Jueves, 17 de Marzo de 2011
Creado por: Milagros Gómez, que pertenece al grupo de facebook:
ESPAÑA, custodia compartida YA! derogación Ley de Género YA!Documento
Mariana Merini
El varón sufriente : Maltrato y silencio
Ante la propuesta y desafío de trabajar esta problemática específica, me pregunté como plasmar situaciones que, en lo profesional y personal me resultaban cada vez mas evidentes.
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"No existen los hombres castigados por su mujer. Tampoco existen las brujas pero que las hay las hay”
(Extracto de “ El Hombre maltratado por su mujer-Una realidad oculta”-Silvia Fairman)
Ante la propuesta y desafío de trabajar esta problemática específica, me pregunté como plasmar situaciones que, en lo profesional y personal me resultaban cada vez mas evidentes pero de lo que poco se habla y sobre lo que curiosamente existe muy escasa bibliografía, al menos en Argentina.
El tema de la violencia hacia el varón es reconocido mundialmente y existen valiosos datos estadísticos en Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania y algunos países de América Latina. Nos obstante ello y a pesar de que actualmente existen algunas voces que se alzan al respecto, nuestro país carece de material sobre el maltrato masculino verbal, física y /o psicológicamente, entre otras formas.
Me propongo a lo largo de este desarrollo, indagar en los aspectos más profundos que provocan un intenso sufrimiento en el varón, que lo trasciende y lo sumen en un resignado silencio de años o toda una vida. Los motivos son diversos y para ello utilizaré una perspectiva dinámica que muestre una posición subjetiva más allá de los estereotipos respecto del ser varón o mujer.
Nótese que de aquí en más me referiré con clara intención a la noción de varón y no de hombre, este último de carácter genérico y erróneamente utilizado, pues se desconoce que dicho término incluye a varones y mujeres. Queda claro como ya desde la palabra existe una corrupción de la misma previa a la de ideológica que circula actualmente con teorías limitantes y que niegan la esencia más intima de la violencia familiar en general. Negar este aspecto de la realidad es seguir agudizando la asimetría y por lo tantos los actos de violencia que afectan tanto a varones, mujeres, niños, niñas, personas de la tercera edad, personas con necesidades especiales, comunidad gay, a todos y a cada uno de ellos por igual.
He tomado como fuente principal un excelente aporte de la Lic. Silvia Fairman (2 ) donde plantea estos y otros interrogantes mostrando el camino, no sólo para un mayor conocimiento y comprensión de la temática del varón sujeto a la violencia por parte de su pareja, sino contribuyendo con sus valiosos aportes a futuras investigaciones-tal es como lo plantea la autora en su obra- a los efectos de aclarar y, eventualmente, erradicar esta situación. Personalmente considero que respecto de este último punto ha quedado una enorme cuenta pendiente.
Sin duda, una comprensión de la situación permitiría abordajes integrales más adecuados pues basta con observar los resultados actuales para asistir a un exponencial incremento de la violencia pese a las leyes de protección contra la violencia, sumadas a las leyes de género… ¿será que tendremos que replantearnos las vías de acceso? .
Es evidente el hecho de la falta de denuncias en los casos de varones maltratados, así como también la ausencia de registros, hechos que se complementan con la falta de lugares que faciliten la situación. No obstante ello, si existen programas de reeducación para varones maltratadores
Sobre este panorama, me propongo iniciar el recorrido con el objetivo de favorecer el hallazgo de otras alternativas en pos de una verdadera igualdad, que respete las mutuas diferencias y mejore las relaciones humanas.
Los invito entonces a deponer las armas en esta creciente guerra de géneros y detenernos en una realidad, que aunque todavía oculta, genera cada día mayor sufrimiento.
La Autora
Hace un tiempo me encontré con una frase de Eduardo Galeano, tan simple pero cierta que dice que los Derechos Humanos tendrían que comenzar por casa. Creo que no hay nada por agregar al respecto si pensar que si hay una necesidad de recordarlo, y esto se plasma en los cotidianos reclamos, es porque hay necesidades insatisfechas no cubiertas. El problema es cuando un Derecho es silenciado por una parte y negado por otra.
Ya desde la década del ´70, un informe del Departamento de sexología de Halitus Instituto médico señaló que “la mujer adquirió mayores libertades, creció profesionalmente y desempeñó nuevos roles sociales provocando ciertas expectativas de igualdad en la relación de pareja que funcionan como inhibidores de la violencia. Sin embargo, siempre que se menciona la violencia familiar en su sentido más amplio, se ubica a la mujer en el lugar de la víctima, siendo que también existen mujeres violentas”.( 3 )
Claro que en relación a esto, los argumentos frecuentes de ciertos grupos feministas más radicales son que la proporción de mujeres es mayor como si esto fuera justificativo para no atender a estas situaciones de violencia. Tal vez, en el fondo de esto se esconda la creencia que si de eso no se habla , no existe, no tiene entidad alguna. Más silencio. Más violencia.¿ Más lucro de unos pocos?
Suele circular la afirmación de que cada pareja es un mundo y sin duda lo es , aunque existen características comunes entre aquellas mujeres que ejercen violencia hacia sus parejas .Muchas de ellas expresan su disgusto, su insatisfacción y aún sus sentimientos de impotencia, con gritos, amenazas, arañazos y mordidas o arrojando objetos, golpes, etc. Suelen expresar la violencia conyugal frontalmente, físicamente (aunque también existan versiones que no existe la violencia física de la mujer hacia el varón) o con discusiones interminables y de un modo más sutil, con críticas, ironías, desvalorizaciones y comparando a su pareja con otros varones.
Aún si uno escucha atentamente a mujeres que han padecido actos de violencia por parte de su pareja, en un tratamiento más avanzado y cuando se ha generado mayor grado de autonomía, muchas reconocen este tipo de acciones y su parte de responsabilidad en la dinámica de la pareja.
Por otro lado, otra potente herramienta de violencia que da lugar a actos vengativos sutiles se halla en relación a la negación al varón de los derechos sexuales o declararse siempre insatisfecha, con la intención (y muchas veces esto se logra) de generar sentimientos de impotencia. En ocasiones, se es conciente del daño que se provoca al otro. A veces no.
Existen mujeres que no sólo son violentas con su pareja sino que cuando no logran su objetivo, muchas veces utilizan a los hijos para lograr cierto control o que éstos se vuelvan objeto de violencia a modo de venganza por aquello que no pueden conseguir de su pareja. Esto es muy visible en situaciones post divorcio, los niños rehenes de los actos violentos aún de las instituciones que fueron creadas con la finalidad de resguardar el “interés superior del niño”.
Curioso que aún hoy, al menos desde mi conocimiento no existan en nuestro país sistemas u organizaciones a nivel público o privado para rehabilitar a las mujeres que tienen conductas violentas. En muchos otros países existen a nivel público programas de control de la ira, que emplea la justicia para quienes cometen delitos de orden privado y público en este sentido. Por ejemplo, El Programa Trébol del Proyecto Hombre en España ( León), programa educativo terapéutico para agresores, maltrato y violencia de género. Dicho programa se puso en marcha en Junio de 2007 y consiste en dar atención terapéutica a personas condenadas por los delitos de violencia en el entorno familiar, no reincidentes en un mismo caso.
En nuestro país sólo existen programas de atención a la víctima y no se tiene en cuenta que una persona que ejerce violencia está presa de sus propios impulsos y requiere ayuda, pues así también se interviene equilibrando el sistema y ayudando a la persona maltratada. ¿ y espacios para hombres maltratados?
Vayamos un poco al origen. Desde muy pequeños tanto varones como mujeres son enseñados con modelos de lo que debería ser un comportamiento femenino y lo masculino. Recuerdo claramente cuando, en el marco de una dinámica grupal de varones golpeadores uno de ellos dijo “nosotros no salimos de un repollo. De chicos se nos enseñan a ser fuertes, a no llorar”. Esto quedó muy grabado en mi recuerdo, pues además de esto siempre me queda esta idea de los juegos infantiles donde los varones juegan con autos, pelotas, soldados, etc y las mujeres somos adiestradas en el arte de la cocinita, las Barbies y el ejercicio de la maternidad a través del cuidado de bebés de juguete. Todo esto deja una profunda impronta, pero ¿qué sucedería si se educara sin estos aspectos tan estereotipados y a los varones se les permitiera ejercitar desde chicos su paternidad? Esta interesante propuesta la escuché hace un tiempo y a pesar de los esperados rechazos no deja de parecerme una modalidad interesante, puesto que no hay peor machismo que aquel que puede ejercer una madre con su hijo en los primeros años de vida.
Y esto nos permite pensar que no se trata de géneros sino de posiciones y así se puede ser victima o victimario siendo varón o mujer. El varón castigado no tiene un lugar de amparo; está en posición femenina y, al ponerlo en el lugar de quien es objeto de violencia, se lo feminiza más. Hay mujeres que son más potentes que los varones, por ello nunca entendí que es esto del sexo débil que nos han querido inculcar para perpetuar la dependencia primero de la familia, luego de la pareja y actualmente del Estado…¿Hasta cuando?
Estos lugares que se adoptan dependen, entre otros factores, de las características de las familias y se transmiten de generación en generación .
También se ponen en juego las fantasmáticas de cada uno y que, incluso, en determinadas circunstancias, el varón se coloca en el lugar de víctima para no tener que enfrentarse con su propia violencia. Por ello es fundamental en cualquier abordaje, atender a la cuestión de la propia violencia, la del varón que consulta solicitando ayuda en los casos que ello sucede, como la del profesional tratante en la misma dinámica del tratamiento.
Tanto el varón como la mujer tienen los mismos temores, las mismas inseguridades sólo que ellos tienen una valoración cultural distinta.
Ciertos varones dicen que la mujer lo abandona, que sale sola, que perdió el deseo, que no reconoce su masculinidad. Esto está ligado a los roles del varón y la mujer, pero hay una fuerte percepción de que los varones no son víctimas de violencia doméstica y para resolver estas cuestiones considero que debemos liberarnos de ese tabú tan fuertemente arraigado en el imaginario social. Ciertamente el contexto social no ayuda. No es frecuente que un varón exprese sus sentimientos y debilidades y diga a alguien que está siendo maltratado. No es aceptable ver al varón llorar o quejarse. Se le ha educado para reprimir sus emociones y se comporte como “todo un hombrecito” desde pequeño. Y aún así, cuando algo de esto logra quebrarse y se reconoce el maltrato del que es objeto, es posible que el problema aumente y reciba a cambio burlas o se lo considere un cobarde o se evalúe la situación en función de un posible defensa de su mujer de posibles maltratos ejercidos sobre ella. Además del constante malestar e incapacidad para resolver la situación hay mucha soledad y esto es una emoción común en toda víctima. Se calla y sufre en silencio. La respuesta frente a los actos de violencia es la resignación o la evasión momentánea de la situación.
Otros sentimientos que prevalecen en el varón maltratado son: vergüenza, propensión a las humillaciones o temor a la toma de decisiones. En casos de violencia psicológica pueden mostrar ansiedad permanente, depresión, alteraciones emocionales, dificultades para establecer vínculos interpersonales duraderos o relaciones de codependencia; disminución de la capacidad intelectual y para desempeñar su trabajo así como también para asumir cambios de vida de manera apropiada. Estos patrones entre muchos otros se repiten en todos los ámbitos de su existencia.
Por ello es fundamental animarse a romper el silencio que perpetúa este estado de cosas y solicitar ayuda profesional. Cuando ello es posible, muchos varones llegan con mucha vergüenza, moralmente muy débiles, con mucha pérdida de respeto hacia si mismos y muy baja autoestima.
Países como España y México, destacan por ser de los más fuertes en vislumbrar y atender este estado de cosas. En el caso de México, por ejemplo, si bien el 60% de los afectados por actos de violencia familiar son mujeres, existe otro 40% que son varones, de modo que los casos de violencia, en cuanto a género están tornándose “parejos”. Por ahora es la única igualdad visible, a diferencia de la actual igualdad que se reclama y que no deja de ser imaginaria y que además no se ajusta a lo que sucede en la realidad concreta.
Según una publicación de noviembre de 2010, en Ecuador, el 14 % de las denuncias por violencia familiar corresponden a varones agredidos, física, verbal, emocional, moral y psicológicamente (esta forma de violencia aún se torna invisible para las mujeres víctimas de violencia).
Algunos autores sostienen que la violencia doméstica es una característica del ser humano y no de un género en particular. Forno (4) , en forma poética pero no menos realista lo expresa del siguiente modo “la violencia comienza cuando nos quitan un sueño. Este puede ser una promesa, un ideal o incluso el futuro que no podemos concretar. Agrega que renunciar a un sueño tiene un costo, y éste puede ser la violencia”
Por otro lado, la elección del objeto amoroso se caracteriza por su idealización, pero este mecanismo conlleva cierta carga de violencia puesto que todo lo idealizado, al confrontarlo con la realidad, corre el riesgo de desilusionar. No poder renunciar a la felicidad continua (por cierto una búsqueda natural del ser humano donde en cuyo fracaso se trata de utilizar paliativos para hacer algo con la angustia emergente), es causa de patología y de las distintas formas de violencia familiar.
Si volvemos la mirada al núcleo esencial de toda forma de violencia, como lo es el abuso de poder, vemos que el mismo necesita para perpetuarse, el sostén del victimario, pero también de la víctima, en una suerte de alianza implícita funcional para un sistema determinado.
Se han realizado trabajos de investigación, entre ellos de la Erin Pizzey (5) , que demuestran que la mujer puede llegar a ser tan violenta como el varón pero, cuando se da esta situación, se supone que no está atacando sino defendiéndose de él. También en esta situación a nadie se le ocurre que puede ser el varón quien se esté defendiendo de los ataques de su mujer. Todavía, y vuelvo sobre lo dicho, la sociedad tiende automáticamente a culpar al varón de la violencia en la pareja.
Desde la Dirección General de la Mujer se contribuye a la implementación de políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Obviamente está sobreentendido que el autor es el varón.
Pero al varón que es víctima de su mujer ¿ quién lo protege?
Lo mismo sucede en los artículos de la Convención interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer ( Belem do Pará , Brasil), aprobada por la OEA en 1994.En ella se establece que la mujer tiene derecho al respeto por su vida, a la integridad física, psíquica y moral, a la libertad y seguridad personal, entre otros derechos. Nuevamente se deja a un lado la posibilidad de que el varón pueda llegar a ser víctima de violencia.
Recientemente en Chile, el femicidio quedó tipificado en el Código Penal como un asesinato en manos del esposo, del conviviente, y también del ex esposo y del ex conviviente, con penas que van de los 15 a los 40 años, es decir, cadena perpetua. Además, se acepta la legítima defensa en casos de mujeres violentadas durante años, que matan a sus parejas.
Esto demuestra a las claras la desigualdad que hay respecto de la valoración de la vida
¿ Es que acaso vale más la vida de una mujer que la de un varón , niño, anciano, discapacitado, gay, etc? ¿Existe una verdadera intención de igualdad o de invertir las relaciones de poder?
Históricamente para estos casos existe en el Código Penal de muchos países la figura del homicidio, condenando el acto en si mismo y no el autor del mismo. A ello estamos volviendo y así se pierde la igualdad de Derechos.
Algunas cuestiones estadísticas en Argentina y la situación a nivel mundial
“¿ En qué se ha convertido el poderoso macho latinoamericano? ¿ Dónde está el Absoluto que consideraba a la mujer sólo como el otro?”
( Simone de Beauvoir)
Es curioso observar como las estadísticas disponibles de unos pocos organismos muestran solamente un porcentaje mínimo de los casos de violencia familiar dirigida hacia el varón. Sin embargo esto difiere de otros países como EE.UU y Reino Unido, donde el porcentaje de denuncias de violencia familiar ejercida contra el varón alcanza una magnitud comparable a la ejercida contra la mujer.
Esto último ya habría sido señalado por Fairman (6 ) , sin embargo en estos últimos años se ha intensificado la perspectiva de género y el silenciamiento de estas y otras estadísticas que no dan cuenta, por ejemplo del alto índice de suicidios en varones, post divorcio; tasa que es alta en España y Reino Unido donde se han hecho estudios al respecto en 1998.
Estas diferencias notorias más allá de las idiosincrásicas, plantea la duda de que la incidencia aquí podría ser mucho mayor que la conocida.
La realidad acerca de la mujer golpeadora está siendo reconocida por otros países. Hay serios trabajos de investigación a nivel internacional(7 ) y al menos desde hace aproximadamente 30 años se está investigando esta situación en EE.UU
Otros estudios a nivel internacional se ha realizado en Europa, especialmente en Gran Bretaña, España, Austria; también en Canadá, Australia, Corea, Puerto Rico, Sudáfrica, Israel y China entre otros países. En líneas generales se ha demostrado que las estadísticas al respecto no difieren entre sí. (8)
AUTORA
Psicóloga- Postgrado en Psicología Clìnica y Psicoanlálisis
Atención en Violencia Familiar , aseoramiento y supervisión
Jefa de trabajos prácticos de Psicosociologìa Jurìdica y Polìtica del Departamento de Sociología de la Universidad Argentina John F. Kennedy
Atención privada
Artìculos ,publicaciones, ponencias en la materia.
Coordinadora de diversos paneles presenciales y grupo de facebook “ El Rincón Virtual Psi Violencia” http://www.facebook.com/Lic.MarianaMerini
Mail: marianamerini@gmail.com
REFERENCIAS
2- “ El Hombre maltratado por su mujer-Una realidad oculta”, ed, Lumen Humanitas, Argentina , octubre de 2005
3- “ Cuando el varón es la víctima del maltrato” en el Matutino de Quilmas- www.quilmespresente.com/notas.aspx?idn=286756&ffo=20101123
4- Forno, A., en Palacios, C : “ El silencio de los hombres golpeados”
5- Escritora, periodista y, ante todo, precursora del movimiento mundial de albergues para mujeres maltratadas. Hija de un diplomático británico, Erin Patricia Margaret Carney nació en China en 1939, y alternó sus primeros años entre los diversos destinos de su padre en ultramar y una estricta escuela religiosa de Inglaterra. En 1961 se casó con el periodista Jack Pizzey. Divorciada, en 1979 contrajo matrimonio con el psicólogo Jeffrey Shapiro, en cuya colaboración escribió Prone to violence ("Proclives a la violencia") (1982). En 1971 fundó el primer albergue moderno de mujeres maltratadas en Chiswick, cerca de Londres, y conoce de primera mano el mundo de la violencia doméstica.
A pesar de sus trabajos es poco nombrada por las feministas mas radicales.
Algunos de sus trabajos recomendados: http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/pizzey1.html
http://www.maltrato.eu/pizzey_mujeresmaltratadas.htm
“ No más Guerra” http://es.oocities.com/mandefender/tema06.htm
6- Op.cit pp, 42
Otros estudios El Informe Iceberg
7- http://es.oocities.com/separadosevilla/ice/iceberg.htm
8- Para mayor información sobre trabajos de investigación, léase Faiman, Silvia, op.cit pp 48-49
(1) Nota sobre el articulo (2) Nota segunda del articulo (3) Otra nota mas sobre el articulo
Publicado el 16/03/2011
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