Me decía alguien mucho antes de divorciarme que la pensión de alimentos a favor de los hijos servía, además de para pagar los mismos, para compensar al cónyuge que asume la guardia y custodia por el 'sobretrabajo'. Parafraseando a un expresidente del Gobierno: ¿Quién le ha dicho a usted que yo no quiero cuidar a mi hija, bañarla, contarle un cuento o llevarla a dormir? ¿Quién me paga a mí por no disfrutar de esos momentos, por tener que vivir viendo como el rencor es quien cuida de mi hija? Mi familia, mi trabajo, mi entorno, yo incluso, contamos al menos con las mismas cualidades que los de la madre. Entonces, ¿por qué no podemos compartir la vida de nuestra hija? ¿Tan solo porque lo ha dicho un fiscal de menores y una juez que ni siquiera se leyeron el convenio regulador de mi divorcio? Custodia compartida, ya.
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