Reunión de los lunes

Nos reunimos todos los lunes a las 20,30 horas en la C/Vinaroz nº31, entrada por C/Pradillo, MADRID ¡TE ESPERAMOS!

jueves, 6 de febrero de 2014

Sufre un infarto cuando su exmujer intentaba echar de la casa a sus hijas

Jueves, 6 de Febrero, 2014
Enlace publicado en INTERVIU:
-Un desahucio de infarto
Doce policías tuvieron que desplegarse frente a un chalé de La Raya porque los vecinos comenzaron a insultar a la madre
José López, recibiendo caricias de su hija Adriana
Un cable eléctrico conectado a la vivienda de su abuela les permite obtener luz y de una acequia sacan el agua necesaria para limpiar la vivienda. Ésas son las condiciones en las que están malviviendo Ainhoa y Adriana desde que su madre intentó desahuciarlas, como a su exmarido, José López, el pasado junio. El intento de alzamiento se saldó con la salida voluntaria del inmueble del padre -que era contra el que iba la orden judicial- y con una denuncia de las hijas contra su madre por haberles cortado el agua y la luz.
La querella se iba a resolver en los juzgados el próximo marzo, pero los acontecimientos se precipitaron ayer cuando la exmujer se personó en el chalé, situado en el número 39 de la avenida Rincón de Seca, en la pedanía murciana de La Raya, con la antigua orden de desahucio y acompañada por un cerrajero. La visita terminó con un despliegue policial de película. Cuatro coches patrulla, cuatro motos, con doce agentes de la Policía Nacional, tuvieron que lidiar con vecinos y familiares de Ainhoa y Adriana, que se arremolinaron en torno a la puerta para impedir a la madre que accediese al inmueble, que fue escriturado a su nombre.
«Estaba dentro de casa cuando empecé a escuchar golpes en la reja y a mi madre gritar: '¡Voy a entrar por las buenas o por las malas!'. Me asomé, y la vi acompañada de un cerrajero y de una pareja de policías nacionales», relataba muy afectada Adriana. «Un policía entró en mi casa para explicarme que mi madre iba a entrar, pero me enseñó la orden de desahucio de junio de 2013. Al final no entró porque su compañero le dijo que con esa orden no era suficiente, y le dijeron a mi madre que tenía que ir al juzgado», explicó la joven de 27 años.
Desde la Jefatura de la Policía Nacional de Murcia negaron que algún agente acompañase hasta la vivienda a la madre. Las mismas fuentes precisaron que los policías solo acudieron «a restablecer el orden público, no fueron a un alzamiento».
Lo que está claro es que la visita de la exmujer volvió a caldear los ánimos de los vecinos, que ya el pasado junio impidieron al cerrajero de la comisión judicial que cambiase las cerraduras del chalé. Tal escena se volvió a repetir ayer, cuando medio centenar de amigos y familiares formaron una barrera humana delante de la puerta, intercambiando impresiones con los agentes y llegando a insultar a la madre de las dos jóvenes. De hecho, ésta tuvo que refugiarse dentro del coche, junto a su pareja, de nacionalidad boliviana, porque sus dos hijas se abalanzaron contra el turismo. La mujer respondió a las amenazas y gritos mostrando al respetable, desde el vehículo, el dedo corazón.
«Esta historia tiene muy mal final», murmuraba Santi Mirete, una de las vecinas de La Raya, después de que la Policía y la mujer abandonasen la pedanía. No andaba equivocada porque el padre de las dos jóvenes, José López, de 50 años, acabó sufriendo un infarto y tuvo que ser atendido por familiares mientras que llegaban los servicios médicos. Ni las lágrimas de sus hijas, ni el paño mojado que le pasaban por la cara para rebajar su tensión evitaron que repitiese una y otra vez: «Mi exmujer es el diablo; mis hijas están en peligro».
El corazón de este encofrador, que está en paro desde hace cuatro años y que vive de prestado en un piso de Alcantarilla, desde que fue desahuciado, no aguantó más penas y ayer dijo basta. Por suerte, fue operado con éxito en el hospital Virgen de La Arrixaca, donde quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Tras la intervención, sus hijas acudieron a la Comisaría del barrio del Carmen para denunciar las supuestas amenazas que recibieron de su madre; algunas tales como «sois una gentuza, vamos a rajar a toda la familia».
Allí coincidieron con su madre y su novio, que también denunciaron lo ocurrido. Este diario llamó a la mujer para recabar su versión, pero ésta se limitó a colgar el teléfono. Al cierre de esta edición José permanecía en observación en la UCI. Mientras, sus hijas regresaron al chalé que se ha convertido en el caballo de batalla de una familia que antaño fue feliz.

No hay comentarios: