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jueves, 31 de marzo de 2011

Culpa a su marido de dos abortos falsos

El hombre, del Goierri, fue acusado de maltratador y se enfrentaba a la cárcel
31.03.11 - JAVIER PEÑALBA, SAN SEBASTIÁN
(enlace)

Dos informes médicos emitidos en última instancia, la perseverancia en declararse inocente y la eficacia de su abogado le han salvado de ir a la cárcel de manera irremisible. Y, además, después de dos años, por fin se ha desprendido del estigma de hombre maltratador. Sobre su persona recaían graves imputaciones. Vecino de una localidad del Goierri guipuzcoano, fue acusado de un delito de violencia de género y de haber provocado dos abortos a su esposa de sendas palizas. Le pedían casi tres años de cárcel. En las horas previas al juicio todo quedó esclarecido. Un certificado emitido por una clínica demostró que la mujer faltó a la verdad, que las interrupciones de los embarazos habían sido voluntarias y no como consecuencia de agresiones. En la vista, el juez llegó a pedir disculpas al acusado en nombre de la Administración de Justicia. Ahora, la mujer se enfrenta a un proceso como imputada por un presunto delito de acusación y denuncia falsa.
El juez pidió disculpas al procesado por la pesadilla sufrida en la Administración judicial
La pesadilla para este hombre comenzó en marzo de 2009, cuando la mujer -nacida en Marruecos y que llegó a Guipúzcoa con una hija fruto de una relación anterior- denunció a su pareja, acusándole de darle una paliza al no haber preparado nada para comer. Pero la denuncia no quedó ahí. La presunta víctima reveló que quince días antes, hallándose embarazada de dos meses, el marido le golpeó en el estómago al tiempo que le decía que «el hijo que lleva dentro no era suyo». La mujer explicó que debido a esta agresión sufrió hemorragias que finalmente provocaron la pérdida del gestante. Afirmó también que un año antes, estando también embarazada de dos o tres meses perdió otro hijo como consecuencia de otra paliza y que le tuvieron que practicar un aborto en Marruecos.
Las graves acusaciones estuvieron a punto de llevar al acusado a la cárcel. No obstante, el proceso judicial en su contra siguió su curso. De poco sirvió que manifestase que su mujer mentía, que no le provocó ningún aborto, que jamás le había maltratado, que las lesiones que presentaba cuando acudió la Ertzaintza no se las habían infligido él, que aquel mediodía cuando llegó a casa ya las tenía, que incluso de una de las heridas tenía incluso postilla, que la trifulca en el piso fue un montaje y que todo obedecía a una estrategia diseñada por su pareja, después de que él le mostrase su decidida intención de separarse dada la crisis matrimonial en la que vivían desde hacía algún tiempo.

Fantasías e invenciones

Tras casi dos años de instrucción, el Juzgado lo Penal 2 de San Sebastián fijó fecha para el juicio. El Ministerio Público solicitaba un año de cárcel, una orden de alejamiento y una indemnización de 300 euros. Por su parte, la acusación particular que ejercía la mujer reclamaba dos años de prisión, además de otros diez meses por dos delitos de aborto por imprudencia. También le imputaba por injurias y le exigía 10.000 euros por los abortos provocados.
Las acusaciones se mantuvieron a pesar de que los forenses emitieron un informe en el que concluían que la mujer había «fantaseado o inventado las alegaciones, probablemente debido a problema psicológicos y para obtener ganancias». De casi nada sirvió tampoco que no existiese ningún informe médico respecto a que los abortos fueran consecuencia de las agresiones que denunció ni que sus médicos habituales jamás hubiesen observado lesiones en las diferentes exploraciones que con anterioridad le habían practicado.
Pero todo cambió en las horas previas al juicio. Dos informes médicos solicitados como prueba por el abogado del acusado echaron por tierra la tesis acusatoria. Los informes emitidos por dos clínicas desvelaron que los dos abortos fueron voluntarios. Ante tal falsedad, la Fiscalía y la acusación particular retiraron las respectivas acusaciones. Lo hicieron el mismo día de la vista oral, cuando la esposa reconoció expresamente ante el juez que había mentido.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110331/pvasco-espana/culpa-marido-abortos-falsos-20110331.html

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