Raquel y los tres hijos perdidos

por Paula Ballesteros
MARTES 22 DE MARZO DE 2011
La historia que intento trasladar en estas líneas parece sacada de un libro cuentos para no dormir, sin embargo es cierta: mi intención no es otra que contribuir a despertar a la sociedad dormida en el sueño de lo políticamente correcto.
En situaciones extremas lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros sale a flote, actualmente las leyes concebidas con el camuflaje del bien social están llevando a un punto al ser humano, en el que lo peor de cada uno corre el peligro de aflorar. Eso nos llevaría a caer en el camino del sinsentido y a terminar por no saber cómo, cuándo y por qué hemos llegado a situaciones que no nos reportan bienestar.
Para saber por qué nos quejamos y argumentar una protesta que obtenga resultados positivos, es necesaria información. Estar informados, significa saber qué es lo que no queremos admitir en nuestra sociedad y por el contrario, lo que perseguimos para dejar como herencia a nuestros hijos.
Ningún Estado que regale pan a sus ciudadanos en vez de enseñarles a fabricarlo pretende la libertad de éstos. Convierte los derechos en limosna y busca adormecer el libre albedrío de cada uno, en la sensación de que la responsabilidad de nuestra vida depende de quienes nos gobiernan. Caemos en el engaño de lo políticamente correcto y nuestra vida, las responsabilidades y derechos individuales dejan de pertenecernos, son cosa del Estado.

Bienestar Social se ha convertido en una oficina de reclutamiento por la que cualquier familia en su punto de mira. Siempre son familias, como la mayoría en este momento de crisis, que no gozan de una economía de ricos.
Trabajan para subsistir y lo hacen lo mejor que pueden, pero ni su estatus económico ni su bagaje en conocimiento de leyes -no tienen por qué saberse el Código Civil, Penal o la Ley del menor-, les sitúan en situación de saber luchar contra ese engranaje gigante que es la Administración y todas las leyes en las que justifican sus decisiones.
Bienestar Social se permite apartar a un menor de su familia declarándole en situación de riesgo y etiquetarlo como menor tutelado. Sin pretenderlo, el interés y la indignación que me producen situaciones tan injustas y carentes de justificación por el bien del menor, me he convertido en portavoz de todas aquellas personas que ante la justicia, asistentes sociales, presidentes de Juntas, defensores del Menor, Defensores del Pueblo o juzgados en los que puedan presentar sus reclamaciones, encuentran respuestas.
Parece que la única puerta que se les abre es mi humilde atención a sus casos y me siento en la obligación de transmitir sus súplicas a quienes quieran leer mis lineas. Les pido que lo hagan por lo menos con la mitad de respeto que el sufrimiento de estas familias y sus menores, encerrados por decreto en centros incomunicados a los que sus padres acuden cuando una llamada se lo permite, como mucho cada treinta días.
El contacto de niños de seis años y menores de esa edad con sus familiares es nulo. Alegan que las visitas les descentran, les ponen nerviosos y son más difíciles de manejar. Recuerda demasiado a un régimen carcelario, sin embargo estos menores, que no son delincuentes, reportan subvenciones que pagamos todos.
Por cada niño se adivina, digo adivina porque las cuentas no están claras y las cifras que se ponen a disposición del contribuyente, mucho me temo que como estamos acostumbrados en este estado de corrupción, no son las reales.
Aportan 3000 euros por cada niño, así cada menor tutelado es una cifra contable para sumar a la subvención que cada centro pide. Este dinero no llega ni al menor, ni a su familia. La cifra que se donaría a las familias en situación de necesidad, sería mucho menor.
La que llega a los pisos de acogimiento con familias tampoco es tan generosa y la Ley del Menor contempla en sus diferentes artículos el bien superior de éste. Sin embargo la realidad es distinta, ni se avisa a las familias, ni se procede a un seguimiento con informes y ayuda a las familias, tampoco se separa al menor de forma que le indique a nadie -y menos a él mismo- que se le busca lo mejor.
Artículo 76.—Propuesta de acogimiento y adopción.
1. El acogimiento, tanto en su formalización como en su cese, se regulará de acuerdo con la legislación civil aplicable.
2. En la propuesta de acogimiento y de adopción se deberá incluir el estudio completo del menor y de la familia en que se constate la viabilidad del acogimiento. Además, en el caso de acogimiento preadoptivo, deberá incluir la imposibilidad o no conveniencia para el menor de reinserción en su propia familia.
3. La propuesta de acogimiento del menor y los datos de las personas solicitantes declaradas idóneas se enviarán al Consejo Aragonés de la Adopción, que acordará su constitución o su remisión a la autoridad judicial.
4. El expediente que se remita al Consejo Aragonés de la Adopción deberá contener, en todo caso, todos los extremos del documento de formalización, en especial los consentimientos necesarios, así como los informes del menor y las circunstancias de su familia que aconsejen el acogimiento o la adopción. Incluirá también los informes y valoración de la idoneidad de las familias solicitantes propuestas para cada menor.
5. El Consejo Aragonés de la Adopción formulará las propuestas en el procedimiento previo a la adopción, atendiendo al contenido de los informes sobre el menor y la familia seleccionada como idónea.
6. Solamente se formularán propuestas de acogimiento o adopción en favor de personas que, cumpliendo los requisitos previstos e inscritas en el libro correspondiente del Registro de protección de menores, hayan sido objeto de un estudio de sus circunstancias socio familiares y hayan sido declaradas idóneas por el organismo competente.
7. En todo caso, las personas propuestas para el acogimiento preadoptivo deberán reunir todos los requisitos exigidos para los solicitantes de adopción.
8. Será preceptivo y determinante para la procedencia de la propuesta de adopción el informe del seguimiento del menor en acogimiento preadoptivo que refleje la evolución del menor y su integración en la familia acogedora. El informe constatará la conformidad del adoptando mayor de doce años y se valorará su opinión si fuere menor de esa edad pero tuviera suficiente juicio.
Lo que sigue ahora es un relato en primera persona, interrumpido por el dolor, y una entrevista posterior. Ella misma, una madre con tres hijos a los que no puede ver, la escribe al principio... y ella misma abandona a mitad de su testimonio sepultada por las emociones. Consigue rehacerse y, a continuación, mantenemos una entrevista que os transcribo íntegra.

LA HISTORIA DE RAQUEL

PARTE I.

Un testimonio en primera persona.

"ESA SEÑORA SE LLEVÓ A MI HIJA"

Tengo a tres menores en dos centros distintos. Una niña querida, cuidada, educada, no maltratada, ni psíquica ni psicológicamente, feliz, risueña, cariñosa, simpática… en resumen, mi hija.
Esto antes de que esa gente me la arrebatara y unos gemelos recién nacidos que seguramente me quitaron a mi hija de siete años, un mes antes de dar a luz con el fin de quitarme a esos dos caramelitos que a esta gente le produce un gran beneficio .
Un mes antes de dar a luz estábamos mi hija y yo en casa cuando llamaron a la puerta. Yo me encontraba muy pesada por la cuestión del parto gemelar y la proximidad de dar a luz. Al abrir había dos mujeres y un señor, me dijeron que era una visita para el seguimiento al que me sometí para mi hija y solo querían ver cómo se encontraba. Mi niña salió sonriente y le dijo una chica “¡Ven guapa!”. Ella fue… tuve un mal presentimiento y me puse a la defensiva.
Una de las dos mujeres me agarró fuertemente mientras el señor me enseñó la placa de policía y la otra señora se llevó a mi hija. Las dos entraron en un coche y desaparecieron mientras la que me agarró me dio un papel que ponía que iba a un centro, uf disculpa no me encuentro bien para seguir escribiendo no sé te dejo mi móvil a lo mejor en otro momento o si consigo tu teléfono te puedo llamar y te lo puedo explicar tranquilamente disculpa pero estoy en un locutorio y no me gusta que me vean así además tampoco había empezado desde el principio un saludo mi nombre es Raquel S.S. (omitimos el nombre completo por si pudiera perjudicarle) espero que sea un caso de tu interés y me puedas ayudar a hacer eco...
A continuación de este mensaje decido enviar un cuestionario de preguntas, inclusive llamo al teléfono que me facilita y encuentro a una madre desecha pero fuerte, quiere contarme todo rápido, como si fuese a colgar el teléfono sin escuchar todo lo que necesita contar.
La ansiedad se calma poco a poco cuando comprende que tengo intención de escuchar sin prisa y con respeto. Le parece mentira y me lo dice. “Me he sentido vejada, humillada cada vez que he acudido a reclamar. Veo a mis bebés cada veinte días, a mi hija cada mes y medio, cuando pierdo los nervios, sé que los informes sobre mi serán negativos, pero son mis hijos y yo ni soy alcohólica, ni drogadicta, ni estoy loca. He tenido que ceder y acudir a un psicólogo que me han impuesto para demostrar que soy buena madre. Tengo un informe en el que se acredita mi capacidad para tener a mis hijos.”

PARTE II.

La entrevista:

"MI HIJA ERA UNA NIÑA FELIZ"

- Mi hija era una niña feliz hasta que se la llevaron a la Fundación Busquets, en Terrassa dirigida por monjas y una educadora que no me parece por edad ser una persona madura y capacitada.
- ¿Y los niños?
- Están en Rubí la Espurna, aunque esto lo se a través del papá. Ahora estamos separados, los problemas y esta situación han terminado con nuestra convivencia. Recuerdo el día que se llevaron a mi hija, vinieron dos mujeres y un policía de paisano, una de las mujeres me sujetó y la otra se la llevó. Me puse como loca de dolor, intenté sujetar a mi niña, pero mi embarazo gemelar me impedía tener la fuerza que necesitaba. Al mes de aquello tuve el parto a los ocho meses de gestación
- ¿Cómo desaparecieron tus bebés?
- Permití anestesia epidural, pero me durmieron totalmente, cuando desperté ya no estaban mis hijos. Recuerdo que no me los querían enseñar, me puse como loca, hubiese destrozado la sala de partos, la desesperación era tan grande, primero me quitaron a mi hija y al mes hacían lo mismo con mis bebés. Me los dejaron ver, me agarré a ellos y no quería soltarlos. Se los llevaron con engaños, ya no los volví a ver.
- ¿Te dieron algún documento acreditando que habías tenido gemelos?
- Si pero no explican motivos para tenerlos en un centro de acogida en vez de estar con su madre.
De nuevo insiste en que ella es normal, trabaja y quiere a sus hijos, los cuidaría como lo hacía con su hija. Piensa que voy a juzgarla mal por lo que la ha pasado, ni ella misma se explica que a alguien normal le puedan hacer una cosa así.
- Los niños están en distintos centros y mi hija no ha tenido ni el derecho a conocer a sus hermanos, una llamada anónima me comunica el día y la hora en la que puedo visitar a mis hijos.
Cada mes y medio veo a mi hija, que siempre me dice llorando que si no conozco el camino para volver a casa; me lo dice temerosa de que la oigan. Cuando tengo que dejarla allí, algo se me desgarra dentro. Finjo ante la niña que todo es normal, procuro que esté tranquila, pero sus ojos parecen preguntarme cómo soy capaz de abandonarla en ese sitio. No entiende que por la llegada de sus hermanos, ella no pueda estar en casa. Aunque le cuento que los bebés no están conmigo creo que no entiende nada.
- ¿Temes que tus hijos sean dados en adopción sin tu consentimiento?
- Lo temo y pienso que mis niños estaban vendidos antes de nacer, cuando la situación es tan desesperante se te pasa por la cabeza de todo y todo malo. Mis niños son gemelos, de raza caucásica. Creo que a mi niña se la llevaron como preparación para hacerlo con los gemelos.
Adoptar a mi hija con la edad que tiene y el apego por su familia es difícil. El negocio que mueve mi hija es diferente, por cada niño tutelado se recibe mucho dinero supera los 3000 euros mensuales, y con esa edad son conejillos de Indias de las que estudian para psicólogas, educadoras sociales, logopedas. Cuanto mayor sea el número de niños que ellos denominan en riesgo de desamparo, mayor es la cantidad que piden al Estado, aunque esa cantidad por cada niño no llega a ellos.
- ¿Qué piensas de las familias adoptivas?
- Que también juegan con ellas, que no saben la verdad sobre todos los niños dados en adopción, creen que son niños desamparados por sus padres y en la mayoría de los casos, son niños por los que estamos luchando. La trama es tan grande que es como estrellarse contra un muro de cemento cada vez que intentas recuperar lo que es tuyo y nunca has cedido.
- ¿Perjudica a los menores dados en adopción cuando se les puede recuperar?
- Naturalmente, por ejemplo mis gemelos, están en un centro, si se les acoge en preadopción crecen conociendo a esas personas, si se les recupera, es como arrancarles de su familia, sufrirán como está sufriendo ahora mi hija.
- ¿Como encuentras a la niña cuando la visitas?
- Mal, ha perdido la alegría, está como temerosa, callada, cuando no la oyen me pregunta ¿mamá no conoces el camino para salir de aquí? no se que quiere decir, pero si se que lo que más desea es salir de aquel sitio, me suplica que la salve entre llantos. Eso sirve de excusa para decir que mis visitas la ponen nerviosa ¿a qué niño no le pondría nervioso ver a su mamá dejarla en un sitio extraño?
- ¿Puedes comunicarte por teléfono entre visita y visita?
- No me dejan, me lo prohíben, porque dicen que la niña se pone nerviosa cuando me oye.
- ¿Acudes a las asistentes sociales y consultas todas las cosas que observas?
- Si y cada vez que lo hago, me siento vejada, humillada, despreciada y provocada. Me muerdo los labios para no provocar un informe negativo sobre mi capacidad para cuidar a mis hijos. Me pregunto que si estoy acudiendo al psicólogo que me han mandado y este considera que estoy bien no sirve. Supongo que si estuviese mal, el mismo me tendría medicada y no tomo ni una sola pastilla. ¿Tengo que hacerme pasar por enferma para cumplir con sus recomendaciones y merecer tener a mi hija? A veces creo que el mandarte a un psicólogo es una trampa, siempre pueden alegar que has necesitado asistencia psicológica.
Yo lo único que se es que mi hija era feliz, estaba atendida, que tuve dos gemelos y nunca me los he podido llevar a casa conmigo, que actualmente mi situación económica es óptima para responsabilizarme de lo que es mío junto a mi pareja actual.
Terminamos la comunicación telefónica asegurándome que no le importa ya nada, solo quiere que se conozca su caso que es uno más de los muchos que permanecen tapados a la opinión pública. Que nunca hubiese pensado necesitar pasar por un medio de comunicación, pero que es el último cartucho que le queda ya que ni las instituciones de Bienestar Social, juzgados, informes o lo que es más grave el Defensor del Menor o el del Pueblo, le han servido para nada.
"Es como si no existiéramos ni mis hijos ni yo y en este caso estamos demasiadas personas que pagamos con sufrimiento las donaciones que el Estado hace a estos centros y que las justifican con el número de plazas ocupadas".
http://www.eldigitaldemadrid.es/articulo_c/general/2042/raquel-y-los-tres-hijos-perdidos