Todos conocemos la cara de Diego,« la mirada asesina» de un inocente, pero ¿cuántos conocemos los rostros de los periodistas que le han llamado asesino? ABC llevó a primera página la imagen de este hombre con un titular que no dejaba lugar a la duda ni a la presunción de inocencia: «La mirada del asesino de una niña de tres años». En la edición digital del mismo medios, y en crónica firmada por Moy Álvares se titula: Novio, canguro y asesino. Eso sí, en el cuerpo de la información se utiliza el término «presuntamente» y «presunto» para cubrirse las espaldas. Ya podrían los responsables de la publicación utilizar esa Constitución que tanto dicen defender, para cumplir el precepto constitucional de la presunción de inocencia en vez erigirse un día sí y otro también en una especie de salvadores de las esencias constitucionalistas.
Uno de sus columnistas más rimbombantes aprovecha la ocasión para culpar a la «propaganda oficial». Hasta en cinco ocasiones -cada cual lleva sus fobias como buenamente puede- Juan Manuel de Prada repite, en La muerte de Aitana, que el cúmulo de errores es producto de la «propaganda oficial». También hace referencia a la «histeria mediática», así, generalizando que en la generalización se diluyen las responsabilidades, porque culpando a todos no se señala a nadie.
Hace poco, cuando los presuntos eran del PP, este medio y otros de la derecha jalearon eso que llamaron «pena del telediario» para distraer la atención y proteger a unos acusados con mucho poder y medios para sus defensas. Sin embargo, ahora se muestran implacables y le aplican la «pena del ABC» llevándolo a portada y llamándole asesino.
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