Las agresiones de la mujer contra el hombre no tienen el mismo destaque en los medios masivos, sin embargo existen muchos casos de hombres que son maltratados. La violencia femenina existe.http://www.abc.com.py/blogs/mente-cotidiana-75/agresiones-rosa-1307.html
Las bofetadas y arañazos que las mujeres dan a los hombres no están penalizados, además de los pocos casos de denuncias contra esposas, novias, amigas, parejas por difamación y calumnia. Más gravemente están los atentados y homicidios dolosos de sus parejas y ni qué decir las que cometen y difunden el infanticidio. Mujer, según las leyes internacionales es un molde en el que no cabemos todas, ha pasado a ser una palabra peligrosa, capaz de significar soledad, injusticia e infelicidad, frivolidad, explotación y promiscuidad.
La violencia del hombre que deja marcas físicas en la mujer, tiene su contrapartida en las marcas psicológicas que deja ella mediante la acusación, prohibición de ver a los hijos, degradación, traición y chismes.
La fuerte campaña política para crear leyes y más leyes que protejan a la mujer del varón, aseguran que esta es incapaz de defenderse, una inválida emocional, alguien que perdió la agudeza, inteligencia e intuición sobre sus relaciones sentimentales. Este adoctrinamiento internacional puede desembocar en una mujer inmadura, rencorosa y maquiavélica.
Ser mujer es ser una parte de la humanidad (muy grande, por la maternidad), pero no toda. En la sociedad que se dice igualitaria, los actos deben medirse de ambas partes. Ellos gobernaron desde hace siglos, que se dejen de joder, dicen las feministas, como si eso justificara poner a las mujeres en una sola olla, en una sola fila. Estar a favor de la mujer, no significa ser feminista. No todas las mujeres apoyan las mismas cosas y algunas están muy cómodas con sus vidas y sus hombres (padre, esposo, hijos, hermanos, amigos).
La violencia física siempre se le adjudica al hombre, al que se lo presenta como golpeador, matratador, asesino, gorila, etc. Los casos tristes y lamentables de parejas están muy promocionados y a favor de un solo lado. ¿Cuál es la historia de vida de ellos, de los acusados?
Fuerza
La bella deportista y periodista Paloma Fabrykant planteaba en una entrevista que las mujeres debían saber pelear, pelear a puños. A nivel gimnástico, de mantenimiento de los reflejos estaría muy bien y quizás sea útil en algún caso de agresión, pero solo en las películas de ficción una mujer vuela a 3 ó 4 hombres con patadas y trompadas (aunque la mujer históricamente tiene fama de ser buena con el palo de amasar y el veneno). El hombre tiene más fuerza física y hay que reconocerlo. El varón tiene una condición innata para la pelea; antes, muchos jóvenes después de haberse desahogado en una lucha cuerpo a cuerpo terminaban siendo los mejores amigos. No ocurre esto con las mujeres, que si se agarraron entre ellas a trompadas jamás volverían a hablarse, y en nuestra sociedad quedaban desprestigiadas.
Los golpes no son mal vistos en todo el mundo, en Nueva Guinea, entre los vanatinai, una de las comunidades más igualitarias reconocidas por los antropólogos, las mujeres pueden hablar y participar de todas las decisiones. También pelean a puñetazos y patadas cuando están enojadas, sin que nadie las excluya por violentas. La sorpresa estas luchas es que luego, su forma de ser no es vengativa ni recelosa. Adecuándolo, quizás las clases de box o algún arte marcial sean para las mujeres más eficientes que las terapias psicológicas.
Si queremos recuperar el amor, vale preguntarnos si tantas leyes y más leyes, permisos y libertades, no provocarán el efecto contrario al que dicen buscar los tantos y divididos grupos feministas.
Las mujeres no deberían dejarse llamar discriminadas, porque al aceptar esta calificación serán tratadas como tales.
En otros países la violencia ya se está mirando oficialmente de manera integral
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domingo, 25 de marzo de 2012
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