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jueves, 17 de diciembre de 2009

La crisis dispara los divorcios conflictivos

En el segundo trimestre del año las rupturas matrimoniales con tensión han crecido un 35% en Euskadi
Ainhoa Gondra - Jueves, 17 de Diciembre de 2009


Kepa Díez, presidente de ABIPASE, junto a miembros de la asociación
Bilbao. Cuando la crisis entra por la puerta, el amor sale por la ventana, y 2009 se está despachando a gusto. Sólo en el segundo trimestre del año, el porcentaje de separaciones y divorcios conflictivos ha crecido un 35% en Euskadi. Un dato recogido por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y que la Asociación de Madres y Padres Separados de Bizkaia (ABIPASE) puso ayer sobre la mesa para presentar las III Jornadas de protección del menor en los procesos de separación y divorcio, que por primera vez este año se celebran en una universidad, el Auditorium de Deusto, con la colaboración de ésta y de EHU/UPV, y con una proyección estatal.
Las jornadas, bajo el título La pacificación en las relaciones familiares, se inaugurarán hoy a las 09.30 horas con la intervención del Ararteko, Iñigo Lamarca, que dará paso a dos días de numerosas intervenciones de profesionales -psicólogos, psiquiatras, educadores sociales, abogados, jueces...- para abordar diferentes temáticas, que van desde la mediación familiar, los trabajos de investigación, el abuso sexual infantil, la violencia intrafamiliar y las interferencias parentales hasta el Síndrome de Alienación Parental (SAP).
Según datos extraídos de los informes anuales del CGPJ, en el segundo trimestre de 2009 la conflictividad en los procesos de separación y divorcio se ha disparado en un 35% en Euskadi. Este porcentaje se cerró en 34,2% en 2007 y en 34,4 en 2008, tanto por ciento que ya se alcanzaba en el primer trimestre de 2009. En el segundo, los divorcios y separaciones consensuadas fueron 815 y las no consensuadas sumaron 443 sobre un total de 1.258 casos.
Porque con los divorcios y separaciones se rompe la pareja y no la familia, la Asociación de Madres y Padres Separados de Bizkaia (ABIPASE) ha querido orientar sus III Jornadas de protección del menor en los procesos de separación y divorcio hacia La pacificación en las relaciones familiares, el título de los encuentros anuales de este año. Con estas jornadas, el colectivo trata de unir su sensibilidad y experiencia en la crisis familiar originada por el divorcio con el conocimiento de expertos en la materia y de las universidades de Deusto y del País Vasco promoviendo propuestas que generen soluciones con programas innovadores y de calidad en la intervención psicológica, socio-educativa y judicial.
vARIEDAD DE TEMÁTICAS Las temáticas abarcan desde la mediación familiar, los trabajos de investigación, el abuso sexual infantil, la violencia intrafamiliar y las interferencias parentales hasta el Síndrome de Alienación Parental (SAP) junto con experiencias de magistrados de juzgados de familia para rebajar la conflictividad. De este modo, además de madres y padres separados o divorciados, se darán cita profesionales del ámbito social, psicológico, judicial, de salud mental y futuros profesionales de estas materias procedentes de todo el Estado.
"Hay que priorizar la protección del menor en el divorcio. Un divorcio sin traumas que favorezca la adaptación y correcto desarrollo infantil de los menores en el proceso del cambio. Un divorcio judicializado conflictivo genera malas adaptaciones y problemas psicológicos en los menores que se reflejan a lo largo de la vida". En definitiva, el presidente de ABIPASE, Kepa Díez, se refiere a la premisa principal de que "los menores no son propiedad de los progenitores. Su responsabilidad es criarles, educarles y darles afecto promoviendo su autonomía y el desarrollo de una personalidad propia. Los progenitores deben pasar página adaptándose a la nueva realidad, que se caracteriza por ser pareja de padre y madre de por vida", sentencia Díez. Claro que la Ley de Divorcio actual, que nació cargada de buenas intenciones pero que no cumple las expectativas de pacificar las relaciones familiares, no ayuda, precisamente, a clarificar el panorama, pues debería legislar para separar los aspectos económicos y emocionales junto a sentimientos de posesión de los hijos para rebajar la conflictividad. En este sentido, medidas de apoyo social, por ejemplo, a la vivienda, ayudarían a rebajarla.
Desde el colectivo también apuntan cómo las instituciones se centran no tanto en las medidas de prevención, "inversión", como en las paliativas, "gasto". Lo explicaba ayer durante la rueda de presentación de las III Jornadas de protección del menor en los procesos de separación y divorcio el presidente de ABIPASE, Kepa Díez, en la sede vizcaina en el Casco Viejo de la capital. "Existe tanto una saturación de usuarios en los Puntos de Encuentro Familiar como de demandas contenciosas en los juzgados de familia. También se deben coordinar más los servicios sociales y judiciales ya que tienen diferentes competencias interrelacionadas en materia de protección del menor".
Es por esto que su propuesta se dirige hacia las medidas preventivas y socio educativas y su extensión social para que pasen a ser de uso habitual y obligatoria vía judicial para los casos conflictivos. Los programas de adaptación postdivorcio son algo habitual en países como Estados Unidos. En Bizkaia, ABIPASE lo ha llevado a la práctica atendiendo a 400 familias este año.
las claves
Los hijos e hijas menores de madres y padres separados o divorciados comparten las mismas fases que sus progenitores durante la tormenta familiar que supone toda ruptura y que atraviesa por los estadios de rabieta, tristeza, desubicación y reorientación. Por este orden, es lo que siente en sus tripas, cabeza y corazón, por ejemplo, Unax, de 8 años de edad, pero también cualquier niño o niña a quien las cosas de mayores les pone en este brete vital. Cada vez con mayor frecuencia, las situaciones alcanzan límites extremos con consecuencias aún más dañinas y perjudiciales para el menor. Dos son las más habituales. Por un lado, las derivadas de las interferencias parentales que les originan sentimientos de culpa y conflicto de lealtad y que, según los expertos, se trata, claramente, de un maltrato emocional, influencia negativa o lavado de cerebro, como comúnmente se reconoce y que puede acabar en el denominado Síndrome de Alienación Parental. Por otro, las cada vez más frecuentes denuncias de abusos sexuales infantiles, unas ciertas y otras que no se demuestran. Para muestra, el reciente caso de un padre a quien se negó ver a su hijo durante seis años por supuestos abusos que no han ocurrido.

http://www.deia.com/2009/12/17/sociedad/euskadi/la-crisis-dispara-los-divorcios-conflictivos

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