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lunes, 27 de mayo de 2013

Algunas verdades sobre el conflicto congoleño explicadas por el narrador Issiya Longo

Lunes, 27 de Mayo, 2013
A través de esta entrevista levantamos el velo de prejuicios fomentados por una información sectaria o manipulada, hablando de la cultura congoleña, de la condición de la mujer y de las consecuencias de la guerra
Recientemente ha sido ampliamente difundida la estadística sobre la maternidad realizada por Save the Children (organización no gubernamental con sede en Londres), que relegaba al Congo en el último lugar, generando titulares de periódicos que lo señalan como "el peor lugar para ser madre". Investigando un poco descubrimos que los parámetros utilizados son sólo aquellos que pueden asegurar la asignación de la calificación más alta a los países del norte del mundo, es decir, los servicios de salud y en general los beneficios relacionados con la situación económica del país o con la industrialización, como por ejemplo el permiso de maternidad en el caso de las madres trabajadoras.
No se han tenido en cuenta ni las ventajas de vivir en una cultura tradicionalmente solidaria donde la comunidad se hace cargo del pequeño junto a su madre para permitir que ella duerma unas horas más, ni el clima, ni la aceptación general hacia el nacimiento que se percibe como un valor para la comunidad independientemente de las circunstancias, ni otros factores típicos de culturas distintas a la occidental. Y lo más importante, se han comparado a Estados en pleno conflicto armado con Estados pacíficos, y a Estados que se dedican a la explotación de los recursos del sur del mundo con Estados sujetos a dicha explotación, sin indicar estas circunstancias en el contexto de la estadística.
Una de las razones por las que es muy difícil tener una idea exacta de los hechos es que de muchos países se sabe muy poco. Acerca del Congo, por ejemplo, sabemos demasiado poco para poder opinar, y no hay que olvidar que las desventuras de sus habitantes están directamente relacionadas con nuestros consumos, algo que este tipo de noticia no pone en claro.
Se pueden encontrar algunos artículos, si bien en menor cantidad, que aclaran el interés de nuestros Estados y de las empresas comerciales en aprovechar de las materias primas procedentes de Congo, con las que se fabrican productos que usamos todos los días a bajo costo debido a la guerra, pero tales artículos están separados del resto de la información. Casi siempre quienes describen la situación de los civiles y sobre todo de las mujeres congoleñas se limitan a hablar de machismo, de odio entre etnias y de entrenamiento militar. De esta manera se estigmatiza el Congo, describiéndolo como un país violento y sexista por naturaleza y haciendo caso omiso de las causas que están directamente relacionadas con el consumismo de los países ricos que no se detiene ante nada, que no tiene escrúpulos y quiere obtener beneficios por cualquier medio, incluido el de la manipulación mediática o el de fomentar (o aprovecharse de) circunstancias adversas ajenas para lucrarse.
Así que el poder de la gente común para dirigir mejor su consumo no se despierta, y en su lugar se fomenta un sentimentalismo asistencialista y neocolonialista que lleva a creer que sólo exportando nuestra cultura y nuestro sistema será posible revivir las fortunas del país en el que intervenimos con proyectos humanitarios. O, peor aún, se fomenta el desprecio y el racismo en aquellos que tienen menos sentimientos.
En la convicción de que esto se puede evitar con sólo conocer mejor la cultura congoleña, hoy entrevistamos al escritor Issiya Longo, nacido en Kinshasa (capital de la República Democrática del Congo) en 1973 y residente en Italia desde hace años, conocedor tanto de la cultura europea como de la africana .
Entrevista :
Manuela Garreffa: ¿Cómo fue tu infancia?
Issiya Longo, : Tuve una infancia normal, con algunas mudanzas más dentro de mi país en comparación con muchos de mis compatriotas y coetáneos. Sin embargo, reconozco que nací en una familia normal, capaz de criar y educar a sus hijos con sencillez, en el respeto por los valores de su sociedad de pertenencia.
M.G.: ¿Cuáles son los valores que tu madre te enseñó?
I.L.: Mi madre me educó en los valores de la igualdad entre las personas y entre los sexos. De hecho, en comparación con la norma general de mi sociedad de origen, donde el género masculino se tiene un poco más en cuenta que el género femenino, mi madre me enseñó que ambos sexos son iguales. Tengo una hermana mayor, pero siempre hemos hecho las mismas cosas. Debo admitir sin embargo, que en mi cabeza de joven congoleño (africano), creciendo con mis compañeros que tenían una situación diferente, el método de mi madre no me impidió sentirme macho, es decir dominante comparado con el género femenino. Sólo más tarde me di cuenta que ella no estaba equivocada, que los hombres y las mujeres son iguales e, incluso, en algunos ámbitos el hombre no tiene las mismas capacidades que premian a la mujer. He descrito bien esto en mi libro ‘DESTINI II’ (Destinos II).
M.G.: ¿Cuál es el futuro que deseaban tus padres para ti?
I.L.: Mis padres, y especialmente mi padre, lucharon como leones para darme una buena educación y formación escolar. Papá era uno de esos padres que son capaces de vender su mejor camisa para poder pagar los estudios a su hijo, me permitió asistir a uno de los mejores institutos del país, siempre se ha preocupado de darme todo lo mejor desde el punto de vista de la formación individual y escolar. Al hacer esto, yo diría que mis padres querían que me convirtiera en un hombre bien formado, intelectual y personalmente. Debo mucho a ellos, siguen siendo mis columnas, aunque papá ya no está.
M.G.: A menudo en Occidente se difunden noticias negativas sobre África y las personas no tienen otros parámetros sobre los que hacerse una idea, no se sabe más de un determinado país que su nombre y luego se asocia con el único hecho negativo que se ha escuchado. ¿Qué nos puedes contar para hacernos saber más acerca de tu país?
I.L.: Me decidí a escribir porque, después de años transcurridos en Occidente, entiendo la necesidad de informar, de hacerlo mejor de como lo hacen los que deberían difundir las noticias del mundo: los medios de comunicación. Convencido de que una buena comprensión del otro y de otras realidades permite una apreciación adecuada de las situaciones, me lancé a la aventura de la escritura, prefiriendo el término "narrador" al de "escritor". Me di cuenta de la dificultad de la gente para ser capaz de distinguir la información recibida por los únicos medios a su alcance. Los medios de comunicación por lo general no son imparciales y sólo se preocupan por sus intereses. Yo quise, en el límite de mi capacidad, dar la posibilidad de acceso a algo más de información. Creo que puedo decir sin temor alguno, que lo que escribo acerca de mi tierra y mi pueblo es más creíble que muchas otras noticias que se leen, porque yo mismo soy parte de esa tierra y de esa gente...
M.G.: En vuestra cultura la mujer ¿es tradicionalmente un miembro de la comunidad respetado y tomado en cuenta? ¿Tiene su propia dignidad, o no?
I.L.: En mi cultura, en comparación con lo que se traduce generalmente en Occidente, la mujer es la referencia absoluta: ella es madre, ella es mamá y es esposa, pero, sobre todo, ella es el verdadero líder de la familia. Aunque es posible que haya, como en la gran mayoría de los casos, un padre autoritario servido y reverenciado, es en realidad la madre de familia quien tiene la última palabra en todo. Y esta es la realidad que viven todos los habitantes de la aldea. Esta realidad sigue siendo desconocida en Occidente, donde se cree que la mujer africana es la "sirvienta" del hombre.
M.G.: ¿Cuándo y cómo degeneró la situación en tu país?
I.L.: La situación en el Congo (Zaire) empezó a degenerar cuando Mobutu ha cedido a la presión internacional y se ha abierto al multipartidismo, es decir, la "democracia". Desde entonces, el país ha empezado a conocer momentos de tensiones internas que lo llevaron a la invasión de algunos países vecinos. La llamada rebelión de Kabila en realidad no fue una verdadera rebelión sino la invasión de Ruanda y Uganda. Desde entonces (hablamos de principios de los años 90), el Congo no ha conocido la paz y sufrió graves pérdidas, tanto en términos humanos como económicos. Aún hoy, la situación sigue siendo grave en la indiferencia de quienes deberían hacerse cargo de ello, teniendo en cuenta que el número de víctimas es superior al de cualquier otro conflicto en el mundo, esta apatía sólo puede definirse embarazosa e incomprensible.

Es en realidad la madre de familia quien tiene la última palabra en todo. Esta realidad sigue siendo desconocida en Occidente, donde se cree que la mujer africana es la "sirvienta" del hombre

M.G.: ¿De qué manera el conflicto ha cambiado la relación entre los seres humanos?
I.L.: Cuando un hombre ve a otro matar a sus seres queridos, si es que sobrevive a la agresión, es imposible que pueda pensar en una relación de amistad con el criminal, el asesino de sus familiares. La historia pasada y presente lo demuestra continuamente. Me temo que el permanente conflicto armado en el Congo, la guerra impuesta a los congoleños por aquellos que sólo quieren hacer sus propios intereses, tendrá terribles consecuencias incluso cuando la situación cambie, si algún día el país encontrara un guía responsable y patriota.
M.G.: ¿Crees que puede haber habido una premeditación en cuanto a los métodos para destruir la unidad del pueblo, como a menudo sucede en la guerra?
I.L.: Por supuesto. Cada vez que se encienda un conflicto desde el exterior, causado por un tercero que pone a los dos hermanos a luchar entre sí, nunca se hace sin premeditación. Y esto es exactamente lo que está sucediendo hoy en la región de los Grandes Lagos de África. Y cuando hay premeditación, también se estudian los métodos, se prepara un plan de acción.
M.G.: ¿Qué métodos usan los oficiales para convertir a unos chicos en soldados sedientos de sangre capaces de destruir los órganos reproductivos de las mujeres de sus enemigos, en el intento de extinguir la población de una aldea?
I.L.: Elijo responder a esta pregunta basando mi opinión sobre los niños soldados, que por desgracia, son reclutados a la fuerza, maltratados y obligados a realizar actos terribles. Para fomentar la ejecución de las órdenes, les prometen tantas cosas, tantos regalos que, de hecho, nunca llegan. Pero esto no es todo: los niños soldados también están sometidos a la administración de drogas, lo que los pone excitados y peligrosos, dispuestos a ejecutar cualquier orden que se les pida o imponga. De todos modos, a todos los soldados niños o adultos que sean, se hacen promesas de todo tipo para motivarlos y convencerlos acerca de la rectitud de las decisiones tomadas, que son: la misión de luchar, torturar y matar a sus "hermanos".
M.G.: Desde hace tiempo los medios de comunicación utilizan el tema de los derechos de la mujer para atraer lectores, y los Estados utilizan ese tema para construir consenso hacia las intervenciones militares en otros países. Desde la cuestión de Afganistán en adelante se pudo ver cómo la gente se deja convencer fácilmente si se utiliza la cuestión femenina. Desafortunadamente, todo esto no es más que una excusa para cubrir los intereses de los que especulan y de hecho no se llevan a cabo las mejoras anunciadas. También los títulos que leemos acerca del Congo sugieren que exista este tipo de manipulación. ¿Tú crees que está sucediendo algo similar?
I.L.: Es así. En mi opinión, no sólo la mujer es una de las mayores víctimas (si no la mayor) de esta tragedia del Congo, sino también los medios de comunicación y las muchas organizaciones no gubernamentales (grandes aprovechadoras de las desgracias ajenas que, de hecho, no existirían en situaciones de no conflicto y de no pobreza en el mundo) explotan esta situación para sus propios intereses, pero en realidad, no luchan para que las cosas cambien en serio.
M.G.: Además de la prensa y de los gobiernos que son apoyados por las empresas, incluso muchas ONG promocionan sus proyectos asegurando a las audiencias occidentales que se tiene que intervenir en el Congo no sólo por la guerra, que, según dicen, es especialmente agresiva contra la mujer, sino también porque la cultura del lugar es inadecuada para defenderla. Por ejemplo, se difunden datos estadísticos sobre la violencia sexual y siempre se cierra el artículo informativo señalando que la mujer torturada y violada luego es repudiada por su marido y por la comunidad en la que creció. Esto hace suponer claramente que es necesario occidentalizar al país debido a que su cultura tradicional es sexista. ¿Estás de acuerdo con este tipo de interpretación de los hechos?
I.L.: En todas las culturas hay cosas buenas y malas, hay buenas y malas tradiciones. Pero creo que es un gran error el querer siempre pretender ser mejor que los demás, ser más lindos, más capaces, más conscientes. Por supuesto, en algunos casos las mujeres son alejadas por sus esposos, sucede allá y sucede incluso aquí por motivos razonables o fútiles; solo quisiera que aquellos que dan a conocer este tipo de noticias investigaran en profundidad para averiguar si un hombre que repudia a su mujer "violada" lo hace sólo por esta razón. A menudo (y de este modo yo he sabido algo sobre el asunto) quien repudia lo hace por otras razones, tales como la falsa justificación de su esposa que, para evitar una reacción negativa del marido, inventa la historia de una violencia cuando de hecho, las cosas han ido de forma distinta. No creo que los hombres congoleños, incluso los menos educados, decidan divorciarse de sus mujeres víctimas de violencia sexual. Me los imagino, más bien, preocupados por las condiciones de sus mujeres y furiosos contra los delincuentes; es lo que haría cualquier hombre en el mundo, enamorado de su esposa. Pero lo que se lee, es lo que a quien escribe le interesa decir al mundo. Desafortunadamente, el público no tiene manera de verificar la información recibida, ni de compararla con otras.
M.G.: ¿Qué recursos inherentes a la cultura congoleña pueden representar una esperanza de recuperación para el país y de regreso a la convivencia pacífica? ¿En qué valores típicamente africanos podrían confiar para contrarrestar el odio que la guerra ha fomentado?
I.L.: Los congoleños en particular, y los africanos en general, aman imitar a los occidentales. Y los occidentales, conscientes de este hecho, aprovechan de la situación para alcanzar metas específicas. En mi libro autobiográfico "Dal Congo all'italia come in un sogno" ("Desde el Congo a Italia como en un sueño"), hablo detalladamente de ello.
De hecho, creo que la única manera de sobrevivir como pueblo compitiendo con otros en el mundo moderno, es luchar para preservar nuestra cultura, tomando de otros lo que nos es útil y se adapta a nuestra propia historia, a nuestra propia cultura y a nuestra propia tierra. Por último, viviendo en un mundo que hemos transformado, haciendo que sea totalmente capitalista, quien se empeña en querer poner barreras a los otros está condenado al fracaso. En otras palabras, tenemos que preservar nuestra identidad, pero con pequeñas aberturas a los valores externos, útiles y compatibles con esta.
M.G.: ¿Cómo puede la opinión pública internacional ser útil, si profundiza su conocimiento de los países africanos? ¿Qué medidas pudiera tomar?
I.L.: El mundo se compone de buenos y malos. Estoy convencido de que el número de los buenos es mucho mayor que el de los malos. Dicho esto, creo que con un buen conocimiento de las situaciones, gracias a unos medios de comunicación justos y responsables, el mundo reaccionaría de una manera positiva a las tragedias, lo que causaría la toma de decisiones correctas y obligadas por los que gobiernan el planeta. Así que creo que la mayor responsabilidad es de los que gobiernan la información. Mi esperanza y convicción es que las nuevas tecnologías puedan ayudar a cambiar muchos aspectos de esta realidad de los seres humanos y del mundo. Cuando la opinión pública está bien informada, actúa y reacciona en consecuencia, influyendo en las decisiones de los que gobiernan. Teniendo delante de ellos a personas bien informadas, los políticos serían más cuidadosos en sus acciones, conscientes del hecho de que ya nadie cree en sus mentiras, en sus falsas promesas que se escuchan cada vez que se reúnen en cumbres internacionales, prometiendo borrar las famosas deudas, etc. Con la opinión pública más consciente se efectuarían verdaderas acciones para resolver los problemas.
Cerrando la entrevista, os dejo el enlace al sitio web personal de Issiya Longo: www.issiyalongo.com
y el enlace a su Canal YouTube: http://www.youtube.com/user/LovaYva
http://es.globedia.com/verdades-conflicto-congoleno-explicadas-narrador-issiya-longo?utm_source=Facebook&utm_medium=link&utm_campaign=Compartir+Noticia

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