Información sobre un partido político nuevo, que lleva ya unos meses, y que aboga por la igualdad real, como su propio nombre indica. Una igualdad que viene a diferenciarse de la igualdad con apellido de género, esa que bajo la igualdad pretende frenar el avance de la custodia compartida y perpetuar el maltrato de miles de menores que tras la separación o divorcio se convierten en hijos huérfanos de padre vivo. Dentro de esta igualdad también se muestran en contra la ley de violencia de género y del resto de leyes de género que causan discriminación contra los varones o los menores, pues cuando se dispone una ventaja exclusiva para menores que son víctimas de violencia de género, están al mismo tiempo discriminando al resto de menores que por ejemplo son víctimas de la violencia de la madre.
Igualdad Real es un partido político cuyo eje central gira en torno al concepto de igualdad entre las personas. En el proceso de reflexión llevado a cabo acerca de cómo alcanzar una sociedad verdaderamente igualitaria, sin diferencias entre sexos, razas o religiones, hemos ido pelando las capas de la cebolla de las actuales reivindicaciones políticas sobre la igualdad hasta llegar a lo más simple: La Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948, cuando todavía estaban recientes las secuelas de los horrores de las dos grandes guerras mundiales.Fuente:
Resulta anacrónico que en pleno siglo XXI, en un país que se dice democrático, y en el seno de la propia Unión Europea, deba surgir un partido que nos recuerde que debemos recuperar lo básico: los derechos humanos fundamentales. Hoy por hoy, bajo una bandera falsa que lleva el nombre de igualdad, en España se están llevando a cabo duras políticas discriminatorias contra el hombre y contra las relaciones familiares. Bajo el nombre de la igualdad se ha conseguido dividir a la sociedad en dos categorías cada vez más enfrentadas: hombres y mujeres. Somos conscientes de las reivindicaciones históricas del feminismo, y sabemos que existen diferentes corrientes dentro de este movimiento, pero a día de hoy, se están utilizando las posturas más radicales del feminismo para ahondar en la brecha de la desigualdad: hemos llegado a una desigualdad legislativa y de derechos que ha sido promovida por los lobbys feministas radicales que ocupan los resortes del poder en España -ellas mismas se autodenominan como Lobby, y se encuentran asociadas en el CELEM, Lobby Europeo de Mujeres- el actual concepto de "igualdad" oficial desigualdad se apoya firmemente en una ley discriminatoria como es la LIVG , la Ley Integral de Violencia de Género. Esta ley vulneradora de derechos fundamentales debería haber sido excepcional y limitada en el tiempo pero lleva en vigor desde 2004. En trece años la LIVG no ha conseguido disminuir lo más mínimo los asesinatos de mujeres a manos de su pareja o ex-pareja; es una ley que además ha ocasionado enormes secuelas en nuestra sociedad, especialmente en cuanto a la destrucción de la familia y del amor. Se trata del desmantelamiento de nuestra fibra más íntima y humana: la desintegración por decreto de todo lo afectivo. Una sociedad desmembrada queda privada de su capacidad de reacción social ante todo tipo de abusos autoritarios y eso es lo que parecen perseguir estas políticas. Los hombres han padecido duramente los efectos de esta ley; pero también los niños, que se han visto privados de sus padres; los abuelos y abuelas, que han perdido el contacto con sus nietos y que han visto a sus propios hijos perseguidos por el estado sin garantías jurídicas por el solo hecho de querer ejercer la paternidad y mantener el contacto con sus niños después de una separación. La LIVG también la han sufrido las mujeres; aquellas mujeres que son madres de un hombre denunciado; aquellas que son nuevas parejas de ese hombre y comprueban día a día los efectos de esa persecución estatal; la padecen también las mujeres maltratadas, para las que ya no quedan recursos económicos después de la política de barra libre en las subvenciones para cualquier mujer que denuncie, estas mismas mujeres maltratadas pagarán las terribles consecuencias de este sistema, cuando un buen día se animen a denunciar – con lo difícil, por no decir casi imposible, que les resulta dar ese paso- y se arriesguen a no ser escuchadas por algunos jueces, hartos de tanto fraude en el sistema. En definitiva, la LIVG es el mayor factor de desigualdad y destrucción social que hoy en día azota a nuestra sociedad, y es por eso que requiere especial atención entre nuestras reivindicaciones políticas.
Pero nuestro abanico de propuestas de acción queda abierto a todos los asuntos que requieran de intervención política para alcanzar un mayor bienestar de la sociedad: lucha contra la corrupción, sanidad, justicia, empleo, política energética, política hipotecaria, mantenimiento de las pensiones, derecho a la vivienda, etc.
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