Jueves, 31 de Marzo, 2011
Rosa Mª Herrera ha estado en Espejo Público para contar la trágica y dolorosa experiencia de vida que ha pasado y que sigue viviendo. ¿Cómo es posible que pueda cambiar tanto una persona? Rosa nos cuenta su historia y su drama.
antena3.com
Madrid 29/03/2011
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Rosa Mª Herrera tiene 39 años y es de Barcelona. Conoció hace 18 años a su exmarido que es jordano-palestino. Él es dermatólogo y Rosa enfermera. Tuvieron 6 hijos y su relación era muy buena hasta que ocurrió el trágico 11 de septiembre del 2001. Su exmarido “a partir de ese momento, se fue radicalizando. Cada vez era más islamista y extremista. Empezamos a tener problemas como pareja, se fue volviendo severo, celoso y dictador. Él quería que las cosas cambiaran. Yo le apoyaba. Trabaja con él en la clínica que teníamos. Hacía media jornada para dedicarme el resto del tiempo a mis 6 hijos”
Cuenta Rosa cómo su forma de ser y su carácter había cambiado. Ya no era la misma persona, y Rosa decidió separarse e inició los trámites. Rosa cuenta que su exmarido “Lo pasó fatal y le salió un cáncer. Yo me sentí culpable y estaba tan culpabilizada que decidí volver y seguir juntos. Me dijo que quería que nos fuéramos a vivir Amman”.
“Sentamos unas bases y pactamos unas condiciones para irnos a Jordania. Le dije que no usaría velo y que no me vestiría a la manera islámica, que llevaría una vida similar a la que tenía en Barcelona. Al mes de llegar a Amman, tuve que ponerme el pañuelo para no tener problemas. Me obligó a asistir a una escuela coránica y pronto tuve que llevar vestidos largos”.
Rosa afirma que ella toleraba los malos tratos de su pareja, pero no podía tolerar la agresividad de su marido con sus hijos. “Le llegó a atar las manos y los pies a mi hijo, con 10 años, porque había discutido con su hermano pequeño, y era una lección que le quería dar para que no se volviera a repetir. Era su forma de educar. Era muy violento. A mí no me dejaba salir sola de casa y a mis hijos tampoco. Nos tenía encerrados. Nos obligaba a estudiar árabe. Un día ya no pude más y me quité el pañuelo. Entonces él nos arrebató los pasaportes para no poder salir del país. La embajada no me podía ayudar. Me recorrí todas las comisarías de policía para ir denunciando la pérdida de los pasaportes, porque nadie podía creer que hubiera perdido los 6 documentos de mis hijos. Tarde un año en tenerlos de nuevo”.
El marido de Rosa se quedó con todo el dinero. “Yo no era dueña de nada. Busqué trabajo y encontré uno para poderme independizar. Vendí todas mis joyas y todo lo que tenía de valor. Alquilé un piso y nos escapamos aprovechando un viaje que tuvo que hacer a Barcelona. Vivía con muchísimo miedo. Busqué apoyo en asociaciones de mujeres jordanas. Temía sus ataques de ira. Buscaba ayuda en la policía, pero no podían hacer nada. Me amenazaba con que me deportaba. Yo estaba ilegal, y me amenzaba con que no vería jamás a mis hijos. Yo con 2 ó 3 hijos me podía haber escapado, pero con 6 niños era imposible. Mi hijo el mayor quiso tirarse por un puente”
Rosa volvió a España en septiembre con sus 2 hijos mayores. Consiguieron el permiso paterno y pudieron salir de Jordania. "Los otros 4 se han quedado allí y yo estoy luchando por traérmelos. No tengo abogado porque no tengo dinero. Es de justicia que se vengan conmigo a Barcelona. He conseguido trabajo en una clínica de estética, pero el sueldo no es alto. Vivo en casa de mi padre, pero es muy pequeña y mi padre rehizo su vida cuando murió mi madre y tengo la sensación de que estamos estorbando.
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