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lunes, 1 de abril de 2013

La depresión posparto

Lunes, 1 de Abril, 2013
Siempre me ha llamado la atención el fenómeno de la depresión posparto. Entre las causas que la provocan, se mencionan siempre causas fisiológicas, como alteraciones hormonales que son lógicas tras el parto, además del propio esfuerzo y cansancio de parir, que todo ello influye psicológicamente en la madre.
Sin embargo, al mismo tiempo yo sospechaba que había algo más. En el cuerpo todo tiene su porqué, y las alteraciones hormonales son las que son, y no me parecía lógico que tuvieran que causar necesariamente una depresión más o menos importante, pues el proceso de parir es un fenómeno natural y normal, aunque no muy habitual, y por lo tanto, no debería producir ningún trastorno grave como una depresión. Y lo mismo con el cansancio del parto. Así que mi interés estaba puesto en encontrar alguna causa psicológica adicional que activara definitivamente el fenómeno.
La causa psicológica más evidente es encontrar una nueva responsabilidad, y además importante, que es la de cuidar un bebé, sobre todo en madres primerizas. Pero esa causa no tiene porqué ser algo psicológicamente malo, sino lo contrario: Un estímulo, una ilusión, una alegría por tener un hijo. Así que esta causa psicológica tampoco me parecía suficientemente convincente.
Hasta a psicólogas he llegado a preguntar, para comprobar que son mujeres (y de baja categoría intelectual), y que es necesario un hombre que vea el problema desde fuera con claridad. La solución al enigma aparece yendo a la característica principal de la personalidad femenina: el egocentrismo.
Como escribí en “Debilidad y egocentrismo”, la mujer es más egocéntrica que el hombre por su naturaleza biológica, y en Occidente más todavía, con el sistema sociopolítico vigente del feminismo y las discriminaciones sexistas contra los hombres que lo acompañan. De esta manera, las mujeres están acostumbradas a ser el centro de atención. Hasta las feas y las gordas suelen tener pagafantas a su alrededor dispuestos a complacer sus caprichos, (cosa que no sucede con los hombres), y no digamos ya las guapas y atractivas. Este egocentrismo femenino alcanza su cénit con el embarazo, situación en la que todo el mundo presta a la mujer aún más atención y cuidados que de costumbre, porque hay que cuidar el embarazo para que no haya ningún problema y que el bebé nazca bien.
Y ya se sabe lo que sucede cuando se alcanza la cima: Que viene el descenso. Tras el parto, la mujer repentinamente se da cuenta de que ha dejado de ser el centro de atención, posición que ha pasado a ocupar con todo merecimiento el bebé (ver “Debilidad y egocentrismo”), porque el bebé es más débil e indefenso que ella. Bueno, que ella y que cualquiera, y necesita la máxima atención y cuidados, haga lo que haga. Si ríe, porque es muy rico y gracioso, y si llora, porque le pasa algo y hay que solucionar el problema rápidamente.
La mujer todavía tiene mucho protagonismo, porque el parto aunque es una función fisiológica natural, es una cosa siempre problemática, y la mujer necesita cuidados hasta que se recupere del todo. Y además, la mujer tiene protagonismo por su relación directa con el bebé: es la madre del bebé. Pero este es un protagonismo indirecto, cobrado gracias a su relación con el bebé, no por sí misma, como sucedía antes.
Y por si fuera poco, la mujer se encuentra al principio tras el parto con el cuerpo un tanto estropeado, que quizá no pueda recuperar bien del todo, y esto daña su autoestima. Y hay además un tercer componente afectando al egocentrismo femenino, el de perder algo “suyo”, pues el feto estaba dentro de ella y era parte de ella, y tras el parto lo ha “perdido”, dejando de estar dentro para estar fuera y convertirse en un ser independiente, que además, se lleva el máximo protagonismo.
Así que la mujer, que durante toda su vida había sido siempre el centro de atención, llegando al máximo en el embarazo, se ve por primera vez desplazada del centro del mundo, quedando en una situación secundaria. Y esto, claro, es un duro golpe.
Casualmente, y sin buscarlo expresamente, he encontrado algo que confirma lo anteriormente escrito. Se trata de un extracto traducido al español del libro “Gentle Baby Care” escrito por una tal Elizabeth Pantley en el que reconoce que la nueva madre puede tener “sentimientos de resentimiento o rechazo de tu bebé, o incluso la tentación de agredirle”. Probablemente estos sentimientos sean la reacción ante la rabia contenida o inconsciente generada por el golpe que su egocentrismo ha sufrido con el nacimiento del bebé.
El artículo tiene bastantes frases llamativas escritas en clave femenina (no se entienden ni a sí mismas), y que los hombres tenemos que saber interpretar, esto es, traducir, adecuadamente: :cool:
  • “Tus nuevas prioridades” y “reorientar tu perspectiva” significa “aceptar que el protagonismo lo tiene ahora el bebé y no tú”.
  • “sentirte culpable o tener conflictos sobre tus nuevas prioridades” significa “sentirte culpable por sentir rabia hacia tu bebé por hacerte perder el protagonismo del mundo”.
  • “Sentirás cierto sentimiento de orgullo cuando la gente le haga carantoñas a tu bebé” significa “el protagonismo que has perdido en favor de tu bebé lo podrás compensar en parte de manera indirecta por ser su madre”.
  • “Es muy importante que tu marido o pareja esté contigo” significa “es muy importante que tu pareja te dé una ración extra de atención para que tu maltrecho egocentrismo no se hunda más todavía”.
  • “Saber que ella puede hablar contigo sobre sus sentimientos sin ser juzgada o criticada le hará sentirse mucho mejor” significa “saber que ella puede contarte sus sentimientos de hostilidad hacia el bebé por la pérdida de protagonismo la podrá ayudar a superar (aceptar) su menor protagonismo en favor del bebé”.
  • “Dile que es hermosa” significa “sostén su maltrecho egocentrismo con piropos”.
  • “Recuerda que la gente viene a ver a tu bebé, no tu casa, así que disfruta compartiendo tu bebé con las visitas sin preocuparte por el desorden o el polvo” significa “recuerda que el protagonismo lo tiene el bebé, no tú, así que acéptalo y míralo por el lado bueno: todavía tienes protagonismo, aunque sea de manera indirecta, por ser la madre del bebé”.
  • “Durante la fase de ajuste, intenta hacer algunas cosas sólo para ti” significa “durante la fase de transición hasta asimilar tu nuevo papel secundario, aprovecha para sentirte el centro del mundo pues luego pasarás a una situación secundaria del todo”.
  • “u otras cosas que alimenten tu espíritu” significa “u otras cosas que alimenten tu egocentrismo”.
  • “Ámate mucho” significa “siéntete el centro del mundo aunque no lo seas”.
  • “tómate tu tiempo para conocer y disfrutar la persona fuerte, capaz y multifaceta en la que te estás convirtiendo” significa “tómate tu tiempo para asimilar la pérdida de egocentrismo y desarrollar la empatía necesaria para cuidar al bebé”.
http://qbitacora.wordpress.com/2013/03/31/la-depresion-posparto/#more-7733

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