementos del crimen como requisitos para la potenciación y permanencia de su ideología y el correspondiente sistema aniquilador.
EL SECUESTRO se practica mediante unos protocolos de detención policial, desproporcionados e ilegitimados por la praxis de los derechos humanos más asentados universalmente; tras la medida de detención “legal” , de inmediato se dicta el SECUESTRO JUDICIAL DE LOS HIJOS DEL DETENIDO, materializado mediante la aplicación de unas medidas judiciales severísimas, denominadas “de protección de la víctima”, cuya finalidad no es otra sino el quebrantamiento de los vínculos afectivos paterno-filiales (igualmente, de abuelos y nietos, tios y sobrinos, etc. etc.). El alejamiento en distancias y la incomunicación verbal y visual, es el método expeditivo del que estos practicantes del crimen de estado se valen para imponer sus formas de exterminio.
Tras estas dos modalidades de secuestro, se inicia la siguiente etapa, LA DE LA TORTURA. Para su ejecución, siempre este poder al servicio de la “DICTADURA DE GENERO” (Francisco Serrano. Edit. ALMUZARA), dispone en abundancia de fiscales severísimos que se prestan muy gustosamente a proponer severísimas medidas de privación de libertad contra quien osó actuar como “maltratador habitual”, aunque para atribuir este denigrante calificativo no exista ni la más mínima aportación de prueba objetiva que sirva de elemento de convicción para atribuir delitos paridos por unas voluntades puñeteras obedientes a criterios ideológicos del derecho penal de autor. La TORTURA señalada se eterniza durante años y años, frecuentemente, y no solo afecta a los secuestrados (padres e hijos) sino que como es obvio, se hace extensiva a toda la familia extensa del detenido, alejado, encausado y privado de sus derechos fundamentales, entre ellos, el de mantener contacto y relación normal con su descendencia.
La tercera etapa es la de LA MUERTE, civil unas veces, y física otras muchas. Tras estas experiencias criminales, aquel núcleo familiar originario ha quedado para el recuerdo de los posibles supervivientes; el detenido y torturado lo ha reconvertido este sistema criminal en un despojo humano incapaz de rehabilitarse socialmente; la pobre criatura menor en edad de infancia, alejada de su padre y abuelos por esta rama parental, le habrán infundido una carga de odios e ideas maliciosas que le marcarán de por vida, convirtiéndolos (la experiencia lo acredita abundantemente) en seres inadaptados, indisciplinados, carentes de ambiciones personales, sometido a desequilibrios psicológicos durante toda su existencia, y marcado para siempre por la ausencia forzada de la figura paterna.
SECUESTRO, TORTURA Y MUERTE… es el epicentro de las noticias del día de hoy en la prensa nacional. Refieren hechos de un extinto TERRORISMO DE ESTADO que ha vuelto a resurgir en donde nunca jamás nadie pudo imaginar: en el seno de la institución familiar. Para denunciar ante el Ministro de Justicia esta nueva versión de CRIMEN DE ESTADO, estamos llamados el próximo dia 28 de Octubre ante el Ministerio de Justicia.
MITIN ANTE EL MINISTERIO DE JUSTICIA.
Madrid, 28 de octubre de 2.013. 11,00 horas.
marianoortaabogado@yahoo.es
Para mayor información de la convocatoria:
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