Es la pregunta que se hacen muchos padres cuando llega el momento del divorcio, la separación o la ruptura con su pareja y madre de los hijos, y son obligados a abandonar y divorciarse a su vez de sus hijos.
Padres que durante la convivencia han ejercido sus obligaciones parentales desde el primer momento, o padres que se han dedicado por la circunstancias de la relación a trabajar horas y horas para sostener económicamente el hogar, que cada segundo e instante que han tenido libre se lo han dedicado a sus hijos.
Pero padre que cuando se enfrentan al proceso de la ruptura de la pareja aprenden que las amenazas de la madre se convierten en realidad, porque llegan al juzgado y son tratados poco más que como un delincuente que ha cometido un delito y debe ser apartado de sus hijos.
Los hijos, y sobre todo cuanto más pequeños sean, no entienden de leyes de artículos o de sentencias, solo viven que cada domingo por la tarde su papá se aparta de ellos. Ellos creen y sienten que su padre les abandona voluntariamente, y ello repercute seriamente sobre su autoestima. El castigo que aplican a los padres repercute directamente sobre la salud de los hijos, y con consecuencias de por vida.
La discriminación o desvalorización de la figura paterna en el tratamiento de la justicia aplica en la práctica judicial se cierne a todos los aspectos que tienen que ver con la paternidad. Hasta incluso en los casos donde el padre ha conseguido después de una larga carrera de obstáculos demostrar que es el padre de su hijo, y que además ha logrado que ese menor pueda conocer la verdadera identidad de su padre, se impide a los menores disfrutar y disponer de los cuidados y atenciones de su padre. No olvidemos que los derechos son de los menores, los adultos tienen derechos, pero sobre los derechos de los hijos, los suyos se convierten en obligaciones.
El padre del que estamos hablando en el párrafo anterior es un hombre que ha demostrado ser un verdadero padre, y como persona excepcional, lejos de la actitud de otros hombres que se encuentran involucrados en un proceso de reconocimiento de paternidad, él ha ido a la justicia reclamado reconocer sus obligaciones frente a un menor, el cual si hubiera dependido de su madre se encontraría ahora mismo con una familia de acogida. Se llama Álvaro Area, su hijo nació el 31 de Diciembre de 2015. Se enteró gracias a que un trabajador social le avisó, pues la madre mintió y le dijo que el bebé había muerto, y registro al pequeño como hijo de su pareja por entonces, para luego entregar a la criatura inocente en adopción.
El hijo de Álvaro Area todavía es un huérfano de padre vivo
Fuente:
https://www.youtube.com/watch?v=92Qwf4t0cQs
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