La joven que dio a luz en el baño de un hospital dice al tribunal que parió por sorpresa antes de una consulta de rodilla y trató de ocultarlo por miedo a su madre y la custodia
14.09.11 -José Alberto González | CARTAGENA
Amanda Cecilia P. L., de 21 años y natural de Ecuador, la mujer acusada de tratar de asesinar a su bebé recién nacido metiéndolo en una bolsa de plástico y ésta a su vez en una papelera en el cuarto de baño donde dio a luz en el Hospital del Rosell ha negado ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Cartagena los hechos. Ha asegurado que parió por sorpresa y que, ante el miedo a perder la custodia, dejó al bebé sobre la papelera de forma provisional con la idea de volver a recogerlo tras una consulta por un dolor de rodilla.
Esta versión contradice las manifestaciones de la acusada durante la fase de instrucción y ante la Policía Nacional inmediatamente después los hechos. En ellas, afirmó que había tirado al bebé a la papelera para ocultarlo.
La acusada, que ha prestado declaración durante aproximadamente una hora, acudió al centro médico la madrugada del 21 de noviembre de 2009 junto a su madre y una prima, y supuestamente, según el fiscal, trató de ocultar contracciones del parto diciendo que le dolía la rodilla, y habría aprovechado la excusa de ir al baño para dar a luz allí mismo y deshacerse del bebé.
Sin embargo, según Amanda, lo que realmente ocurrió fue que, de forma inesperada, cuando iba a orinar, dio a luz y le dio miedo presentarse con el bebé delante de su madre, quien según afirmó le había advertido de que si daba a luz a un tercer hijo -tenía ya dos- la echaría de su casa. También tenía miedo de salir con el niño en brazos y que le viera gente en el hospital y pensara que había intentado hacerle daño al bebé. Otro temor indicado por la acusada era el de que los servicios sociales le retiraran la custodia de todos sus hijos (el primero lo tuvo con quince años y el segundo, con dieciséis). Esa advertencia la ha confirmado una trabajadora social.
Amanda ha asegurado que cogió al bebé, le puso papel higiénico en el cuerpo y lo dejó sobre la papelera, y que solo sabe que en ese momento la llamaron por los altavoces para verle el dolor de rodilla.
El niño sobrevivió
Según el relato de la familiar que acudió con ella, al ver que Amanda tenía sangre en los pantalones avisó al personal médico. Sospechaba que podía haber hecho algo negativo respecto al embarazo.
Una cuestión que puede resultar clave de cara a la sentencia es que dos médicos del Rosell han ofrecido versiones contradictorias respecto a sus propios testimonios y uno respecto al otro. Uno de los facultativos no ha podido confirmar que el bebé estaba metido en una bolsa y ésta, a su vez, en la de la papelera.
Esta imprecisión de uno de los testigos claves del caso respecto a si había una o dos bolsas, y por lo tanto respecto a uno de los presuntos medios de los que se habría valido la acusada para asesinar a su bebé, ha llevado al abogado de la defensa, Antonio Sánchez, a asegurar que todo lo que ocurrió fue fortuito. Ha utilizado la comparación con un pez recién extraído del mar "que se pega con facilidad al plástico", diciendo que lo que pudo ocurrir es que como según la acusada y su prima el niño se movia, el líquido amniótico se pegó a la bolsa, el niño se envolvió en la bolsa al moverse y acabó en el fondo del cubo.
La acusada ha argumentado que según sus cuentas y lo que le habían dicho los médicos todavía le faltaban dos semanas para dar a luz.
Asimismo, la madre de la acusada ha negado que la amenazara con echarla de casa. Todo lo contrario, le ofreció su apoyo.
Miedo insuperable o arrebato
El personal sanitario encontró con vida al bebé, que actualmente se encuentra a cargo de la Comunidad Autónoma y puede ser dado en adopción a una familia.
El fiscal ha calificado de inverosímiles todos los argumentos de la defensa y ha ratificado su petición de catorce años de prisión por tentativa de asesinato, ya que diversos informes han señalado el riesgo de muerte del niño por asfixia o hipotermia (frío).
El abogado ha pedido la libre absolución porque no hubo intención de causar daño, sino una decisión "estúpida y equivocada" de dejar solo al bebé con la idea de regresar a por él. Como alternativas, ha reclamado que se le aplique la eximente incompleta de miedo insuperable o la atenuante cualificada de arrebato u obcecación. La pena podría quedar reducida, en ese caso, a ocho o nueve años de cárcel.
Como argumentos, ha citado entre otros que la menor vio alteradas sus capacidades para actuar de forma adecuada por el gran esfuerzo físico del parto y por un trastorno de la personalidad motivado por un historial personal y familiar de agresiones físicas y verbales.
También ha señalado que la joven quería tener al niño, como demuestra que desistió de un aborto a los dos meses de embarazo y que luego estuvo bajo supervisión médica; y ha calificado de increíble que alguien que quiere acabar con la vida de su hijo vaya precisamente a un hospital y espere a que éste nazca para asfixiarle. El juicio ha quedado visto para sentencia.
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