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miércoles, 22 de mayo de 2013

Una ley de custodia compartida…YA

Miércoles, 22 de Febrero, 2013
Enlace con entrevista audivisual a Gallardón:
- Gallardón equiparará por ley la custodia compartida y monoparental
Siempre me he preguntado por qué la lucha del padre en los casos de divorcio ha estado tan huérfana de apoyo social y político. Semana tras semana, frente a la fachada principal de Les Corts Valencianes, un grupo de varones con camisetas amarillas con letras verdes pedía a gritos la custodia compartida. Cada mañana, fieles a su cita. Con la mirada lejana de los diputados, que supongo que pensarían que ya estaban allí los de siempre.
Hace casi un año, en junio de 2012, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se comprometió en el Congreso de los Diputados a poner en marcha una ley de custodia compartida en el plazo máximo de seis meses. Una promesa que a día de hoy, y como suele ser norma habitual en la política, ha incumplido. A principios de esta semana se ha conocido que la Cámara Baja ha dado trámite a una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para aprobar una ley en la que padres y madres tengan los mismos derechos y obligaciones (no olviden que esto también es importante) sobre sus vástagos en caso de ruptura del matrimonio. La ciudadanía ha coloreado la cara al ministro Gallardón que raudo y veloz ha asegurado que “su” ley nacional estará lista en breve. La ILP tiene seis meses para recoger las 500.000 firmas necesarias. Apuesto a que las conseguirán.
La mujer, históricamente, ha sido la beneficiada (si se me permite este término en algo tan complicado como el divorcio) en los casos del fin de la convivencia entre la pareja. Por decreto se ha quedado con la casa, los bienes, las sábanas, las llaves, el papel higiénico y lo que hiciera falta en pos del bienestar de sus hijos que, obviamente, quedaban bajo la potestad materna. Todo ello por defecto. Y si no, por el ordeno y mando de un juez.
El padre, en la mayoría de los casos, tenía que pagar la hipoteca de la casa familiar, buscarse un piso de alquiler si es que podía, pasar pensión alimenticia para sus hijos, pagar la mitad de la contribución, de la escolarización y de las extraexcolares… y de propina, no levantar la voz más allá de los decibelios permitidos no fuera a ser que volviera a ver a sus hijos cuando estos fueran mayores de edad. El alto precio abonado tenía como contrapartida un fin de semana de cada dos y la mitad de las vacaciones.

Así lo marco la Ley del Divorcio de 1981 y así ha permanecido por los siglos de los siglos hasta que las comunidades autónomas han regulado sus propias leyes de custodia compartida. Unas normas que han creado una España divida por el mapa de las separaciones. Aquí, en la Comunitat Valenciana, el nuevo Estatuto recuperó el derecho foral, lo que permitió aprobar una ley para que madres y padres fueran iguales respecto a sus hijos en los casos de divorcio y que el bienestar de los menores estuviera por encima de todas las cosas. Una ley que, caprichos del destino, unió a PP y Compromís mientras PSPV y EU defendieron la postura dominante de la mujer con la esperanza de que el Constitucional tumbara la norma. Entre los socialistas pesaban más las “miembras” de Bibiana Aído que todo lo que oliera a Andros.
Casi nunca he oído a una mujer defender los derechos del hombre en los casos de divorcio. No he visto manifestaciones callejeras multitudinarias de apoyo a los afectados, que sólo han encontrado el respaldo de familiares y amigos. A nadie, durante muchos años, le ha interesado el papel del varón.
Mis padres se separaron en 1981. Creo que fueron pioneros tras la aprobación de la ley del divorcio.
Quiero a mi madre con locura y admiro su lucha por sacar adelante a dos críos en tiempos difíciles. Me ha dado una educación y me ha cuidado por encima de todas las cosas.
Pero he de reconocer que me hubiera gustado aspirar a una custodia compartida. A poder elegir con quién quería pasar el turno de Navidad y el de Reyes. O las vacaciones de verano. Si en lugar de un fin semana de cada dos prefería uno de cada tres. O dos seguidos. Si los martes o los miércoles también existían para mi padre y la Nochebuena para mi madre.
Nadie me pidió opinión más allá del convenio regulador de un juez. Hoy, más de treinta años después, se mantiene en muchos lugares de España una de las grandes injusticias sociales con el hombre como parte perjudicada en la mayoría de los casos.
Hay veces que el “nosotras parimos, nosotras decidimos” se canta por exceso.
Yo firmaré por la custodia compartida.
http://blogs.lasprovincias.es/elfrancotirador/2013/05/21/una-ley-de-custodia-compartida-ya/

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