03/06/2008
POR PABLO MUÑOZ
FOTO JULIÁN DE DOMINGO
MADRID. La polémica por las escuchas realizadas a la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, que mantuvo una conversación telefónica con una abogada luego detenida por la Guardia Civil acusada de encargar el asesinato de su ex marido, ha hecho que por momentos se olvidara que en este asunto hay una víctima fundamental: la familia de Miguel Ángel Salgado Pimentel, el hombre acribillado a balazos en el garaje de su casa de Ciempozuelos el 14 de marzo de 2007.
Estos días están siendo muy difíciles para los allegados de Salgado, que vuelven a revivir el terrible dolor de aquellos momentos. Pero además, la noticia adelantada por ABC de que la presidenta del Contitucional habló con la presunta inductora del crimen para aconsejarla sobre cómo recuperar la custodia de su hija ha hecho que al dolor se sume la indignación.
«La actuación de Casas es inexplicable -afirmaron fuentes familiares consultadas por este periódico-. No es lógico que nada menos que la presidenta del Tribunal Constitucional se dedique a dar consejos a la primera persona que alguien le pide, a la primera señora que llama».
«Ella preside una de las más altas instituciones del Estado y su forma de actuar compromete su imagen -continúan las fuentes familiares-. Sea o no sea delito lo que ha hecho entendemos que María Emilia Casas debe dejar su cargo, dimitir de inmediato. Estamos sorprendidos e indignados».
Custodia de la hija
Como ya informó ABC, las investigaciones de la Guardia Civil revelaron que la abogada Dolores Martín había encargado a uno de sus clientes habituales, Eloy Sánchez Barba, que matara a su ex marido, al parecer para quedarse con la custodia de la hija de ambos. Un mes después del crimen -17 de abril de 2007- fue cuando María Emilia Casas la llamó a instancias de una conocida suya para aconsejarla sobre ese asunto, si bien lo cierto es que la presidenta del TC cortó la conversación en el momento en que la letrada le dijo que era investigada como sospechosa del asesinato.
La familia Salgado tiene muy presentes aún las palabras de Dolores Martín a una televisión el mismo día del entierro de la víctima, en las que sugería que los hechos podían deberse a un juego de rol, precisamente la misma falacia que tiempo después contó a la Guardia Civil Eloy Sánchez Barba en una declaración voluntaria aparentemente hecha con la intención de desviar la atención de los investigadores.
La secuencia de los hechos es curiosa. El 13 de marzo de 2007, los sicarios planifican el crimen, que cometen el 14 a primeras horas de la noche. Y el día 15 por la mañana el juzgado de familia da cuenta a los letrados del matrimonio separado de que había concedido a Miguel Ángel Salgado la custodia de la niña. La familia Salgado no descarta que Dolores Martín ya conociera la decisión de los jueces. También en esas fechas se produce la sentencia de divorcio de la pareja, lo que permitía a la víctima casarse con la mujer con la que había compartido los dos últimos años de su vida.
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