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lunes, 15 de abril de 2013

Progenitores asesinos y violencia de género

Lunes, 15 de Abril, 2013
Enlaces:
- La conjura del interés superior (la imagen pertenece a este enlace)
- Sobre el artículo “La conjura del interés superior”, de Ana María Pérez del Campo
Ana María Pérez del Campo
Ante la proliferación, en los últimos días, de hechos tan tremendos como el asesinato de sus hijos por parte de su propio progenitor (el padre -varón- que asesinó a su hija en Campillos durante las vacaciones de Semana Santa; la madre que asesinó a sus dos hijos en Barcelona poco después, pero esa no cuenta; y ahora, de nuevo, el asesino de Ciudad Real), expertos reputados en violencia de género han salido a la palestra para calificarlos como violencia machista, violencia contra la mujer.
Igual que en otros casos que no afectan tan estrictamente al orden familiar, vamos mal mientras pongamos motes y adjetivos interesados a lo que simplemente son crímenes a secas, asesinatos y punto. No asesinatos selectivos, asesinatos machistas, asesinatos terroristas, etc. Porque, además, los infanticidas varones no cometieron asesinatos machistas, de la misma manera que el de la mujer que hace días mató a sus hijos en Barcelona tampoco era un asesinato feminista, o femenino. No tienen nada que ver estos crímenes con la estructura machista de la sociedad, hasta donde lo sea, ni con la supuesta maldad de los machos porque se ve, por desgracia, que este tipo de crímenes los comenten tanto los padres como las madres. A lo mejor tienen que ver, más bien, con la regulación legal del divorcio, de iure y de facto, que anima al conflicto, sobre todo si hay hijos de por medio. Aún estamos esperando a que se desarrolle efectivamente la mediación familiar, prevista en la ley del divorcio. Pues llama la atención que todos estos casos se hayan producido en medio de los trances de una separación mal llevada. En todo caso, los adjetivos se los ponen al asesinato quienes desean sacar provecho del asunto (las asociaciones feministas que obtienen subvenciones a costa de la violencia de género, los terroristas de ETA, etc, etc). Y en medio están las víctimas, los últimos monos. Pero las víctimas son rentables. Basta con que alguien desee rentabilizarlas y su muerte no habrá sido en vano (para quien, vivito y coleando, saca el provecho, por supuesto).
¿Violencia contra la mujer? ¿Y los menores qué, solo un pretexto? Aquí lo que importa es "la mujer". No hay principio más invocado en derecho que el del interés superior del menor y, sin embargo, el menor es el último mono. Por ejemplo, en caso de separación. Se mete a los hijos en un saco, como si fueran cosas en vez de seres humanos, junto a otras dos cosas, vivienda familiar y dinero de la pensión, de forma que quien se quede con la primera cosa, se queda con todo el saco. 
Al final, estas categorías de género son tan simplistas, que no resisten el más mínimo análisis, pero ese no es el problema, sino su inutilidad manifiesta para luchar contra la lacra del maltrato, y a los hechos me remito. Desde luego, violencia contra la mujer, innegable. ¿Por qué no violencia contra la humanidad, para ser más exactos? Pues, al final, decir que, si el asesino es un macho, es un crimen machista, resulta tan tautológico, vacío y hasta peligroso como decir que, si el asesino es un estadounidense, es un crimen yanqui. ¿Y qué ganamos con decir eso?, aparte de que la generalización es mentira. Si, quien lo dice, tiene poder, que, a fin de cuentas, es lo que se busca razonando así, entonces deja de ser un chiste. Si el asesino es un judío, entonces es un crimen judío ¿Qué podemos hacer, partiendo de ese "razonamiento", para resolver el problema? La respuesta es evidente y ya ha sido probada a lo largo de la historia. Lo que podemos hacer es meter a todos los machos o, mejor todavía, a todos los machistas en campos de concentración. Que es como querer quitar a los pobres dejándolos a todos que se mueran de hambre.
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