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miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Hasta cuándo seguirán las falsas denuncias de violencia familiar y abuso sexual?

31 / 08 / 2011
 Una frase muy conocida reza “en ocasiones la realidad supera la ficción”. En este relato se verá que esta premisa cobra cada vez más preponderancia, sobre todo cuando el odio de una mujer despechada se aprovecha de una experiencia en un proceso penal previo que le sirvió de escusa para ser utilizada en la más repudiable venganza.
En el mes de diciembre del año 2006, un niño es dejado al cuidado de una persona con un conocido cuadro de esquizofrenia. Como resultado de este hecho, el menor le manifiesta a su abuela materna que el primo de ella le había bajado sus pantalones y habría sido manoseado por este familiar; esa irresponsabilidad de quien debía cuidar a un niño con toda la inocencia de esa edad, sería el comienzo de una maraña de mentiras que fue utilizada para privar de la libertad a un inocente durante casi tres años
la Comisaría de la Mujer de la localidad de Moreno. Desde allí se inicia una causa penal contra el primo de la abuela materna del niño, en donde se procesa a este presunto perpetrador y se realizan unas series de pericias psicológicas donde solo existía un hecho, justamente ese abuso del primo donde lo habría manoseado a este niño. Culminando este proceso, este presunto perpetrador confesó la ocurrencia del hecho y terminó la causa en un juicio abreviado en los Tribunales del departamento Judicial de Mercedes, por el delito de abuso sexual simple en el mes de diciembre del año 2007, con una condena en suspenso de 3 meses de prisión no efectiva.

El padre del “niño víctima” siempre tuvo impedimentos por parte de la madre para poder tener una vinculación con su querido hijo, y peor aún se lo privaba de verlo, incluso incumpliendo un régimen de visitas que había sido acordado en el juzgado de Paz de Moreno. Para peor de males, no se lo había anoticiado del presunto abuso que sufrió su hijo por un pariente de la madre. Fue recién para el mes del octubre del año 2007 que luego de un largo pedido de explicaciones sobre el comportamiento del niño, la madre le confesó el desgarrador hecho del que su hijo fue víctima.
Por si no fuera suficiente este hecho, este niño de 2 años y medio de edad comenzó a manifestar un problema neurológico, descubierto por medio de una serie de estudios que se le practicaron. Allí se denota que padecía un Trastorno Severo de Conducta y se lo medicó teniendo en cuenta la posible aparición de personalidad bipolar. Este padecimiento no es casual, por tener este mismo cuadro de bipolaridad tanto la madre como la abuela materna del menor fueron medicadas con Rivotril, Haloperidol, Fluoxetina, Carbamazepina, y Risperidona en varias etapas de sus vidas.
La abuela materna con un cuadro Trastorno paranoide de la personalidad, con un proceso de razonamiento que puede verse interrumpido o distorsionado por la intrusión de afectos y de ansiedades de tipo persecutorio, careciente de defensas adecuadas. No por casualidad es la que inicia siempre el relato de los hechos, los cuales son repetidos de forma sistematizada por su hija y su nieto.
La madre con una personalidad inmadura, insegura, con necesidad de ser el centro de las situaciones sociales, con recursos internos pobres, y dificultades en la instrumentalización de las defensas frente a situaciones nuevas, principalmente conflictivas o traumáticas, con un odio enfermizo contra el padre de su hijo.
Para peor de males, la madre del niño se entera que su ex pareja (el padre de su hijo) había comenzado la convivencia con su actual pareja y encima también se entera que habría quedado embarazada. Entabla una discusión con el padre de su hijo le dice “no lo vas a disfrutar y te voy a cagar la vida, como vos me la cagaste a mi haciéndome un hijo que es insoportable”. Recordemos que ya tenía la experiencia judicial en este tipo de causas penales contra el primo de su propia madre, la noticia del embarazo de la concubina del padre de su único hijo, fue el disparador que necesitaba para perpetrar un plan súper perverso que iba a tener como víctima al mismo padre de su hijo sin importarle la salud psíquica de su niño.
El niño estaba bajo tratamiento psiquiátrico, pero por las leyes de la casualidad, la madre le hace abandonar el tratamiento el 10 de diciembre del año 2007. El odio que sentía contra el padre de su hijo ya no cabía en todo su ser y fue así que con la anuencia de su madre comienzan a pergeñar la abominable venganza contra el padre de su hijo. Es así que el 24 de diciembre del 2007, formula una denuncia de abuso sexual presuntamente donde su hijo fue víctima, señalando al padre como el que había cometido este aberrante hecho.
La mujer tuvo como excusa perfecta un hecho que había presenciado una vecina, donde el niño decía que quería que le metan el dedo en su ano, luego de lo ocurrido con el primo de la abuela materna. Pero había que mejorar la táctica de ataque y agravar todavía más el hecho, entonces agregaron que el niño no controlaba esfínteres inventándole una ecopresis, donde manchaba las paredes de la casa con materia fecal y encima también era supuestamente abusado por un conocido de su padre que solo vio una vez.
El plan cada vez resultaba más perfecto, al niño se le daría la información necesaria para crearle una imagen del hecho, lo cual lo grabaría como a un casete y se le diría que no se acuerda bien de lo sufrido porque él era muy chiquito, creándole una perfecta co-construcción. Así fue como tuvieron todo el tiempo para meterle esa falsa información al niño.
En marzo de 2007, una vez más se le cambiaria la psicóloga al niño, a esta altura ya era la cuarta psicóloga que se atendería al niño. Pero aquí comenzaba la trama de cómo armar la telaraña de una estrategia para confundir al sistema judicial. No se le brindaría la información necesaria a la profesional, la co-construcción en el niño ya estaba instalada, y la frutilla del postre sería no anoticiar a la psicóloga que el niño tubo un hecho de abuso un año antes con el primo de su abuela, ni tampoco se le diría del trastorno severo de conducta que padecía el menor.
Como consecuencia de este coctel de poca información, daría como resultado que el niño tendría indicios de abuso sexual y, con la información dada a la profesional, esta interpretaría que el perpetrador del hecho sería su padre.
Luego de esto, la perito oficial del Departamento Judicial de Morón, tendría la misma opinión en virtud que ya existía un dictamen anterior que había sido agregado a la causa, con el mismo informe que el niño tiene indicadores de abuso sexual. El tema es que nadie tuvo jamás la certeza de la real autoría del hecho. Es para tener en cuenta que el niño nunca reflejaba la más mínima angustia por el hecho padecido en esta última causa.
A raíz de estos dos seudo-dictámenes a un año luego de iniciada la denuncia, sin tener conocimiento el papá del niño de la causa que se estaba siguiendo en su contra, un Juez de Garantías —que de garantías constitucionales conocía muy poco— libra la orden de detención contra este padre, sin certezas de la ocurrencia del hecho, dejando a una familia sin el sustento y sin la compañía que hacía este papá a sus hijos.
Para más trastorno y victimización, al niño se lo envía al centro de atención a la victima de la Policía Federal Argentina donde se lo somete a una serie de prácticas que ya en el orden internacional —tanto en Inglaterra como en Estados Unidos y Europa—no se utiliza más, porque está comprobado que con estas prácticas se lo victimiza más, utilizando inclusive los muñecos conocidos como MAC muñecos anatómicamente correctos (ver bibliografía española).
Este papá, a pesar de nunca haber tenido ningún antecedente penal, mantener un trabajo estable, tener buen concepto de su persona entre sus pares, tener el arraigo en su domicilio y estar con una familia constituida, por razones que solo lo puede comprender un Juez de Garantáis que de la verdad de los hechos le importa poco —toda vez que se le pedía le excarcelación para continuar con su trabajo y poder mantener con el fruto de ello a su familia y sus dos hijos—, sin mediar ninguna fundamentación, le era denegada la petición por no querer involucrarse en realizar un mínimo acto de justicia.
Fue así que por dos largos años paso sus días en una cárcel de un metro cuadrado, en una comisaría local esperando que se haga justicia. Su familia le acercó durante todo esos tristes días la comida. Su hijo menor no lo podía ver por estar en una celda que no se permitía la entrada de niños. Recién pudo tener nuevamente el contacto con su padre cuando fue transferido a una alcaidía local donde sí se podrían encontrar los días de visitas.
Fueron muchos los disgustos que se paso en la privación de la libertad, desde ataques físicos de otros convictos, a problemas psicológicos por estar en un lugar acusado de un hecho que no había cometido, más sendos ataque de asma dada la humedad que había en esos sitios.
A los dos años y nueve meses, llego el día del esperado juicio oral. Fue esos días donde abrazado solo a la fe y al deseo que se haga justicia lo mantuvieron con vida. En el debate se demostró toda la mentira que crearon en contra de este papá, en una causa que nunca tuvo que haber existido, demostrando tal error jurídico en la instrucción del proceso y en la privación de la libertad, dando como veredicto la absolución total por unanimidad y si costas.
Hoy en día, una presunta asociación que dice defender los derechos de los niños continúa difamándolo y apoyando a los pergeñadores de la falsa denuncia en su contra, sin tener ningún sustento lógico, factico ni jurídico.
Parece mentira que estas asociaciones tengan tan poca seriedad en los casos que deben defender, haciendo una verdadera caza de brujas, violando de forma sistematizada los derechos humanos y los de los niños presuntamente víctimas de estos actos. Tomando como precedente una nueva doctrina de la apropiación, en la cual la familia conviviente del menor destruye la imagen de la familia no conviviente, como si fuera esta última familia la escoria de la sociedad.
Dejando al niño con relación a la familia conviviente con lo que se conoce con el síndrome de Estocolmo, teniendo el niño la certeza de lo que se le co-construyó en su mente como si hubiere ocurrido en realidad y teniendo un odio reverencial al padre que no convive con él, destruyéndole toda vinculación para el resto de sus vidas.
Daniel Orejano

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