19/01/11
La Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas dejó ayer visto para sentencia el juicio contra un camarero de Telde identificado únicamente como Ramón (el Tribunal Superior no ha facilitado los apellidos para evitar la identificación de la supuesta víctima) acusado de abusar de forma continuada de su hija cuando ésta tenía siete años y de obligarla a ella y a una amiga hoy en paradero desconocido a ver revistas pornográficas e imitar las poses de las modelos mientras él se masturbaba, llegando a tocar la vagina de la amiga de su hija.
El Ministerio Fiscal y la madre de la niña, personada en la causa como acusación particular, imputan a Ramón un delito continuado de abusos sexuales y otros dos de exhibicionismo y provocación sexual, y piden para él un total de 11 años de cárcel, alejamiento por seis años e indemnizaciones en distintas cuantías.
Versiones. Ramón lo niega todo y asegura que su hija le acusa porque ha sido manipulada por su mujer y por sus suegros para atacarle, esto es, que la niña es víctima del llamado síndrome de alienación parental. Su defensa pide la libre absolución o, subsidiariamente, una condena atenuada a cinco años con la atenuante de dilaciones indebidas, ya que los supuestos hechos habrían ocurrido en 2002 o 2003.
Ramón, sin antecedentes penales, negó durante el interrogatorio que lo que dice su hija fuera cierto, y aseguró que con toda probabilidad la niña había sido aleccionada por su esposa y por sus suegros para atacarle. Afirmó que su mujer había llegado a confesarle que le iba a denunciar por malos tratos «para conseguir una casa».
Admitió que tenía revistas pornográficas en su hogar, pero no que se las suministrara a su hija. «Las tenía en un cajón alto, las habrán cogido ellas», alegó. Admitió que en la época de la denuncia tenía problemas con el alcohol, pero negó que pudiera haber cometido las acciones que le achacan las acusaciones bajo el efecto de la bebida.
El testimonio de la menor, tras un biombo para preservar su identidad, fue dramática. Entre sollozos, la joven fue rememorando lo supuestamente sucedido en su casa y en el coche de su padre. «En el coche echó el asiento para atrás y me penetró hasta hacerme sangre», recapituló», «en casa esperaba a que mi madre se fuera para mostrarnos a mi amiga y a mí revistas y películas porno, nos obligaba a poner las posturas que salían y se masturbaba, a mi amiga le metió un dedo en la vagina», declaró entre llantos.
Cuestionada sobre la posibilidad que de todo fuera una invención para perjudicar a su padre, la joven casi gritó: «No es mentira, ¡yo lo viví!».
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=197740
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