Reunión de los lunes

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domingo, 28 de julio de 2013

Igualdad (Sánchez Dragó)

Domingo, 28 de Julio, 2013
El PSOE dice que el PP quiere a la mujer con la pata quebrada. El PP dice que la paridad de géneros en las nóminas y en los parlamentos propuesta por el PSOE es un insulto a la condición femenina. Yo digo que las mujeres deben ser libres, fieles a su condición y distintas a los varones. Uno de los Rockefeller explicó al cineasta Aaron Russo que habían sido ellos, por medio de su Fundación, y otras instituciones plutocráticas (además de la CIA… ¡Válgame Dios!) quienes habían financiado el Movimiento de Liberación Femenina para alcanzar dos objetivos. El primero era el de duplicar los ingresos fiscales que irrigan las coronarias del Sistema incorporando a las mujeres al tráfago laboral. Misión cumplida. El segundo contemplaba la progresiva destrucción de la familia, ámbito natural en el que se transmiten los valores morales y se forja la personalidad: ausentes del hogar los dos progenitores, forzoso es llevar a los niños a los campos de concentración escolares desde sus primerísimos años para lobotomizarlos, robotizarlos, ovejizarlos y transformarlos en ciudadanos sumisos que pasen con la cabeza gacha por la ranura de las urnas y la taquilla del fisco. Bernard Shaw dijo que su educación terminó el día en que fue al cole. Para alcanzar su segundo objetivo articularon los plutócratas neocomunistas un trágala supuestamente filantrópico: la escolarización obligatoria y universal o el Estado como familia. ¿Quién se atreve hoy a cuestionar eso? Otra misión cumplida. Ya lo habían intentado en la granja orwelliana de los animales herrados con la hoz y el martillo. Simone de Beauvoir, Magna Mater del movimiento feminista, había escrito en El segundo sexo: no deis a las mujeres la oportunidad de quedarse en casa, porque lo harán. Cierto: lo llevan en el ADN. Mi madre, viuda de guerra, después de apencar durante ocho años para salir adelante, lo hizo –y fue feliz– al contraer segundas nupcias con una persona de posición desahogada. Las mujeres, en Japón, dejan el trabajo en cuanto tienen hijos. Son ellas quienes así lo deciden. Nadie se lo impone. El gobierno mundial formado por las grandes corporaciones financieras siguió el consejo de la Beauvoir y se las apañó para que los hogares estén vacíos desde que amanece hasta que anochece. Acabo de tener un hijo. Haré todo lo posible, en connivencia con su madre, que es japonesa (gracias a Dios), para impedir que le pase lo que le pasó a Bernard Shaw.
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