Los jueces son quienes deciden el futuro de la vida de nuestros hijos, en una gran parte. De sus decisiones dependerá en gran medida que los menores (nos centramos en ese aspecto) puedan continuar bajo el amparo y las atenciones de su también su figura paterna, pues desplazar al padre a la posición de visitante conlleva una serie de consecuencias de las cuales seguro que la mayoría ni saben ni quieren oír hablar.
Ellos tienen la capacidad para condenar y multar los actos de los demás, y como vemos aquí el desprecio a un juez tiene un precio. Pero cuando eliminan a un padre como figura parental en la vida de sus hijos no son o no quieres ser conscientes que no solo apartan al menor de contacto con su padre, sino que están provocando a su vez que esos menores aprendan que su padre no dispone de la capacidad para limitar sus actos, y este hecho en la adolescencia conlleva graves consecuencias para los menores. Pues tanto el padre como la madre intentarán que la conducta de sus hijos vaya por los mejores caminos, pero en estos casos, con la colaboración de la justicia, los menores con después manifestar que no quieren ir con su padre tienen más que satisfecho su deseo, pues además en la mayor parte de casos cuentan con una madre que ampara su decisión, pues con el conflicto que suele mantener con el padre de los menores, ve satisfecho en muchos caso su ansía de venganza. La justicia está para intentar, al menos, evitar más conflicto, no para potenciarlo.
Los jueces se permiten comportarse como dioses, y eliminar la figura de autoridad de una padre de la vida de sus hijos. Algo injusto y despreciable, que sin duda, si existe castigo por nuestros actos habrán en algún momento de sus vidas de pagar.
Fuente:
Oscar Soria
https://www.youtube.com/watch?v=i8BZ-pf_Wvk
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