CUSTODIA PATERNA: The Pitty-Power (el poder de la pena)

viernes, 5 de septiembre de 2014

The Pitty-Power (el poder de la pena)

Viernes, 5 de Septiembre, 2014
Juan Mariano Pérez Abad

CAPÍTULO 1: Del Machismo al Hembrismo sin salir del Fascismo

Hace muchos, muchos años, en un país que ya está casi disuelto llamado la España Cañí, apareció Dª Democracia, trajo nobles metas que conseguir y ganó nuestros corazones junto con su amiga Dª Prosperidad. Como no tenía experiencia, se hizo estudiante para poder integrarnos en el equipo llamado “Occidente”. Enseguida aprendió a pintar bien el 10, aunque luego se conformaba con prepararse para un 7, pues así de seguro que, al menos, aprobaría. Pero a mitad de trimestre se puso malita, enfermó de penita, y no se pudo estudiar la Carta de los Derechos Humanos. Como no se sabía bien el examen, lo pintaba todo con letra de 10, pero sin sentido. Tenía un mágico lápiz donde metió el enorme poder que le daba aquella penita para manejar voluntades en contra del sentido común. Occidente de Europa debe estar demasiado ocupado para leer lo que Dª Democracia de España había pintado en su examen, así que le ha dado un “toma y cállate ya” con dinero, porque ella arma un montón de ruido de palmas, de voces flamencas y de telediario amañado, para acallar los llantos de los que sufrimos los resultados de aquel examen fatal. Yo soy de ese bando sufrido y, aunque mi voz sea pequeñita, la quiero sumar a los que se atreven a alzarla, para ver si la queja les llega ya de una vez. Mi grito es que el lápiz penoso ya tiene pintados un montón de temas de examen, pero por ser caballero español de los de “las damas primero”, empiezo por ellas y de cómo aquel lápiz feroz, en vez de “feminismo” ha escrito “hembrismo”.
En el cole estudiamos que el feminismo era la noble causa que consiguió para la mujer la igualdad ante la ley sin distingos de sexo. Otras nobles causas hubo que se ocuparon de lograr la igualdad de las razas y las religiones. Y aunque lo decía al final del tema de Historia: “…y en Occidente todos lo consiguieron, fueron felices y comieron perdices”, pero nuestra truncada estudiante hasta allí no llegó. Por eso empezó a escribir con su lápiz leyes torcidas para corregir el único trozo de Historia que conocía sin haberse enterado que más adelante decía ya no era necesario. Desde entonces el varón, cuando no tiene mucha suerte o amigos en el juzgado, sale siempre perjudicado ante la mujer en el divorcio o el tema que sea. Ya hacía mucho tiempo que se habían extinguido las discriminaciones por sexo ante la sociedad, tanto para el hombre, que ya no tiene que irse a la guerra y ni tan siquiera a “la mili”, como para la mujer, que no tiene ya ninguna limitación social ni legal frente al hombre. Cuando estábamos ya tan felices, llegó el lápiz penoso para señalar el camino hacia el otro lado de la injusticia, pidiendo revancha a una Historia que no conocía. Pintaba su pena morada en el ojo de una guapa modelo que anuncia: “¡¡¡DENUNCIA!!!”. Pintando la pena, pidiendo y pidiendo, escribía: ¡dame dinero! ¡dame más, que más quiero!