CHILE
Chile está varios pasos atrás del resto de Latinoamérica en materia de arriendo. Así lo demuestra un estudio realizado por el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), que por primera vez comparó el mercado de los alquileres en el continente.http://www.portalinmobiliario.com/diario/noticia.asp?NoticiaID=20608
El análisis concluye que la política habitacional del país -que en 20 años permitió aumentar los hogares en propiedad desde 640 mil en 1982 a 917 mil en 2002- tuvo un impacto directo en el crecimiento discreto del mercado del alquiler, sobre todo en grupos más vulnerables, donde no supera el 20% de la tuición de viviendas. Según la investigación, por el reducido mercado de oferta inmobiliaria para el arriendo, estos contratos se concentran en personas jóvenes (especialmente solteros y divorciados) y aumentan en directa relación con el incremento del ingreso.
Esta tendencia se contrapone a la del resto de Latinoamérica, donde se observan alzas de alquiler en familias de estratos socioeconómicos más bajos.
De acuerdo al especialista en vivienda y sociólogo del Instituto de Estudios Urbanos, Francisco Sabatini, es deseable que el mercado del arriendo crezca, porque ofrece más alternativas a las familias postergadas por el alza en los precios de suelos céntricos y bien localizados. “La propiedad se vincula a la necesidad de tener algo seguro, pero el arriendo da mejores oportunidades por localización y permite flexibilizar la vivienda a familias jóvenes que necesitan eso porque el mercado laboral los hace moverse y no quedarse en un lugar”, afirma.
Precisamente para ellos, el gobierno anterior creó un subsidio de arriendo, que copaga por cinco años hasta cerca de 80 mil por el alquiler de una vivienda. Al respecto, Andrés Blanco, especialista senior en desarrollo urbano y coautor del estudio, dice que este instrumento podría generar un encarecimiento del precio de rentas al largo plazo, si no se complementa con una subvención para fomentar la oferta de viviendas para alquiler.
“En varios países de la OCDE se combinan subsidios de vivienda asistida, al sector privado para que construya y entregue esas viviendas edificadas en alquiler. Eso se complementa con incentivos a la demanda. Es recomendable la mezcla”, afirma.
Para corregir las distorsiones que pueda generar el beneficio, Francisco Sabatini postula que en Chile debe permitirse arrendar a las familias con una vivienda entregada por el Estado. “Así se desacopla la propiedad y se permite a una familia poder moverse, dejar en arriendo una vivienda propia y con ese dinero arrendar otra, cerca de una nueva opción de empleo, por ejemplo”.
La investigación detecta un alto grado de informalidad en los alquileres: alcanza un 40%, una tasa alta en comparación con países desarrollados, pero una de las más bajas del continente. Estos arriendos sin contrato crecen a un 60% en hogares más vulnerables y a menos de 20% en los estratos altos.
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