(09-03-2011)
No hay estupidez ditirámbica que se ahorre la prensa de izquierdas para honrar devotamente las fiestas. La izquierda tiene la solución para superar la crisis financiera: más guarderías públicas. En cuanto a las mujeres, la izquierda domina la retórica mientras la derecha elige a Margaret Thatcher.
Decíamos ayer que decía ‘El País’ el otro día que la Comunidad Valenciana –o País Valenciano, o Reino de Valencia, que ya me pierdo– corría el espantoso riesgo de dejar la educación sexual de sus impúberes en manos de la Iglesia, con el consiguiente peligro de que esta, que es muy suya, tratara de imponer sus dogmas. Y en nuestros tiempos, nadie tiene derecho a imponer sus dogmas, ¿verdad?
Mentira, y gorda. Vivimos en un Estado confesional, agresivamente confesional, y mientras se siga persiguiendo la educación privada habrá que seguir honrando sus fiestas y recitando píamente su doctrina. Hoy, por citar el moderno santoral de obligado cumplimiento, es el Día de la Mujer Trabajadora, y la Legenda Aurea que predica la progresía –de izquierdas y de derechacentrorreformista– no tiene nada que envidiar al Flos Sanctorum en punto a pietismo hagiográfico.
Hoy, escribir esto es como pescar en un barril, porque no hay estupidez ditirámbica que se ahorre la prensa de izquierdas para honrar devotamente las fiestas.
‘Público’ abre sus páginas de ‘Opinión’ con una columna de Marco Schwartz , “La mujer como motor de la economía”, que no desdice del más pío sermón de Cuaresma si no en el tema. “[…], según un estudio, si la participación de las mujeres se equiparase a la de los hombres, el PIB español podría crecer hasta un 32%”. Ardo en deseos de conocer al autor de semejante estudio, a cuyo lado la Lechera del cuento era Cum Laude por la London School of Economics. “Para ello es necesario, entre otras cosas, […] desarrollar una red potente de guarderías”. Con dinero público, se supone. Que no es de nadie. Y así vamos a multiplicar nuestro PIB. Porque cuidar de los propios hijos es opresivo y hacerlo de los ajenos, liberador. Me lo apunto.
Etarras y machistas
En “Machismo y terrorismo”, el delegado del Gobierno de la Violencia de Género, Miguel Lorente Acosta, empieza de esta gloriosa manera en el mismo periódico: “¿Por qué se teme más al terrorismo de ETA que al machismo?”. Usted se lo dice todo, don Miguel, pero se me ocurre que el terrorismo etarra es un fenómeno singularmente concreto destinado exclusivamente al terror, mientras que el machismo es una vaga y difusa tendencia, que cambia de definición según quién la defina, y al que se achaca arbitrariamente de cualquier violencia de un hombre sobre una mujer, como si no hubiera mil razones posibles para desear la muerte de la pareja con independencia de la ideología. Créame: un hombre puede ser impecablemente feminista y matar a su mujer. Pero dado que su sueldo, prestigio, mando y sinecuras dependen de que exista este fenómeno, podemos dar por seguro que nunca dará usted por superado el machismo.
El presidente, ‘justiciero de las mujeres’, ha ejercido ese repugnante machismo suyo que consiste en ‘apadrinar’ a las mujeres como si fueran menores de edad. En realidad, la izquierda es muy así en toda su lucha contra discriminaciones varias: no cree verdaderamente en la igualdad, y por eso adopta esa actitud condescendiente que exige de cuotas y ayudas. Quizá sea por eso que, después del inagotable blabla feminista de la izquierda europea fue la derecha –los conservadores británicos– la primera en elevar a una mujer a la jefatura de un Gobierno, Margaret Thatcher. Pero hablábamos de ZP y sus declaraciones, que es como hablar del viento, por lo vacío: “Debemos convocar la memoria y mirar esas fechas como espejo recordatorio, sin que se nos cierren los ojos impidiendo ver el camino que todavía debemos andar”. ¿Alguien me puede explicar qué quiere decir esto en español? ¿Alguna vez quiere realmente decir ALGO?
Siento si esto se está convirtiendo en un monográfico, pero la fecha lo merece. Es perfecta para desenmascarar el antiperiodismo. Observen este titular, también de ‘Público’: “Las mujeres mayores exigen más visibilidad”. ¿Qué mujeres “mayores”? Lo dice la ministra de Igualdad, Leire Pajín, no las mujeres “mayores”. Primer fraude. Segundo: ¿mayores? ¿mayores que quién? Mejor dejarlo en este difuso comparativo, que el horror a la realidad de la izquierda se hace fuerte en el lenguaje. Por último, ¿qué es eso de “visibilidad”? Otro término estúpido que la progresía ha puesto de moda y que, naturalmente, sólo significa lo que en cada momento quieran que signifique –en el sentido no metafórico, mi madre es bastante “visible”, gracias–.
“La claque recibe a Aguirre”, titula ‘El País’. “Cargos y diputados adulan a la presidenta en el primer acto tras su operación”. Lo fácil es pelotear indecentemente a las mujeres que no tienen cara ni nombre; en cuanto una se vuelve real y osa discrepar de la visión izquierdista, ponerla bien es adularla.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/mujer-cuantas-estupideces-escribe-izquierda-nombre-20110308
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